miércoles, 30 de septiembre de 2009

Etapas de montaña


109 Gon, me han dicho que comienzas este domingo tu campaña de montañero, así es Alba, en el tablón de anuncios de esta santa casa he colocado una hoja informativa de los Amigos de Driades donde vienen todas las salidas, ¡ah! Le echaré un vistazo, por si me animo, ¿cómo llevas la parte que te toca del nuevo proyecto?, ¿del IFA?, eso es Alba ¿de qué va a ser? si es lo que nos tiene veinticuatro horas al día trabajando, por mi parte progresa adecuadamente, pues por la mía estoy que no sé por donde coger para sacar más provecho de tiempo, le echaremos paciencia compañero, lo intentaré Alba,por cierto he quedado impresionado con la página de Azpeitia; además de la música, las fotos y los textos poéticos, le ha añadido su propia voz recitando ¡qué pasada!, es que hay gente que vive para esto, así no me extraña que tenga esa auténtica legión de seguidores, no te preocupes Gon que eso no es más que cuestión de tiempo, ya verás como nosotros…¡vale, vale Alba!, no me vayas a decir lo que no quiero oír, que bastante tengo ya con la presión del jefe, como quieras, ¿hablamos de Ulises?, ¡Uiii! Peor me lo pones, no veas que comedura de coco, el lenguaje Gon, el lenguaje, ¡ah, perdona!, te lo digo bajito para que no nos oiga nadie: “estoy hasta los mismísimos…”, ¡de acuerdo Gon!, será mejor que lo dejemos, que esto está subiendo de tono.


lunes, 28 de septiembre de 2009

Gon está contento


108 Gon me alegra verte con cara resplandeciente, a pesar de ser lunes, claro Alba, pero es que cuando llegan a tu casa unos cuantos amigos para hablarte de tu trabajo y puedes contrastar lo que haces, te sube la moral unos cuantos enteros, ¿y que amigos son esos?, ya sabes: Fernando, Cristina, Izaskum, Gabriel, este último no lo conozco, es que Gabriel de la Riva, que es un excelente acuarelista, vive en otra calle, con los bubles y como ya hace tiempo que no vas por allí, hasta se te olvida la gente, tampoco es para que me lo digas así, ¡que le vamos a hacer si con este inmueble ya voy sobrado!, está bien, está bien Alba, te lo digo para que no se te olvide la buena gente, ante que nos liemos más, Gon, déjame que te cuente la aparición de un libro que espero tengamos pronto en nuestra manos, porque me parece fundamental: “Los mecanismos de la ficción” de James Wood y que edita Gredos, y se lo has dicho ya al jefe, aún no pero como anda medio embobado con el asunto de la nieta, creo que está en buena sintonía para que nos lo consiga, lo mismo que Izaskun, ¿qué dices Gon?, que digo , que lo mismo que Izaskun, que no se le pasa una ocasión para recordarnos a la criatura, ¡ya! ¿y sobre la tertulia, que te pareció el reencuentro?, pues que estamos los de siempre, con perspectivas de ampliación y que más o menos vamos a seguir por la misma línea, coincido contigo Gon , así que antes que surja algo en lo que discrepemos, vamos a dejarlo aquí, lo dicho me alegra verte con esa cara.

viernes, 25 de septiembre de 2009

La Carta(1)


107 Gon me ha dejado un nuevo relato encima de la mesa, que no me ha dado tiempo de leer, porque apenas he tenido tiempo de abrir el sobre - ultimamente anda algo decaido -, así que abramoslo...


LA CARTA

Llegó el 7 de Marzo y como toda correspondencia oficial le metió el miedo en el cuerpo, pensando que se trataba de algún asunto indeseable. Pero no fue así, aquella carta que el funcionario depositó en el buzón decía literalmente: “ A través del presente escrito cúmpleme informarle que se ha interesado telefónicamente por Vd. Dª Tere Navarro Sánchez, de Pego (Alicante) cuyo teléfono es el 388439.

Lo que le comunico a los efectos de que si lo estima oportuno nos de autorización para darle su domicilio a este señora”.

Firmaba la misma el Jefe del Negociado de Estadística del Ayuntamiento de Sevilla.

