martes, 28 de diciembre de 2010

En tu incipiente calva

228 Hoy me toca a mí presentarte este poema, Gon, ya veo, ya, tiene hasta dedicatoria incluida ¿no es cierto Alba?, así es, pero te voy a dejar con la intriga…







En tu incipiente calva

se transparentan

los poemas, como sellos de caucho,

ansiosos

de emborronar

la blancura de la cuartilla. Emanan

cristalinos

como recién llegados del

sempiterno glaciar. Fluyen

conquistando fronteras y

acallando voces eruditas.

Menudo,

pegado a un bigote,

como buen clásico contemporáneo,

vas

repartiendo ilusiones y

ayudando a la letra impresa

de los demás.

No existen hondos cajones

en los muebles de tu otoñal piso;

tus puertas carecen de bisagras

y tu espíritu se muestra

siempre dispuesto

a escuchar.

Te debe tanto

la poesía

que es imposible

hoy

hablar de ella

sin que esté tu

bigote por medio.

Dieron en llamarte José Luís,

y tú poéticamente descontento,

recogiste la llama

del pasado

para seguirla paseando

audaz

por los corros del presente.

Pariste

una Vasija

del más puro Barro

sevillano

para llenarla de versos

y esparcirlo al viento, donde

ávidas bocas paladean

tan exquisito manjar.


miércoles, 22 de diciembre de 2010

Día de loterías

227 ¿Cuánto te has gastado este año en lotería Gon?, más bien poco, yo creo en la suerte y por tanto si me tiene que tocar, me tocará incluso jugando poco, no está mal esa filosofía compañero, pero a mí me resulta casi imposible no comprar si lo hace alguien que esté cerca de mí, pues nada Alba, cierra los ojos y tápate los oídos, me lo pensaré para la próxima ¿terminaste de leer a Vaz de Soto?, así es Alba y tal y como me dijiste se le ponen a uno los pelos de punta con esa institución y sus formas de enseñanza, con razón aquello era un infierno, menos mal que las cosas cambiaron Gon, menos mal, aunque bien es cierto que aún queda mucho por hacer, eso ya es otra cosa Gon, por cierto no sé yo si terminaremos el año entre estos muros, ¿por qué dices eso Alba?, porque a juzgar por el silencio que hay por los pasillos puede que terminemos otra vez de mudanza, ¡qué le vamos a hacer Alba, así es la vida!, me han dicho que estuviste el otro día por Medina Sidonia, si estuve, pero no pude ver el belén viviente, no tenía noticias yo de ese belén, pues según cuentan los lugareños es todo un espectáculo puesto que todo el pueblo se transforma y parece que te has trasladado a otra época, otro año será Alba, eso espero porque me lo habían pintado muy, pero que muy bien, pero para compensar me he estado poniendo al día de la época romana de la villa viendo lo que aún se conserva, que tampoco está mal, tampoco Gon, tampoco, y sigue lloviendo, ¿qué dices Gon?, ya estás desvariando, mejor será que nos vayamos antes de que truene.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La vida sigue

226 ¿Hola Gon?, buenos días Alba, parece que se aproxima una ola de frío, ¿qué pasa, es que hoy no tienes ganas de hablar?, ¿por qué lo dices Alba?, porque siempre que se menciona el estado del tiempo es porque no se tiene mejor cosa que decir, ¡anda ya!, hay otro recurso Alba, mucho más excitante, me lo imagino…¡no, no!, no es el sexo, te hablo del fútbol, ¡ah el fútbol!, tú ya sabes que no es mi fuerte, pero si quieres, no, mejor lo dejamos ¿cómo llevas a Neruda?, pues ya sólo me queda Isla Negra para terminar la antología, ¿y disfrutas?, hago lo que puedo, leer poesía depende de las circunstancias en las que te encuentres en el momento de hacerlo, ¿y escribir?, eso ya es otras cosa, creo más en el trabajo diario que en la inspiración, si es a eso a lo que refieres, si, a eso me refería Alba, sé que trabajas en un poemario ¿puedes adelantarme algo?, de momento nada…ya te enterarás, no te preocupes, como quieras, por mi parte bastante tengo con la ayuda que le estamos prestando a nuestros compañeros de la otra casa, que ahí si que hay actividad, me lo imagino, es más de lo que te imaginas Alba, comienza a ser apasionante y sé de buena tinta que la mismísima Kate Bartrun está por la labor de saber de nosotros, eso siempre es interesante Gon, pues yo también tengo una buena noticia, ¡tenemos regalo sorpresa estas Navidades!, ¿pero qué dices loco?, el jefe aún no ha llegado al estado de delirium, ¿entonces de qué se trata Alba?, pues también yo sé de buena tinta que Nora es feliz, ¡ah tu Nora!, yo también me alegro ¿y qué me dices del estado de alarma?, ¿a cuento de qué me preguntas eso ahora Gon?, es que la cosa tiene tomate, estamos militarizados, lo estarán los controladores, no exageres, a D. José aún no lo he visto con el sable al cinto, pero puede que lo veas, como esto siga así, bueno Gon más vale que lo dejemos porque otra vez te estás desviando, ¿desviándome yo?, ¡vale, vale!, porque estamos en la línea adecuada, eso ya es otra cosa, si, es otra cosa…hasta pronto Gon, hasta pronto.

viernes, 10 de diciembre de 2010

www.bicibh.com (y 4)

225 ¿Qué tal el puente Gon?, un poco pasado por agua, pero contento que es lo importante, ¿qué nos traes hoy?, el final de las bicis, ¡por fin!, ha costado trabajo, pero ahí lo tienes, muy bien Gon, ya veo que eres responsable, me pongo a leer…