A Juan ni le decía nada el nombre de la tal Tere, ni había estado en su vida en Pego, ni aquel número de teléfono le era familiar en absoluto. Le tranquilizó mucho saber que no se trataba de ninguna multa, embargo, impago de impuestos o cualquier otra trampa desconocida que le reclamase el Ayuntamiento. Así que de entrada arrinconó la carta y continuó el diario ir y venir a la Academia donde impartía sus clases. Pero algo había en esa historia que no encajaba; demasiada formalidad para tratarse de un simple domicilio, con la gran cantidad de propaganda que recogía a diario del buzón con su nombre y dos apellidos bien claritos, como si el remitente de turno fuese un conocido de toda la vida. Regalos de todo tipo, viajes gratis y vacaciones pagadas, de todo llegaba a la dirección que más bien parecía la de un personaje popular que le llueven las ofertas que la de un simple currante, que se tiene que levantar todos los días a las siete de la mañana para ganarse el pan. Así que esa formalidad no encajaba, algo no iba bien y como él era persona de amplios recursos y poco aguante cuando algo le corroe, llamó al Negociado de Estadística para interesarse por ese extraño envío y para aclarar si se trataba de una equivocación. Allí le confirmaron que todo era correcto y que no había dudas, ya que coincidía hasta su número de carné. Como todo le sonaba a chino, denegó la autorización. Todo esto ya le llevó unos cuantos días dándole vueltas a los datos de la carta, a ver donde podía encontrar una pista que le orientase sobre su protagonismo. Por supuesto el nombre de Tere no le decía absolutamente nada, ni esos apellidos tampoco. Repasó el listado de alumnas que había tenido – guardar papeles era su obsesión – porque el de amantes no hacía falta repasarlo, le escaseaban tanto que se sabía muy bien los datos concernientes a cada una de ellas. El pueblo le decía tan poco como nada, una vez estuvo en Alicante, pero en Pego no tenía conciencia de haber estado, y mucho menos haber trabado amistad con nadie, así que no le quedaba otro camino que llamar al número de teléfono que se le indicaba en la carta. Nada tenía que perder por hacerlo, y por el contrario sí que podía ganar aclarando aquella situación que le distraía de su trabajo; pero fue otro intento banal, porque en ese número nadie respondía fuese cual fuese la hora en la que realizaba la llamada. Se interesó a través de la Compañía Telefónica por averiguar a quien correspondía ese número de teléfono, pero no se lo pusieron nada fácil y después de varios intentos terminó por aburrirse y desistir.




.../...Continua.en La Carta (2)


miércoles, 23 de septiembre de 2009

Nueva publicación


106 Hoy estoy contento Gon, he terminado de leer otro poemario de Neruda y me he enterado que Vaz de Soto ha vuelto a publicar, lo de Vaz de Soto lo entiendo porque ya sé que la tierra tira mucho, pero si aún te queda un mundo con el poeta ¿a qué viene tanta alegría?, porque “Estravagario” ha venido a confirmarme la grandeza del chileno, que le canta con toda naturalidad a todo lo que tenemos a nuestro alrededor, tanto material como espiritual , ¡no me digas!, te digo y además –cosa curiosa- hoy que celebramos la entrada de una nueva estación, resulta que me encontré para finalizar el libro con el poema “Testamento de otoño”, así que el compatriota de nuestra amiga Lilia, también ha colaborado a que nos sintamos algo más dichosos por estas fechas, ¿y qué me dices de la obra de tu paisano Alba?, aún no leí nada de “Sevilla, estación Terminus”, pero la temática promete, así que no tardaré mucho en darte noticias, si es que conseguimos sacar algún momento libre de la tremenda tarea que nos tienen encomendada, eso no me lo recuerdes Gon, que no sé como apañármelas para no perder el hilo de la lectura, pero es que el Ulises, es mucho Ulises, y esta tarde primer día de tertulia de la nueva temporada ¿estás preparado Gon?, yo siempre estoy preparado, ya veremos mañana qué te cuento, por cierto Alba, tenemos a nuestro amigo trompetista, Miguel Angel Maya por la ciudad de los rascacielos, ¡Ay!, eso si que me da envidia Gon, ¡qué me gustaría conocer esa ciudad!, tú siempre igual, con la maleta detrás de la puerta, pero la cojo poco Gon, la cojo poco.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Ánsias de caminar


105 Estuve en la playa, Gon y me acordé de ti, ¿por qué?, porque ya no quedaba nada de los vestigios del verano, ni las sombrillas, ni los chiringuitos, ni la voz del megáfono diciéndonos que cuidemos la playa, ni las escaleras para subir al puesto de socorro, ¿y que tiene todo eso que ver conmigo Alba?, ¿no es así como a ti te gusta?, ¡claro! Me gusta de la forma más natural posible, con el agua y la arena y mucho espacio para caminar, ¡Ah! pues eso también lo hice, ¿y que tal?, pues que ya han bajado las temperaturas y da un gustazo tremendo pasear por la orilla de la mar, y también por la sierra Alba, eso ya te lo dejo a ti que eres más de monte y ya mismo te perderás un domingo tras otro, cosa que estoy deseando porque eso de charlar con los amigos comiéndose un bocata debajo de una encina, no tiene precio, ya sé que lo disfrutas Gon, por eso te animo a que sigas con tus aficiones, por cierto me ha dicho el jefe que te eche un cable con el Ulises que lo tienes algo atragantado, no creas Alba, aún no lo he comenzado, lo que ocurre es que el preámbulo es tan largo que todavía no he entrado en materia, pero…si el jefe dice que lo trabajemos entre los dos, mejor que mejor, así le sacaremos más jugo, en lo que llevo leído –como preámbulo repito – me está dando muy buenas sensaciones, cuando me meta a fondo ya veremos si no me atraganto, como tú dices, le daremos caña Gon, ya lo verás y ya para ir terminando la charleta, que me estoy quedando sin café, habrá que decirle a Delfos que siga en su empeño de ponerse al día con sus lecturas, que nos hace falta crítica, y a Izaskun, una vez más, agradecerle sus palabras, ¡y ya está ¡, así es Gon, ya está que al final nos van a coger en renuncio

viernes, 18 de septiembre de 2009

Fue tu mirada verdeoliva




104 Como estamos ante un refrescante fin de semana, amigo Gon, vamos a colgar hoy un poema para que las almas sensibles lo disfruten, me parece bien Alba, en especial Marisa, que de esto entiende bastante, está bien Gon: ¡va por ti Marisa!.







Fue tu mirada verdeoliva
imán que subyugó multitudes,
que doblegó mi férreo torso.
Luciérnagas de noche sin estrellas,
de saco de dormir pegado al suelo.
A través de ellos llegué
a adentrarme
en los secretos de la colmena,
de una rosca sin fin.
Ante ellos me siento
tan de este mundo
que quiero beber a sorbo lento,
creer en el día de la ardilla
y leer en el iris tu
diario de a bordo.
Entre lámparas siempre ocultas
encontré el neón de tus ojos,
lo tengo frente a mí, se disipa,
brilla con toda intensidad.
Lo veo
vagando por entre muros de vergüenza.
Verdeoliva
como la tarde que dibuja en el horizonte
la figura de una dama
saltando entre algodones,
mano abierta, tull de seda,
extiendo la mía,
alargo al límite la tercera falange
y vuelvo a tus ojos.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Comienza el Curso


103 ¿Gon, tú conoces la institución Noches del Baratillo?, por dentro no, pero sé de su existencia, como cualquier habitante que se precie de esta ciudad, ya veo que si, pues anda en negociaciones con el jefe para ver si acudimos a sus actos, ¿en que consisten?, básicamente en leer y escuchar poesía, ¡ah, entonces es cosa tuya Alba?, eso ya lo sabía, sólo quería constatar que tú tenias noticias de este tipo de actividades, ¿por qué lo dudas?, aunque tengo tendencias prosaicas, no hay duda que la poesía, como arte literario que es, no me resulta desconocida, ¿y que me cuentas de Ulises?, ¡Ulises!, eso si que son palabras mayores, no te quepa duda, estoy aún por el prólogo y ya es por si mismo un tratado de cómo enfrentarse a la lectura de la obra de Joyce, ¡tan difícil es!, ya te contaré Alba, de momento me he quedado muy tranquilo, porque entre otras muchas cosas, se nos advierte que si no se lee, uno no deja de ser más o menos intelectual, lo cual siempre es un alivio, pero miedo no le tengo ¡eh!, lo sé, lo sé Gon, estoy al tanto de lo valiente que eres para tus actos, aunque sean por encargo, como es el caso, pues ya puestos a ver si consigues que se reanuden nuestras queridas tertulias literarias que las estoy echando de menos, claro con tanto viaje y tanto veraneo luego se pierden las buenas costumbres, no exageres compañero, que por este Sur donde moramos, no hay manera de hacer nada entre julio y octubre, ¡ya! como escolares, así es fíjate hasta donde influye los condicionantes climáticos, creo que exageras Alba, siguen existiendo actividades culturales, lo que ocurre que adaptadas a los rigores veraniegos, pues entonces será cosa de la edad, seguro que es eso Alba, está bien tú ganas, vamos a dejarlo ahí y centrarnos en la tarea, al turrón Gon, al turrón…