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Me paré a leer como un loco y me fui dando cuenta de que las cosas habían cambiado y de que nos tratábamos con cariño pero manteniendo las distancias, descubrí que me hablaba de la existencia de otra persona y de que había rehecho su vida. No me conformé, me fui al mes de Abril y aunque me seguían fallando las misivas, podía deducir por las de ella cual era el estado de la situación. Mucho mejor, más emotivas, más llenas de poesía. Busqué, rebusqué y me preguntaba si no sería posible hacer lo mismo con las llamadas telefónicas, puestos a darle emoción es mucho más interesante escuchar su voz. Mi paciencia tuvo el éxito deseado y me encontré delante de un texto que era todo un alegato de enamoramiento, derrochaba palabras llenas de amor, describía una escena que no podía suponer ni en la mejor de las situaciones: habíamos estado juntos en un lugar paradisíaco, viviendo momentos de entrega total del uno para con el otro. Mencionaba mi cuerpo como si lo conociese desde mucho tiempo atrás y me regalaba el oído con unas frases que jamás podría sospechar que se pudiesen decir de una manera tan tierna. Raquel sin duda alguna estuvo en mis brazos y con ella disfruté de algún momento irrepetible. Aquel texto no dejaba huecos a la incertidumbre. En ese momento me di cuenta que había llegado la hora de dejarme de especulaciones y zarandajas. Era duro imaginar lo que podía haber ocurrido, luego de ese supuesto encuentro, pero estaba claro que unos meses después existía otra persona y ella parecía encontrarse a gusto con esa situación. Y al fin y al cabo soy mayor que ella y tampoco estoy demasiado a disgusto con la vida que llevo.
Es bonito pensar en otra forma de vivir e incluso en intentar cambiar sobre todo ante la presencia de mujeres como Raquel, pero bueno tampoco le voy a poner un cero a mi existencia; se que la gente me quiere, que estoy bien considerado, que siempre que cojo el teléfono o el pc, hay alguien dispuesto a intercambiar conmigo unas palabras, a tomar un café o a salir un fin de semana. Estar junto a alguien es una idea fantástica, pero debo seguir luchando para estar más a gusto, conmigo mismo; luego Dios proveerá. Si el destino me tiene reservado para los últimos años de mi estancia mundana, una vida sin la presencia de otra persona ¿qué le vamos a hacer? Eso si, los minutos de gloria que me tiene destinado Raquel pienso disfrutarlos a partir de ahora como si fuese la joya de la corona que ha llegado a mi poder por inspiración divina.

martes, 30 de noviembre de 2010

Seguimos creciendo

224 Parece que va creciendo nuestro club de fans, amigo Gon, no sé porqué lo dices porque yo sigo viendo las mismas fotos en el pasillo, ya, es que te hablo de la otra casa, ¡ah ya, la otra casa!, al final ya verás Alba como nos tenemos que mudar, no es eso Gon es que este negocio va por barrios, como todos, pero dime: ¿quién ha llegado de nuevo?, un tal Johnny que se une a nuestras habituales Kate B., Ancara y Reference, ¿y qué se cuenta?, sigue la misma línea que nuestras amigas, está encantado con ese relato que colgaste en su día “Se busca historia”, y eso que por allí anda la cosa más atrasada , me parece que aún van por la segunda parte, así es Gon, por eso están respondiendo ahora la gente, nada, nada, que siga la racha: bienvenida a Johnny y nos seguiremos esforzando por mejorar, por cierto, casi se me olvida, hemos tenido también una visita reciente, ¿y?, Itxaso, al que le va, según parece el nihilismo bajo en calorías, ¡ya!, todavía colea el asunto de la nueva ola, casi seguro que es por eso Gon, para que veas lo que atrae un título sugestivo, con la poca importancia que le damos nosotros a eso, si pero eso es porque no podemos estar en todas, a ver cuando el jefe se decide y amplía la plantilla, ¿ahora?, son malos tiempos para la lírica, y luego de escuchar a JJ Ponce en la Tertulia del sábado pasado más negro veo el panorama, ¿en qué no estás de acuerdo, Alba?, no es que no esté de acuerdo, es que veo que hay demasiados criterios a la hora de componer y crear estilo propio no está al alcance de cualquiera, en eso consiste el arte, si Gon, pero yo me tengo que enfrentar al verso y tendré que disponer de unas reglas mínimas para no dar palos de ciego, ¿ese que lenguaje es Alba?, ¡vale, vale!,ya sé que te critico en esto, se me ha escapado, borra lo de ciego, pero deja los palos, ¿los palos?...los que te voy a dar yo a ti como te sigas cachondeando de lo que te digo…¡vete a tu mesa!, adiós Alba, adiós Gon.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Intercambio

223 En fin Gon parece que esto se está animando, si lo dices por la última visita que hemos tenido, no sé que decirte Alba, cuando menos es enigmática, aclárate Gon, me aclaro: llega mundomundano y nos deja una tarjeta de visita en estos términos “Sing love will tear us a part...”, y eso que significa, según Google porque yo de inglés ando cortito “Canta el amor nos separará una parte ...”, eso nos pasa Gon por meternos en camisa de once varas ¿qué sabemos nosotros de la nueva ola?, más bien poco, pues eso, sabes lo que te digo, que lo resuelva el jefe, ¿D. José?, claro Gon ¿cuántos jefes tenemos?, hablemos de otras cosas más terrenales ¿supongo que estarás contento con las aportaciones de Kate B. y Ancara?, así es Alba, aunque no vivan aquí en esta casa se están comportando como auténticas seguidoras, que al fin y al cabo es lo que nos importa Gon ¿y que dicen de tus textos?, muchas cosas y la mayoría buenas, de esas que te dan ganas de seguir al pie del cañón, las reflexiones, los diálogos que van surgiendo en nuestras historias parece que le llaman la atención, según Ancara los “divagues”, ¡ah si!, ya sabes como son los argentinos, argentina es este caso Gon, ¡si, si, argentina!, no me pinches que es viernes Alba, ella llama “divague” a lo que nosotros llamamos “reflexión”, pero no nos perdamos ¿has terminado ya con Sherlock Holmes?, casi termina el inspector conmigo con ese sabueso adiestrado que se les presentó de repente, increíble Doyle ¿verdad?, por cierto Gon, no me he tropezado con el célebre “elemental querido Watson!, porque eso es de las películas Alba, ya sabes si no hemos leído el libro, las imágenes se nos fijan y luego cuesta quitárselas de encima, como tengo yo fijado mi vista en el reloj, anda vámonos que es la hora.

martes, 23 de noviembre de 2010

Nouvelle vague

222 ¡Mira Gon, hoy nos han salido los tres patitos!, qué graciosillo te noto Alba ¿algún motivo en especial?, nada, nada, dado que la economía y la crisis sigue causando estragos, mejor será que tengamos el cuerpo con buen ánimo, porque de lo contrario vamos a tener que hacer como el avestruz, ¡no exageres!, nuestros amigos siguen ahí, aunque no se manifiesten y según cuentan desde Megustaescribir se está produciendo un cambio positivo a nuestro favor, así que tampoco están tan mal las cosas, pero D. José sigue muy callado y eso nunca es bueno, será cosa de la nieta, ¡la nieta! ¡qué dices Gon!, si está echa un primor, sube y baja los escalones con una habilidad pasmosa, ¿estuviste de paseo con ellos?, no, pero me los encontré en un centro comercial y se les veía muy contentos, bien, descartemos ese supuesto ¿cómo ves la tertulia?, yo me encuentro a gusto Gon, además este sábado tenemos visita, ya sabes JJ Ponce, de ello hablaremos la semana que viene, no te adelantes ¿dónde vas con tantas prisas?, de acuerdo Gon, por lo demás ahí está Azotea Tertuliana como fiel reflejo, ya veo que no te puedo sacar más ¿estuviste el viernes en el cine?, llegué tarde, pero lo bastante a tiempo para conocer a Jacques Demy y la “Nouvelle Vague”, otra Lola, es curioso Alba ¿cuántas lolas hay en el mundo?: el cine la literatura, la música, en puntos tan dispares como EEUU, Rusia, Francia y por supuesto España ¿qué tiene ese nombre?, tal vez sonoridad Gon, tal vez sonoridad, ¿ya nos vamos?, así es querido compañero, ¿por qué lo sabes?, te lo noto en la cara, ¡ah!