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Cosas del lenguaje


102 Imagino Gon que estarás al tanto de la presencia de Izaskum en nuestra casa, ¡¡que ha venido!!, no, no te exaltes, que nos ha mandado su foto para que la colguemos en nuestro pasillo, ¡ah!, es que si después de pasar por aquí cerca y no verla, si ha habido una segunda oportunidad…, no te preocupes Gon, que todo llegará, de momento parece que le ha venido bien tu relato para sus paisanos de Las Palmas, y yo que me alegro Alba, al menos que nuestros esfuerzos sirvan para algo, por cierto ¿te has enterado de la posibilidad legal que tenemos de ponerle apellido al jefe?, me he enterado Gon, pero no me parece oportuno, hay que seguir cuidando el lenguaje, no se pueden perder las formas, pues yo en cuanto tenga oportunidad no me privaré de hacerlo, sin ir más lejos ya ves lo que pasó el domingo, no es para llamarle h. de p. por muy temprano que se levante, puede que tengas razón Gon, pero mi temor es por la degradación del lenguaje, por la generalización del uso de palabras malsonantes, a mí no me gusta hablar utilizando esos términos, ¿ni cuando te cabreas?, en momentos determinados y en un calentón, no descarto…¡ves!, pues de eso se trata, no privarse de la satisfacción de llamarle h. de p. en su cara, aunque su madre sea una santa, ¿y mañana cuando se te haya pasado el cabreo?, me quedaré tan tranquilo porque he hecho lo que me pedía el cuerpo, yo no tengo esa capacidad, sería un mal trago volver a mirarle a la cara, `por cierto Alba, me ha gustado mucho ese poema que has colgado en Bublelandia, ya sabes Gon que cuando el amor anda por medio, la belleza está más cerca de fluir, bueno tampoco es para que te pongas ahora en plan romántico, mira que eres h….¡¡Eeeeh cuidado con lo que dices!! Reserva tus expresiones para cuando esté por medio el jefe, ¡la madre que…!, anda vamos al tajo que ya me estás sacando de quicio…

domingo, 13 de septiembre de 2009

La Virgen de las Nieves (y 4)


101 Gon, por favor cuelga ya el desenlace del relato, que nos tienes a todos en ascuas, sobre todo a Aires de crisol e Izaskum, que están que se comen la uñas, ¿malo yo?, malo el que no quiero nombrar, que nos está haciendo trabajar en domingo para recuperar el día de fiesta de la empresa por lo de los cien post, ¡calla, calla!, de eso ya hablaremos en otro momento, ahora termina la tarea...


LA VIRGEN DE LAS NIEVES (y 4)

.../...Viene de La Virgen de las Nieves (3)