viernes, 19 de noviembre de 2010

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221 Lo dicho Gon, los compañeros de Megustaescribir siguen de enhorabuena, tú veras como al final nos trasladan, de eso nada Gon, defenderemos nuestros derechos ¿te has traído la bici?, ahí cuelgo la tercera parte, eso, que no nos falte material…
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Yo no suelo guardar los correos que escribo, así que ignoraba mis respuestas, me comía la moral no saber por donde se había ido tejiendo la trama. Tenía que seguir leyendo más despacio para no equivocarme en mis deducciones, y sobre todo debería obtener provecho de esta situación para la próxima vez que tuviese oportunidad de verme cara a cara con ella. Ya quisieran muchos enamorados mirar en el espejo mágico, o en la bola de cristal para poder prevenir las meteduras de pata, que a menudo se cometen, y que tanto pesan a lo largo de la vida. Yo me encontraba ante esa bola de cristal, que me estaba dando las claves de una relación que sabía como había empezado, intuía como había discurrido pero de la que no quería saber si había terminado o no. Para ello tan sólo tenía que volver a adelantar la fecha del ordenador y me daría cuenta si Raquel seguía formando parte de mi vida y si la situación de partida tan sólo fue un espejismo de lo que pudo ser y no fue. Al fin y al cabo estaba acostumbrado, no sería ni la primera ni la última vez que las ganas de mantenerme al lado de una mujer se hubiesen esfumado.
Desde que se vino abajo el proyecto de familia que un día dibujé, aún no he levantado cabeza y sobrevivo a duras penas, ilusionado por el amor a las BH y el cariño de mis hijos que cada vez se alejan más. Uno de mis primeros objetivos durante todos estos años ha sido encontrar esa compañera que sepa compartir mis inquietudes, no me importa renunciar a la carga de egoísmo que haga falta ni de perder para siempre ese bigote que disimula la cicatriz que me marcó la infancia. Todo eso me da igual. Quiero ser feliz y sin saber en el fondo que significa eso, si he tenido la oportunidad de saber durante estos años de soledad, que significa encontrarte en el escalafón más alto de la pirámide. Por eso entiendo a Raquel y por eso creo que podemos entendernos, porque llevamos trayectorias parejas, porque ella y yo venimos de recorrer un mismo camino y aunque es una situación cotidiana, que se repite con la mayoría de la gente que conoces, cuando miras fijamente a los ojos de la otra persona, descubres cuales pueden ser sus intenciones y yo he visto en los ojos de esa mujer algo que no había visto hasta ahora. Y me gusta lo que veo, pero tengo miedo de ser un adelantado, de provocar una reacción que se puede volver contra mí. Lo que he leído hasta ahora me hace concebir esperanzas aunque mantiene las espadas en alto respecto a mis inquietudes. ¿Debo volver a mover el reloj del tiempo? ¿Seguro que estoy viendo lo que veo o mi estado de enamoramiento es tal que me hace ver visiones? El próximo domingo está tan lejos que me siento sin fuerzas para tratar de impedir un segundo salto mortal. Agarro el ratón con decisión y al pinchar el calendario, la pantalla se puso negra y me quedé con dos palmos de narices. No me atreví a seguir, aquello quería decir que era mejor dejar las cosas como estaban y pensar en los momentos vividos, saborear con ilusión el presente y dejar de especular con ese futuro que ya llegaría en su momento.
Pasaron unos días ¿cuántos fueron? Seis; sí eso es, fue algo menos de una semana, porque entre mi atrevimiento a mirar en el ordenador y la llamada telefónica tan solo había transcurrido una salida dominical, que es como yo me oriento en esto de saber en el día en que vivo. Suelo contar los días según los sitios donde vamos y también de la gente que ese día ha estado en la ruta. Así que Raquel estuvo el domingo con nosotros, aunque en esta ocasión venía acompañada con otros amigos y me encontré algo perdido a la hora de acercarme a ella y a aquel muchacho de ojos claros que parecía no dejarla. Pero yo sabía lo que me había escrito en el mes de Marzo y jugaba con algo de ventaja, así que dejé seguir el curso de los acontecimientos, aunque con muchas ganas de alterarlos.
Me llamó por teléfono al día siguiente, para ver sin concretábamos sobre la operación BH porque parecía decidida a incorporar uno de mis vehículos a sus dominios. Yo se lo puse difícil para que no terminase de buenas a primeras la negociación, aunque en el fondo me hubiese dado igual regalársela, lo que me interesaba es que se animase a pertenecer al club y que nos siguiésemos viendo. Le pedí tiempo, porque me quería basar en sus correos, a ver si encontraba alguna referencia al negocio y se me hacía menos duro el trance. Estuvo todo el rato encantadora y me aferré a la idea de que estaba ante la persona que tanto había deseado. Me entraron unas ganas tremendas de decirle cuatro cosas bien dichas, pero me contuve porque en un momento cruzó por mi mente la idea de volver a cambiar la fecha del ordenador. Ya no sabía que era mejor ni peor, así que procuré no alargar demasiado la conversación telefónica, porque en cuanto colgase, ya estaba enchufado a la pantalla y yéndome al mes de Mayo a ver que había pasado entre nosotros. Tomé la precaución de dejar copia de mis correos en los días sucesivos por si tenía que poner en pie algo que no entendiese. Con toda la valentía del mundo, pinché en el icono correspondiente, y allí estaba el calendario dispuesto a que yo le dijese que día y que hora es la que me interesaba. Casi sin pensarlo, me fui al mes de Mayo e inicié los mismos trámites que la vez anterior, le di al buscador y me encontré con todos los correos que habíamos intercambiado desde Marzo hasta Mayo, aunque se ve que no fui fiel con lo de guardar mis escritos, porque apenas me encontré con cuatro de los muchos que supuestamente habría tecleado en ese periodo de tiempo.