La luz blanquecina del fondo de la cueva parecía desplazarse en medio de la oscuridad, y la voz angelical también pareció cambiar de tono, ahora se escuchaba como más recia, más varonil. El haz de luz se dividió y todos los allí presentes se dieron cuenta de que se iba aproximando hacia ellos . “¿Nieves?” – dijo El Jefe -. Hubo una respuesta que no se sabía bien que decía, a la que siguió otra hasta que se pudo percibir un claro “¿Hay alguien ahí?” Las luciérnagas se convirtieron en focos y en un momento los cinco amigos se vieron envueltos en unas cálidas mantas y en unas cuantas personas de uniforme que les preguntaban una y otra vez si se encontraban bien, si estaban todos conscientes, si había algún herido, si podían caminar. La cueva se convirtió en un disparatado ajetreo que en nada se parecía a la paz reinante unos minutos antes; hasta conseguir organizar la comitiva, el comandante tuvo que emplearse a fondo, pero al final lo consiguió y una vez comprobado que todo el mundo podía andar, dio la orden de partida y comenzó el desfile. A los cinco amigos los dejaron en el centro de la comitiva y una vez llegaron a los vehículos todo terreno que los transportarían hasta el pueblo, y antes de subir, miraron a la sierra, se cruzaron una mirada cómplice y fue Justo – la voz más potente de todas – quien se despojó de la manta, alzó los brazos al cielo y gritó con todas sus fuerzas: “¡Gracias, Virgen de las Nieves!” Unos finos copos habían comenzado a caer y las primeras luces del alba se habrían paso como podían aquel lunes tan especial para todos ellos.



jueves, 10 de septiembre de 2009

Noventa y ocho, noventa y nueve y...¡CIEN!


100 ¡Querido Jefe, cuanto honor tenerle entre nosotros!, ¿a qué se debe? déjate de cachondeo Alba, que a pesar de las apariencias aquí no terminamos de verle la punta al negocio, perdone que le interrumpa D. José, pero conseguir esa cifra tan redonda no está al alcance de cualquiera ¿eh?, apariencias Gon, apariencias, tenemos lo que tenemos, pero los correos y las llamadas se pueden contar con los dedos...D. José nosotros hacemos cuanto está en nuestra mano, ¡claro que sí Gon! Y además no hay día que descuidemos la tarea, usted pregunte por ahí y ya verá, aquí tanto Gon como yo es que no paramos, no se trata de eso Alba, ya sé que os partís el alma en el empeño, pero es tanta la competencia, que hay que ser mucho más persuasivos con los mensajes para conseguir captar clientela, y tiempo D. José, no olvide usted el tiempo que se necesita para todo en esta vida y más para una tarea de este calibre, así es Gon, lo sé porque yo eché los dientes delante de un folio en blanco, ¿y qué quiere usted decir con eso, que Gon y yo no tenemos capacidad?, ¡que va, que va!, lo digo por lo del tiempo, ¡ah ya, las canas, los nietos y esas cosas!, ¿pero que tiene que ver Nerea? ¡Gon! Haz el favor de hablarme claro, que me estás poniendo nervioso, ¡bueno, bueno, querido jefe! ¿qué le parece, si nos acordamos de aquellos que en realidad están haciendo posible que el negocio siga adelante?, ¡ah, pues muy bien Alba!, pues mire usted, de cuando estuvimos Gon y yo por la calle Megustaescribir, se nos pegaron como lapas, Lilia y Delfos, y por ahí siguen, de la otra casa, de la que algún día hablaremos más despacito, de Bublelandia, ocurrió lo mismo con Aires e India, y luego el resto ¿verdad Gon?, se ha ido uniendo a nosotros por este nuevo proyecto: Marcela, Marisa, Inma, Fernando, Cristina, Cangrejo, José María, Azpeitia, José Ramón, Pablo y la incombustible Izaskum, que por cierto, Alba, aún no nos ha dejado una foto para nuestra reluciente galería, ¡de acuerdo, de acuerdo!, ya me estáis convenciendo, así que dejad los bártulos que nos vamos a tomar unas copas....


lunes, 7 de septiembre de 2009

La Virgen de las Nieves (3)

99 Agradezco, en nombre de todos, a Marcela, Marisa y Guerrera la visita realizada a esta casa y prometemos atenderlas como es debido en su momento, pero ahora debemos irnos a los dominios de Gon, que está ultimando la tercera entrega de la Virgen de las Nieves, así que Gon....tu turno.