martes, 16 de noviembre de 2010

Fronteras

220 Hace tiempo que no hablamos de “Gris” ¿en qué fase se encuentra?, en punto muerto Alba, de entrada te diré que ya no es Gris, sino Incendiarios, aunque tampoco es el título definitivo sino uno título puente, no me hables de puentes Gon, ¿por qué?, porque no acabo de ver inaugurado el nuevo paso hacia Portugal por el Suroeste español a causa de un dichoso puente que no se acaba de arreglar, ¿en qué campo?, en el portugués, ¡ah, vale!, es cosa de ellos, y nuestra Gon, que no acabamos de poder cruzar por ahí, está bien como mañana les vamos a zurrar en el terreno de juego, por ahí nos vengaremos, ¿de qué me hablas Gon?, de fútbol, ¡anda, déjame de historias!, oye que a ti no te guste el fútbol no quiere decir que no pueda hablar de eso, al fin y al cabo es un deporte, hablemos mejor del deporte de Megustaescribir por ejemplo, ¿qué pasa ahora con ese inmueble?, pues pasa amigo Gon, que de repente hemos descubierto que tenemos por allí amigos a los que aún no hemos atendido como se merecen, ¿y de quién es la culpa?, ¡de nadie Gon, de nadie!, no busques enseguida los tres pies al gato, digo que aún no hemos atendido en plural, no hablo de ti ni de mí que bastante tenemos…¡ya!, no hace falta que me discursees ahora, haremos un hueco, ya sé que seguimos en tiempos de crisis y tenemos que echarnos una mano los unos a los otros por el bien de la empresa y…¡vale Gon!, queda claro, ¿qué te parece la situación del Sahara?, buen quiebro Alba, ¿qué dices?, que regateas muy bien, ¡otra vez con el fútbol!, ¡no, no!, te respondo: la situación me parece tan complicada que mucho me temo que estemos trasladando a África el polvorín de Oriente, ahora si que me dejas que no sé que decir, pues no digas nada, vámonos que estamos en el renglón adecuado, sí vámonos Gon, vámonos.

viernes, 12 de noviembre de 2010

El lunes suma y sigue

219 La Azotea Tertuliana sigue con paso firme ¿no te parece Gon?, es que cuando D. José se pone a cavilar no hay quien lo pare, perdona Gon, pero en esta ocasión no ha sido él quien ha impulsado esta idea, ¡ah, no! ¿entonces quién?, otra tertuliana, ¡de acuerdo, de acuerdo!, pero me refiero a que ya ha entrado al trapo, así que Alba, ya te puedes ir preparando porque aumentará nuestra carpeta de encargos, de eso no me cabe duda, pero bueno no sigamos por ahí que hoy es viernes y como dice uno que conozco ¡por fin es viernes!, ahora que lo mencionas Alba, es alucinante la fijación que tienen nuestros visitantes con la entrada líder de nuestra casa, te refieres a ¡Vaya con el lunes!, así es, es que ha cumplido un año de existencia y aún sigue recibiendo votos, pues tienes que alegrarte Gon porque en segundo lugar de esa lista maravillosa están tus bicicletas que ni siquiera han llegado al final del recorrido, de vez en cuando la vida te da alguna alegría Alba, no todo va a ser aguantar las broncas del jefe, otra cosa ¿cómo te fue el domingo pasado con tu excursión por el río Odiel, eso si que es de alucine Alba, ¡qué delicia pasear por esa orillas!, había veces que no sabíamos si estábamos en la Tierra o habíamos sido aducidos hasta Marte, ¿pero eso no ocurre en el Tinto?, ya, no deja de ser la misma zona, si alguna vez puedes no te lo pierdas Alba, seguro que le coges afición, que más quisiera Gon, pero es que entre Neruda y sus Cantos Ceremoniales y ahora Todo Sherlock Holmes, no paro, pues para acógete a la letra pequeña y para, que la vida son dos días, lo tendré en cuenta Gon, lo tendré en cuenta.