LA VIRGEN DE LAS NIEVES (3)
,,,/...Viene de La Virgen de las Nieves (2)

— ¡Perdona que te corte Joaquín! Puedes tutearme ¿eh?
—¡Vale, vale!... has dicho que te depositaron aquí en el monte, pero ¿quién te depositó?
— ¡Ya me gustaría a mi saberlo! Cuando estoy sola no veas tú la de vueltas que le doy yo al asunto, pero con el pastor no las tenía todas conmigo porque cada vez que intentaba sonsacarle algo – el pobre mío, murió ya -, le entraba una llantera que no había forma y aquí la gente no te informa de nada. Todo el que viene, no llega más que a pedir y a dejar desperdicios por aquí, así que con el paso del tiempo me acostumbré y me centré en lo mío: a rescatar senderistas. Bueno, y ahora dejad que pregunte yo, que para una vez que tengo la oportunidad de tener la cueva llena...
— ¡Pregunta, pregunta!..Exclamó gozoso El Jefe.
—A ver, Angustias ¿Tú porqué tienes nombre de virgen? ¡No serás...!
— ¡Que va, que va! Una tiene ya tiros daos por todas partes. Como te decía antes, es cosa de familia.
—Menos mal, eso ya me tranquiliza porque por aquí no quiero competencia, sabes, con la escasez que hay de clientes que encima te vengan a disputar el sitio.
—Pues yo si soy virgen, y a mucha honra, ahora bien no quiero disputar nada, con salvar el pellejo esta noche ya me conformo...-dijo Mercedes.
—Eso dalo por hecho que para eso estoy yo aquí.
—A ver si yo me aclaro: me estáis formando un lío entre las tres con eso de las vírgenes que ya no sé si este asunto va de milagros o estamos ante una noche de orgía...-intervino Justo.
— ¡Eeeeh! No te pases, ni metas más gente en la cueva que ya tengo hecho el cupo. Aquí la única virgen en el sentido estricto de la palabra soy yo, que no soy ni de carne ni de hueso, tus dos amigas estaban hablando en otros términos, pero vamos a dejar el tema que me voy a llevar alguna reprimenda y me van a rebajar el cupo de senderistas extraviados y la vamos a liar.
— ¡Ea! Pues cambiemos de conversación. Nieves ¿de verdad que haces milagros?...-cortó Joaquín.
—No lo tengo muy claro, porque a veces me dan ganas de empujar al precipicio a más de uno, después de haberlo tenido aquí toda una santa noche, pero vosotros tranquilos que me habéis caído bien y haré mi trabajo como el jefe manda.
— ¿Quién yo?
—Tu no, espabilado. El que está ahí arriba ¿o es que os creéis que aquí no hay control? Poco vigiladas que estamos, no puede una moverse de su puesto ni para ir al servicio, menos mal que de vez en cuando aparecen por aquí las marujas de turno y me dan un cambio de ropaje, que si no. ¿Por cierto he oído decir que ha habido cambios en Roma? ¿Son ciertos los rumores?
—Pues si que andas atrasada, pues claro, murió el Papa polaco y eligieron a un alemán...le contestó Justo.
— ¡Ratzinger!
—Si
—Lo suponía. A ver como nos va porque con Juan Pablo lo hemos tenido fácil y por lo menos no se ha metido en nuestro trabajo. Ha viajado mucho y ha estado en muchas partes, pero afortunadamente no se ha pronunciado sobre nuestro papel y eso siempre es bueno para la clase trabajadora. Las vírgenes como yo, lo que queremos es tranquilidad, aire puro, visitas de cortesía y que no falten los senderistas como vosotros para seguir año tras año aquí en lo alto de la sierra. La parafernalia de la ciudad o de los pueblos con esas multitudes y ese desfile interminable de besos y abrazos, no está echa para mi. Yo aquí en la sierra, dominando la situación y consintiendo que tan sólo de vez en cuando me acicalen un poco.
—Ya me gustaría a mi una jubilación así...-soltó Joaquín.
—Pues hijo, haz méritos ¿quién sabe?
—En todo caso, eso me tocaría a mi que para eso soy mujer y...-cortó Mercedes.
—No volvamos otra vez a las andadas. Cambiemos de tercio. Se me ocurre preguntar si alguno de los presentes es creyente...-medió El Jefe.
— ¡Yo si!..-respondió exaltada Angustias.
— ¡Yo también!..-le siguió Joaquín.
— ¡Y yo!..-también Justo.
—Yo a misa no voy, pero creo en Dios...-comentó más sincera Mercedes.
— ¿Y tú Jefe?..-pregunto La Virgen.
—Hombre, yo sé que algo debe haber porque a veces ocurren cosas que no se pueden explicar como no sea por la intervención de un Ser Supremo.
— ¡Ya! Que bien habéis quedado todos. A mí que me vais a contar, con la de años que tengo yo y la de cosas que he visto.
—Nieves, yo te juro...-se puso temeroso Justo.
—Tú más vale que te calles, que te estás jugando el pellejo.
—Es que una cosa es creer en Dios y otra seguir sus mandamientos...-dijo sensatamente Joaquín.
—Y otra creer en los curas...-añadió El Jefe.
—Esto ya va tomando otro cariz. Ahora si me vais pareciendo más leales con vosotros mismos. De verdad que me gustaría profundizar, pero estoy sintiendo una indisposición y me voy a tener que ausentar.
— ¡Nos vas a dejas solos!...-exclamó sobresaltada Angustias