martes, 9 de noviembre de 2010

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218 Antinoo nos está metiendo el dedo en la llaga de la jubilación, ¿cómo lo ves Gon?, que aquí seguiremos hasta que D. José quiera, crudo me lo pones Gon, eso es lo que tú decías, ¡anda! déjate de pamplinas y ponte a leer la segunda parte de las bicis que te traerá más cuenta, lo siento Antinoo, lo he intentado…
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El corazón me dio un vuelco y por poco si se me sale del pecho, cuando comprobé la dulzura de su voz y el timbre sonoro de sus palabras. Era la misma, no había duda, me sabía sus textos casi de memoria de tanto como los repetía cuando me metía en la cama, o cuando mi mente quedaba un momento libre de otras ocupaciones. Si el sábado continuaba lloviendo tendríamos que descartar la ruta prevista, esa era la regla que teníamos en el club, pero siempre cabía la posibilidad de un claro, de que las nubes fuesen benévolas con mis sentimientos y me permitieran conocer a esa mujer que estaba instalada en mí, mucho antes de conocerla. Pensé en mis hijos, en como afrontaría el trago de tener que decirle algo, pero como ella tenía otros dos, suponía que también habría pensado en esto y que ya le encontraríamos alguna salida. En estos momentos eso no era lo prioritario, lo que me corría prisa era asegurarme de que el domingo por la mañana iba a hacer buen tiempo, o al menos lo suficientemente bueno para que ella no se echase atrás y dejase su primer día de encuentro para otro momento. Bajé a comprar la prensa, consulté con Florenci Rei, con el INM en interné y esperé hasta las 15,55 en la televisión española para cotejar todos los datos. Cuando hablase con ella de nuevo, tenía que asegurarle que iba a haber marcha ciclista.
Y la hubo. Estábamos los de siempre que junto a ella y uno de sus hijos constituimos un pelotón de siete valientes dispuestos a disfrutar de un día de lujo en la campiña. Su cara, sus gestos, su mirada... todo quedó impreso en mi mente como una dulce canción melódica que a partir de ese momento no olvidaría jamás. A pesar de las amenazas de agua amaneció un día limpio de nubes que auguraba lo que luego fue: pedaleábamos a placer por la vía verde y recogimos todos los efluvios que emanaba un campo recién regado. Había alcornoques a los que nos abrazábamos todos para tratar de sacarles el secreto de su longevidad, arroyos que cruzábamos a pie por temor a una caída, fotografías en los sitios más inverosímiles y toda una carga de esperanza para que nada se torciera, para que todo saliera bien y aquel primer encuentro no pasase sin pena ni gloria. Un beso de despedida, una noche sin dormir y unas ganas tremendas de volver al ordenador a comprobar el correo electrónico para ver si llegaba alguna foto, para tratar de encontrar en una imagen congelada la respuesta a lo que tan sólo el tiempo puede aclarar.
Había sido una jornada tan espléndida, que parecía impensable que el día siguiente fuese a ser un paso atrás en la relación amistosa que ya se había iniciado, que ya había tomado forma. Tal vez me hubiera hecho demasiadas ilusiones, ante esa mujer que apenas conocía, y de la que ni siquiera sabía si tenía interés en mantener la amistad, pero yo estaba lanzado y no había quien me pudiese convencer de lo contrario, así que tenía claro cual era el enemigo a vencer: el tiempo, no el atmosférico que para eso ya contaba con bastantes ayudas para estar orientado. El tiempo que marcaba el paso de las distintas fases lunares, y con el que yo me tenía que coaligar para tener una respuesta a mis inquietudes. Sentado ante la pantalla del ordenador a la espera de esa misiva que no llegaba, se me ocurrió cambiar la fecha y decirle al pc, que ese día era tres de marzo del año siguiente, a ver que pasaba. Cual fue mi sorpresa al comprobar que de repente se reinicia, y cuando termina de hacer un montón de monerías, aparece ante mis ojos una ventana algo cambiada, pero en la que se reconoce perfectamente el anagrama de Yahoo. Comienzo a investigar y llego a los correos por abrir. Ahí estaban acumulados todos aquellos que nunca tocaba por temor a los virus o a tener que contestarles, pero si de verdad estábamos haciendo ciencia-ficción y nos encontrábamos en la fecha que yo había introducido, lo que a mí me interesaba buscar eran los correos de Raquel que seguro que los habría leído ya. Puse el puntero en el lugar adecuado y fueron desfilando unos y otros, casi sin echarles cuenta a ninguno, porque el único que me interesaba era el que pusiese raquel@yahoo.es. Cuando di con el primero salté del asiento, miré la fecha, la hora, me fijé en todos los detalles y no había duda: estábamos en marzo y era ella, era Raquel Iglesias. Leí la palabra Asunto: pero me tuve que levantar, irme a la cocina, y tomarme un vaso de agua porque no me atrevía a seguir leyendo. Cuando regresé salté sin mirar el contenido del Asunto y me fui directamente al texto del mensaje. No podía más, tenía que saber de inmediato que decían aquellas líneas que supuestamente me había escrito tres meses después de la fecha en la que me encontraba. Leí sobresaltado, sin hilazón, mezclando frases y quedándome sólo con las palabras sueltas. Buscaba lo que nunca había tenido oportunidad de leer viniendo de ella o de escuchar de sus labios. Encontré palabras cariñosas, pero ninguna lo suficientemente ilustrativa como para convencerme de que para esa fecha las cosas estaban saliendo a pedir de boca. Me calmé y fui leyendo el texto de forma ordenada, de la primera a la última palabra. Era evidente que sus palabras transmitían ternura, y que entre ella y yo se había establecido algún tipo de relación que nos mantenía unidos, pero enseguida me asaltaron unas cuantas dudas y volví a inquietarme. ¿Hasta donde llegaba esa relación? ¿Éramos amigos o había algo más? Decidí poner en la casilla de Buscar su nombre y apellidos y enseguida se desplegaron una serie de correos ordenados por fechas, que fui leyendo detenidamente hasta tratar de convencerme de cual era el estado de nuestra relación después de transcurridos esos meses. Todo lo que leía me indicaba que seguíamos igual que ese primer día que nos conocimos, sólo que con un grado de amistad más acentuado. No obstante hubo uno que me llamó poderosamente la atención y al que volví nada más terminar de leerlos todos: se trataba de un texto intimista donde me confesaba lo tortuoso de su relación anterior – fruto de la cual tenía dos hijos – y de lo sola que se encontraba porque sabía que aún era joven, y no le había llegado el momento de tirar por la borda nada. Tenía un trabajo con el que estaba contenta y con el que se ganaba la vida, tenía amigos y tenía a sus hijos que era lo que realmente le daba fuerzas para seguir luchando cada día. Al fin y al cabo si una relación amorosa no sale bien, tampoco se acaba el mundo; ella seguía en su casa y tan sólo había cambiado la ausencia del padre de sus retoños, pero eso era algo que se veía venir. Por un momento deduje que se estaba sincerando conmigo como tal vez no lo hubiese hecho con nadie.

.../...Continúa en www.bicibh.com (3)



miércoles, 3 de noviembre de 2010

El Torcal

217 Saif ¿qué nombre más raro, no te parece Gon?, es que no estás en el mundo Alba, te crees que solo hay Albas y Gons, mejor te lo digo de otra forma: que dice Saif, aunque lo dice en inglés, que si queremos sacar dinero con Google, la llevamos clara, ¿y que tenemos nosotros que ver con eso?, ¡no, nada!, para eso ya está D. José, pero era por decirle algo a este amigo Blangadeseño, ¿blanga qué?, que nos ha escrito desde Blangadesh, joé Alba me estás liando, ¿no hay nadie más cercano?, pues si Gon, también tenemos a Mariano Magnífico, que tuvo la delicadeza de pasarse por aquí y saludarnos, ¡qué bien!, dime Alba ¿cómo te ha ido por la playa?, Málaga tiene una temperatura que dan unas ganas de quedarse por allí a vivir, ya nos lo pensaremos cuando llegue la jubilación, ¿tú crees que nosotros nos vamos a jubilar algún día?, pues claro Alba, como todo el mundo, ¡ja!, me río yo de los peces de colores, moriremos con las botas puestas, parece que no conoces al jefe, no desesperes Alba ¿visitaste algún sitio más en tu escapada?, para tu satisfacción personal puedo decirte que subí al Torcal de Antequera y me quedé con la boca abierta, ¿de frío?, eso también, pasé de los veinte grados de playa a los siete de la sierra, pero con lo que quedé sin habla fue con el espectáculo que pude observar ¡cuánta maravilla!, te lo tengo dicho Alba, debes salir más al campo, pero es que aquello es fantástico, con esas piedras guardando equilibrios imposibles y esa niebla dando un aspecto fantasmagórico, lo ves, lo ves, más campo Alba y menos ventanas de ordenador, por esta vez te voy a dar la razón, casi me has convencido Gon.

viernes, 29 de octubre de 2010

De literaturas

216 ¿Qué le decimos a Antinoo, Gon?, qué le vamos a decir: que la culpa siempre la tendremos nosotros, que somos los que nos tenemos que hacer entender ¿está claro?, ¡clarísimo!, ¡oye Alba!, hace tiempo que no hablamos de D. José, pues no será porque nos tiene olvidados, por si no teníamos poco trabajo, ahora se le ocurre que entremos en esa nueva casa, ¿cuál?, la de la tertulia: Azotea tertuliana, ¡joder!, yo te digo una cosa Alba, a mí que no me exprima más que entre S. Holmes y la nueva remesa de concursos, estoy hasta las orejas, ¡Sherlock Holmes!, eso son palabras mayores, ¡ah no te habías enterado!, ¿en qué mundo vives Alba?, tendrás que enfrentarte a la realidad porque esas mil seiscientas páginas nos la tenemos que repartir, mejor te hablo de Pablo Neruda, como quieras ¿qué has leído?, Cantos Ceremoniales, ¿y qué?, ¿cómo qué y qué?, parece mentira Gon que le des tan poca importancia a mi trabajo, ¿tú te crees que la calidad depende del número de páginas?, yo no he dicho eso Alba, no me refiero a la calidad, que no pongo en duda en personajes de tanto calado, sino a la cantidad, ¡ya!, pero ¿tú sabes cuantos nerudas tengo en mi haber?, lo ignoro, pues si sumamos páginas, amigo y compañero, seguro que te gano, que el chileno parece que tenía una maquinita de hacer poemas, noventa y cuatro tan sólo en este libro ¡qué barbaridad!, está bien mejor será que cambiemos el paso, como quieras Gon, que tengas un buen puente.