viernes, 4 de septiembre de 2009

Sobre lecturas pendientes

98 ¿Tú habías leído algo de Camus? ¿Por qué lo dices Alba?, porque acabo de terminar “El extranjero” y no me aclaro porqué lleva ese título la novela, será cosa de la traducción, no lo creo porque entre “L’Ëtranger” y “El extranjero” no puede haber muchas dudas, ¿pero de qué va?, pues de alguien que en Argel, luego de la segunda guerra mundial comete un crimen y acaba en el patíbulo, parece interesante, y lo es Gon, porque además es uno de esos libros que aparece en las listas de lecturas recomendadas, lo que pasa es que no me ha llegado al fondo de mi alma, o no has captado su contenido, puede ser porque la contraportada habla de valores morales, frustración, desesperanza, que en parte se entiende porque después de haber sobrevivido a una guerra de esas características ¿qué puede suponer verte envuelto en un crimen?, no lo sé Gon, no lo sé, también he llegado a pensar que lo del título va porque en la segunda parte del libro, parece como si el protagonista fuese un extranjero de su propio pensamiento, porque entre abogados y jueces lo van llevando por caminos que ni siquiera él se había planteado, a que voy a tener que leerme el libro, pues hazlo que es de pequeño formato y se lleva bien la lectura, ¡si, pero por lo que dices, es mucho más que eso!, además Alba, estoy con los cuentos completos de Onetti, ¡Onetti!, pues entonces lee “El extranjero”, que te servirá de relax., ¿qué tienes en contra de este autor?, ¡Nada, nada!, mejor será que lo dejemos para otro día, que ahí si que hay tela que cortar, como quieras Alba, lo dicho…a otra cosa Gon, a otra cosa.


martes, 1 de septiembre de 2009

La Virgen de las Nieves (2)

97 Gon, dejemos los preámbulos y cuelga esa segunda parte, que estamos impacientes por saber que ocurre con esos senderistas, tranquilidad Alba, que ni yo mismo sabía nada ¡eh!, me acabo de enterar…