martes, 26 de octubre de 2010

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215 ¿Oye Gon?, dice Antinoo que a ver si hablas más claro que no se te entiende, ¿a mí? ¿no lo dirá por ti, que hasta que no desayunas no espabilas?, ¿Qué yo no hablo claro…?, mejor será que lo dejemos, que hoy comenzamos otro relato y no hay tiempo para aclaraciones…

www.bicibh.com

Hace seis días que recibí una nota preguntándome por la compra de una bicicleta en buen estado, que puse en aquellas páginas de anuncios gratuitos. Ni me acordaba de la bicicleta, ni del anuncio; pensé que ya me habrían dado de baja, al fin y al cabo tampoco me he molestado mucho en comprobar si había publicado algo, y como ya había pasado un tiempo, me sorprendió la nota llegada a través de interné. En principio no le di mayor importancia, y contesté con la misma frialdad que lo venía haciendo últimamente; entre unas cosas y otras he llegado a coleccionar una docena de bicis, pero que luego para darle salida me las veo y me las deseo. Claro que una BH, color negro, de un solo piñón y con esos frenos de varilla, no se consigue fácilmente. Lo que pasa que luego la gente quiere que se le dé las cosas regaladas, menos mal que uno no vive de esto, sino iba a pasar más hambre que el caracol de la vela, como decía aquel humorista. Te escriben o te llaman, parecen interesados y al final te quedas con el artículo colgado, así que hace ya tiempo decidí olvidarme de los anuncios, de adquirir sólo las gangas y de no bajar el precio de venta aunque al final me quede sin ganancias. Tampoco soy yo persona muy dada a esto de los negocios. Las circunstancias me llevaron a la situación actual, aunque lo que yo pretendía era una idea más romántica, quería reunir a una serie de aficionados que tuviésemos oportunidad de lucir estas espléndidas máquinas, cada cual sería responsable de la suya, la cuidaría y procuraría tenerla a punto para cuando hiciéramos las marchas. Pero la gente se fue rajando y al cabo del tiempo, me veo yo solo, que me quedo con la mitad de la mercancía y esto me llevó a la idea del cambalache, pero con un resultado tan nefasto que apenas le doy importancia al asunto. Lo que pasa es que en el fondo se mantiene una ligera esperanza de que todo cambie, y por eso contesto cuando se ponen en contacto conmigo, y así lo hice en esta ocasión, sin tener la más remota idea de lo que el destino me tenía preparado.
El otoño se presentaba lluvioso, luego de habernos estado metiendo el miedo en el cuerpo toda la primavera y todo el verano con la escasez de agua, y el tanto por ciento de ocupación de los pantanos, e incluso de la necesidad de seguir construyendo aún más embalses cuando no somos capaces de llenar los que tenemos. Algunas salidas previstas por los cinco valientes que aún quedaban en el club, tuvimos que suspenderlas porque las nubes que son muy suyas, tomaron la manía de empezar a soltar agua el viernes por la tarde y no parar hasta el domingo. ¡Que le vamos a hacer! Lo que procurábamos era esperar una clarita y nos dábamos un paseo por la ciudad por tal de matar el gusanillo. No conviene llevarse demasiado tiempo sin pedalear porque luego cuesta lo suyo coger de nuevo el vicio, y además de paso contribuimos a dar ejemplo del uso de la bicicleta y presionar al Ayuntamiento para que afronte de una vez por toda la instalación de los carriles bici. Aquella nota presentaba algunas características que me hacían distinto; los compañeros de trabajo, los del club y alguna amiga más íntima me notaban algo, pero yo no le estaba dando demasiada importancia. A través de Yahoo! Correo España, me llegaban a diario comunicaciones, que contestaba o no, según fuese el caso, pero que de cualquier forma me resultaban indiferentes, más cuando fue aumentando el número de misivas que nos intercambiamos, porque no había manera de que nos pusiésemos de acuerdo en el negocio de las BH, comencé a darme cuenta de lo que me decían los demás y de que me estaba enamorando de la persona que estaba al otro lado de la nebulosa informática. Tenía un pellizco en las tripas que me hacían sentirme vivo, y unas ganas enormes de ponerme delante del teclado, para preguntar cualquier cosa para enseguida especular con algunas de sus respuestas o frases espontáneas. ¿Por qué me habrá dicho en lo que trabaja? ¿Qué querrá decir con eso del cine? Antes no me decía ni hola, y ahora me desea hasta que tenga un buen día. Yo le voy a mandar mi número de teléfono a ver si me llama, que tengo ganas de escuchar su voz, ¿o debería llamarla yo?
Con estos datos en la coctelera, me daba perfecta cuenta que lo de menos era ya el asunto de las bicis, y tanto ella como yo andábamos jugando al ratón y al gato sin decidirnos a dar el paso siguiente. Teníamos miedo y eso se notaba, no en vano nuestras trayectorias vitales pasaban por sendas separaciones matrimoniales, y además había hijos de por medio. Sus cartas, una vez leídas en la pantalla del ordenador, las imprimía para luego, con toda la parsimonia del mundo, leerlas y tratar de sacarle punta a cada una de sus palabras o frases. Fecha: 22 de Noviembre. De: raquel@yahoo.es. Para: Juan. Asunto: bicis “Gracias por mandarme la información relativa... respecto a la adquisición de la bicicleta, aún no tengo decidido que voy a hacer porque mis hijos siempre vienen conmigo y necesitaría también...y ya por último te diré que estuve el miércoles pasado con mi amiga Luara viendo una película francesa en versión original, que me gustó bastante porque...Un saludo R.I.”. ¿Por qué me sentiré más inquieto cuando llega una carta firmada por una mujer? Ya no es hora de hacerse tantas preguntas – me dije -, y aprovechando un excusa que tenía que ver con el tiempo, me decidí a marcar su número de teléfono y a convencerme de que era la misma Raquel que escribía con tanta ternura aquellas misivas interactivas.

viernes, 22 de octubre de 2010

Azotea tertuliana

214 Hoy de nuevo nos tenemos que felicitar Gon, ¿se puede saber en base a qué?, en base a que tenemos una nueva foto en el pasillo, a que ha vuelto Xrisstinah, a que ha terminado el plazo para el I Certamen de relatos de Megustaescribir, en que nuestros compañeros tertulianos han decidido crear un blog...¡vale, vale!...no se puedo uno despistar ni una mijita, ¡cómo te pones!, vamos por partes ¿quién ha llegado nuevo?, se trata de una mujer: arlene rodríguez, pero de momento es cuanto sé al respecto, ¿no estabas aquí cuando vino?, pues no, mire usted, tan sólo he visto la foto, he investigado, pero nada…¡de acuerdo! ¿y Xris?, a ella si la he visto, genial como siempre, ha sido capaz de dejarnos una nota que reúne nada menos que once uves en dos líneas, es única, y que lo digas Gon, la verdad es que nos gustaría verla más a menudo, ¡vale, vale! ¿y el Certamen de relatos ¿qué pasa con él?, que va a pasar, que por fin terminó el plazo y podemos descansar, porque habíamos cogido un ritmo, esperemos que sirva para algo, ¡calla!, como te escuche D. José hablando así se te va a caer el pelo, no exageres Alba, que él también descansa , oye ¿y eso del nuevo blog?, bueno, no sé hasta que punto nos implicará el jefe, de momento vamos bien, parece que no llevaremos la iniciativa, que ya es algo, ¿sabes algo más?, sólo el nombre: Azotea Tertuliana, ¡joder!, el lenguaje Gon, el lenguaje, pero ¿a quién se le ha ocurrido semejante…?, apaga y vámonos, que ya estás desvariando.

martes, 19 de octubre de 2010

Performance

213 Hoy último día para el Certamen ¿no es así Gon?, así es Alba, aunque me da la sensación que hemos estado trabajando un poco de cara a la galería, ¿por qué?, porque ese sistema de votación no me convence, a mí tampoco, pero así son las cosas por aquella casa, ya sabes mucha fachada, pero es difícil llegar a conocer a nadie, pues anda que aquí…¿cómo dices?, ¡no, nada Alba!, pensaba en voz alta, ¡joé que buen oído!, me han dicho que trabajas en un nuevo poemario, ¿ahora te enteras?, a buenas horas, todos los días juntos y aún no te habías enterado del nuevo encarguito del jefe, yo que sé Alba, como a mí me tiene con ese concurso de las narices, estoy un poco despistado, ¿un poco?, bueno, no te pases, aquí cada cual que aguante lo que le toque ¡no te digo! ¿visionaste ya Millenium?, pues sí, ¿y qué?, que me quedo con la primera y me sobran las otras dos, o sea, que no creo que tengamos que leer el libro, espero que no, D. José anda un poco liado en estos días, pero no creo que se le vaya el Norte de su brújula interior, yo tampoco, otra cosa: ¿cómo terminó la perfopoesía?, la verdad Gon es que no he podido ver demasiado, pero de lo poco que he visto, presencié un performance de una señora cortando cebollas que me puso lo pelos tiesos, ¿dio miedo?, en cierta medida si porque a base de felicidad y manejando esos cuchillos de cocina en algún momento creí que nos lo iba a lanzar, ¡madre mía!, menos mal que yo no soy aficionado a ese género, no, si en el fondo se entiende el mensaje, es como más directo, no se trata de la frialdad del folio, ¡ya,ya!, pero yo habiendo cuchillos de por medio, prefiero guardar las distancias, está bien Gon, pues aquí lo vamos a tener que dejar, ya sabes, líneas las precisas, ni más ni menos.

jueves, 14 de octubre de 2010

Diecimedia

212 En fin Gon, seguiremos nuestro caminar, ¿con poesía?, así es, pero antes deja que le mande saludos a Antonioo, que tuvo la gentileza de hacernos una visita el otro día y no pude verlo, así que le dedico esta composición para compensar…



DIECIMEDIA
Siempre encuentro en mi memoria
-a veces nada busco-
sabor a cucharilla y azúcar
en una mañana de invierno.
Son las diecimedia en punto,
hora de alimentar el alma
viendo la desnudez de la calle
reflejada en el jaspe de tu mirada.
Es el momento grácil,
la fuente oculta entre el tráfico
donde saboreo el agua más fresca
que manar pueda río alguno.
Tu presencia, tu palabra,
el gesto mecánico del camarero
y el amorfo escudo de mi camisa,
dan vueltas en torno al mundo
hasta que llegan otras diecimedia.
Calendario de vida intensa
-me fue marcada en el Olimpo-
que no tiene tardes ni noches,
que aspira con fuerza el aire
rastreando el perfume de tu piel.
Tal vez en alguna hora perdida
se hayan cruzado en el éter
aromas y deseos
y nos hayamos visto los dos
sentados frente a frente, en el bar.
Tañer de solitaria campana
que llama puntual a la oración
mientras un caballo relincha
desprendiendo luz entre sus cascos.

viernes, 8 de octubre de 2010

Nobel a las letras hispanas

211 Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura ¿qué te parece Gon?, siempre que se le concede este premio a un escritor hispano es para alegrarse, ¿en que sentido?, en cual va a ser Alba, en el sentido que es de nuestra propia lengua, el castellano, que convendría que estuviese mucho más difundido de lo que lo está, ¡ya! ¿y qué conocemos de su obra?, no hace mucho estuvimos hablando de “La ciudad y los perros” ¿ya no te acuerdas?, ¿eso es todo?, bueno Alba no te pongas así, hacemos lo que podemos, si tuviésemos que estar enterado de toda la literatura, apañados iríamos ¿o es que te crees que estamos en Matrix?, no, no lo estamos Gon, así que nos tenemos que conformar con lo que tenemos, eso de aprender a pilotar un helicóptero en tres segundos, vamos a dejárselo a otros ¿otra vez la roja?, ¿de qué me hablas Alba?, de qué va a ser, de la roja, de la selección…¡ah de fútbol!, todavía me encuentro banderas españolas colocadas en lugares increíbles ¡hay que ver lo que mueve la pelota!, ¿te has fijado?, nunca se había visto tanto despliegue del símbolo patrio, tanta unión en torno a una misma idea, que no es la de España como nación, no te confundas Gon, cuando veas esas banderas, piensa en el deporte, no en España, en cualquier caso no está mal, da alegría encontrarse con ese estandarte en un cortijo perdido en mitad del campo, a mí me daban envidia los portugueses, que llevan eso a rajatabla, en la aldea más humilde te encuentras con su bandera en las casas particulares, y sin ganar el mundial Alba, eso Gon, tú lo has dicho, sin ganar el mundial.