LA VIRGEN DE LAS NIEVES (2)
.../...Viene de La Virgen de las Nieves (1)
La línea, marcas azules en el suelo, se veían ahora mejor que nunca, parecía que brillaban más conforme la noche iba extendiendo su manto. Se miraron unos a otros, se repartieron algunos frutos secos, formaron la cadena de los palos y con El Jefe a la cabeza retornaron la marcha. Sin dejar de estar presente la niebla fue dejando paso a las sombras, y como las manchas azules continuaban guiando el camino, no pararon de andar hasta encontrarse en una especie de cueva escarbada en la pared. Allí se arrinconaron todo lo que pudieron para darse calor unos a otros, dispuestos a pasar la noche, porque allí les habían traído las marcas y porque nadie se atrevía a continuar en aquellas condiciones. Comieron algo, bebieron y no paraban de charlar temiendo que al dormirse alguno de ellos, fuese el fin, porque el frío era difícil de combatir. Mantenían una calma relativa, cuando de forma suave se fue iluminando una pequeña mancha en la pared de enfrente, que a Justo le pareció la alucinación previa a la perdida de conciencia, pero al poco tiempo Angustias no pudo más y dijo entrecortada: “¿Estáis viendo lo mismo que yo?””Yo veo una figura, dijo Joaquín” “Yo creo que se mueve”, dijo El Jefe. Mercedes no acertó a decir nada, y mucho menos cuando la figura fue tomando forma, y en medio de la oscuridad reinante podía verse con todo lujo de detalles la cara de lo que parecía una virgen tocada con un mantón y del tamaño de una persona de mediana estatura. Allí se hizo el silencio. Los cinco quedaron petrificados al tiempo que la figura se humanizaba. “Bienvenidos”, pareció decir. Nadie contestó. “¡Bienvenidos!”, repitió en un tono más alto. Mercedes miró a Justo, Joaquín a Angustias y El Jefe que era el que más cerca estaba de la figura y el de mayor edad de los cinco, le tocó romper el hielo: “Hola”, dijo por decir algo. “Ya veo que habéis decidido hacerme compañía esta noche, sed bienvenidos”. “¡Hola! ¿Quién eres tú?”, preguntó Joaquín. “La Virgen de las Nieves, protectora de los desamparados, luz y guía de los senderistas”.
— ¿De los senderistas?-preguntó Mercedes.
— ¡Si de los senderistas! ¿De qué te extrañas?-respondió La Virgen-. Alguien tiene que cuidar de las cabezas locas como vosotros. A vuestra edad y andar perdidos por el monte ¡Qué vergüenza!
—Por mi madre de mi alma, llevarme a un bar que esto tiene que ser muy grave. ¿De verdad estoy ante una virgen?-expresó tembloroso Joaquín.
—Así es Joaquín-contestó La Virgen-. No debes preocuparte que mientras estéis en mi morada estaréis a salvo, relajaos y contadme algo de vosotros que así haremos la noche más corta.
—Aunque sea nada más que por preguntar, ¿cómo te llamas?-dijo muy sereno El Jefe.
—Ya lo he dicho, Nieves.
— ¡Anda como mi prima!-exclamó Angustias.
—Eso, tú encima anímala para que sea más familiar el encuentro-cortó Mercedes.
—No creas Mercedes, no tengo yo mucho mundo porque la cobertura aquí es escasa, fijaos que hasta que no habéis estado a unos trescientos metros de mi morada no tenía claro a quien me tocaba proteger esta noche.
— ¿Ah, pero esto no es diario?-preguntó Joaquín.
—No hombre, no todos los días se pierde la gente en el monte. Es cosa de los fines de semana, hay cada despistado por ahí que para que os voy a contar, se lanzan al monte como el que va al mercado de la esquina y si no estuviera una por aquí ibais a caer muchos, no creas.
—Hombre, eso siempre es un alivio-intervino Justo.
— ¡Tu calla pecador! Que ya sé que no pisas una iglesia ni por casualidad, así que no sé ni como tengo valor para protegerte, porque una es buena, que si no.
—Está bien Nieves, no te enfades. Perdona que te tutee, pera ya que vamos a echar unas horillas más vale que estemos en buena armonía. ¿Y cuando estás sola no te aburres aquí en la cueva?-Intervino El Jefe.
—No creas, no me faltan las visitas, vienen a traerme flores, a rezarme, a pedirme cosas inconfesables, a dejarme comida, amuletos y no sé cuantas cosas más. Tanto es así que de vez en cuando me tengo que arremangar y hacer limpieza porque lo dejan todo hecho un asco.
—Nieves ¿quién te puso el nombre?-dijo Angustias en tono desenfadado.
— ¿Y a ti?
—Anda, pues a mi quien iba a ser: mi madre que para eso la suya se llamaba así y como es tan religiosa-respondió Angustias.
—Por ahí te vas a escapar. Fue un pastor, para no variar, que andaba un día por aquí con las cabras y no habían hecho más que depositarme en lo alto de una mata, cuando me vio y como esta es una zona donde nieva con frecuencia, el buen hombre pensó que yo era un copo de nieve que había tomado esta forma, me buscó un recoveco apropiado y durante un tiempo tan sólo sabía él de mi existencia, hasta que un día con unas copitas de más se fue de la lengua, se enteró el cura del pueblo y se presentó aquí con una comitiva que sin venir a cuento, porque yo estaba más tiesa que todas las cosas, se arrodillaron, lanzaron plegarias al cielo y al grito de ¡la virgen, la virgen!, el pastor añadió ¡de las nieves!, ¡de las nieves! Y se me quedó el nombre, que a mi no me gusta mucho porque eso delimita mi parcela creativa, pero ¿qué le vamos a hacer?, los feligreses son así.
— ¡Oiga! Ha dicho usted...
.../... Continúa en La Virgen de las Nieves (3)