martes, 5 de octubre de 2010

Otoño

210 Bueno Gon, por fin te has reintegrado a tu actividad senderista, así es Alba y no te puedes imaginar que ruta tan preciosa nos salió el domingo, ¿por dónde fue?, por Cortegana, arrancamos con amenaza de lluvia y casi sin saber que nos deparaba el destino, pero al final…, esa son las mejores, según dicen, y además Alba, tuve la oportunidad de asistir a un ensayo del coro de campanilleros de Fuenteheridos, que me dejaron con las carnes abiertas, ¡el lenguaje Gon, el lenguaje!, ¡déjate de historias!, ahora no nos oye nadie, en un bar entrañable, con olor a café con churros y lloviendo…, vamos como si estuviésemos en Navidad, oye Gon ¡qué bonito ha quedado el minibanner que nos ha regalado F. Michel, sí el jefe está muy contento, se ve que seguimos con la tendencia decorativa, ¿qué quieres decir?, ¡nada, nada!, pues se te entiende todo, ¿entonces para qué preguntas?, por los lectores…¿por quién?, ¡está bien!, mejor cambiamos de conversación, sí, será mejor, ¿cómo llevas Fausto?, más de la mitad, pues ya tienes valor, esas cosas con para verlas representadas, asistir a una charla explicativa, a una ópera, o yo que sé…¿pero leerlas?, qué quieres Gon, órdenes son órdenes, por cierto Alba, hablando de órdenes, no escucho al jefe hablar de su nieta, parece que ha perdido ese brillo en la cara ¿pasa algo?, no lo sé Gon, no me ha dicho nada, lo que si me ha dicho, y en ello trabajo, es que prepare un nuevo poemario paterno-filial, pero no me preguntes porque aún no puedo decir nada, como quieras, de todas formas te recuerdo que ya mismo hemos de retomar “Incendiarios”, lo sé Gon, pero no me hables más de trabajo ¿dónde te vas de puente?, ¡huí!, lo tengo difícil, querido compañero, pues entonces estamos iguales Gon, estamos iguales.

viernes, 1 de octubre de 2010

Operación jazmín (y 3)

209 Parece que D. José llegó por fin a un acuerdo con Franck Michel, ahora no puedo pararme en eso Alba, necesito colgar la última parte del relato, ¡ah, bien!, por fin nos vamos a enterar qué pasa por esas azoteas…

OPERACIÓN JAZMÍN (y 3)
Ya estamos otra vez parados delante de una puerta, la del 2ºB. ¡Arrea!, pero si es la frutera ¡y yo con estos pelos! Menudo cuerpo tiene esta criatura, igualito que la del 14. ¡Y que piel tan suave! Ahora si que ha acertado el vecino con la visita, aquí si que no me importa a mi quedarme el tiempo que haga falta. Ha debido decirme que clase de parentesco tiene con ella, pero ni me he enterado. ¡Que cuerpo! ¡Que garbo! Nos invita a sentarnos y puede que sea capaz hasta de ponernos una cervecita. No hay nada como convivir con vecinos competentes. ¿En la terraza? ¡Ahí está el tío! Mi vecino vuelve a mirarme fijamente, eso es señal inequívoca de que quiere contarme algo y a mi que se me van los ojos por las transparencias de la frutera, no se si podré contestarle algo en condiciones. De todas formas tampoco puedo olvidar el objetivo número uno de mi presencia aquí, por mucho que me pueda la carne, en cuanto traiga las aceitunas estoy volviéndome de espaldas y prestando atención a la calle, que para eso he venido. Éste me está contando algo pero como la otra también anda metiendo baza, aprovecharé el momento y... ¡lo que me temía! Ni lo uno, ni lo otro: el escenario ha vuelto a cambiar y ni están los policías, ni están los de la panda del petardo. En este momento lo más llamativo es una malabarista con gorra de payaso que aprovecha cuando el semáforo está en rojo para lanzar sus bolas ardientes al aire y volverlas a recoger sin que toquen el suelo. Ahora si que estoy en un lío, porque ni rastro de la movida policial, ni nada de nada y se ve que aquí cada bloque va a su bola y esto parece una pantalla de televisión en la que uno pudiera meterse. Ya sólo me faltaría que además desde cada piso la escena fuese distinta, vamos eso ya no lo supera ni la CNN en versión española. La anfitriona se dirige a mí y me comenta que esa criaturita de las llamaradas lleva toda la tarde con el entretenimiento. Por si me quedaba alguna duda. ¿Y ahora con que me quedo? Porque ya puestos a escoger y antes que vea delante de mí a los loqueros, más vale que me decida por uno de lo tres escenarios, por ser algo coherente más que nada. A lo mejor acierto y doy con la respuesta correcta y no llegan a encerrarme. Y mi parienta en el cortinglés. ¿Qué hago, saco la conversación o me la llevo a la tumba? Ya no me entusiasma ni los movimientos de la frutera, tengo un sudor frío que me está comiendo la moral. Mi vecino parece que me va a decir algo, pero mis condiciones físicas se deterioran por momentos, mejor será que me levante y diga lo que sea, aunque me parece que lo que voy a decir es que me encuentro mal y necesito volver a mi casa lo antes posible. Le doy un beso a la frutera, le estrecho la mano al vecino y ya estoy cogiendo escaleras abajo, tal y como quería desde un primer momento.
Aquí en esta parte de calle, justo a la espalda de ese escenario que aún no acabo de encuadrar se respira tranquilidad, me voy a asomar a la esquina a ver si me entero de algo y ya estoy en el tercero, que esto me temo es cuestión de acostarse y volverse a levantar de nuevo y esperar que la cosa cambie. ¡Arrea!, ahí está la de la coleta paseando con otro guardia uniformado ¿qué hará por aquí? Nada, que sigue la broma y a mí me van a volver locos entre unos y otros. Media vuelta y a subir a casa, que entre otras cosas he dejado enchufado el ordenador con el trabajo que me tenía ocupado. Mi mujer aún no ha llegado porque la puerta sigue con las dos vueltas de llave que yo le di cuando subí a la azotea. Y a todo esto, vaya tela el pedazo de calor que está haciendo, que se nos van a fundir los plomos en una de estas. Veamos, ¿por donde me quedé? ¿Qué le pasa ahora al ratón que no aparece el puntero? No sé cuando terminarán de poner en el mercado el reconocimiento de voz, uno llega, le dice lo que quiere a la pantallita y a funcionar. Nada, que esto no va ni para atrás ni para adelante. ¿Ostia, pero si esa...? Por la madre que me trajo al mundo, si no acabo de ver en la pantalla de este trasto a la gorda del bloque 14. ¿En qué botón habré tocado? Esto tiene que ser con el Control y el Alt, que es como se ven a aquí todas las cosas. Vamos a ello: dedo meñique para el Control, el corazón para el Alt, con el índice ¿qué hago con el índice? No sé, voy a probar dándole al tabulador. Y con la mano derecha lo intentaré con los efe, que a mí siempre me ha picado mucho la curiosidad por saber para que sirven tantas efes ¡la leche! Si parece que estoy en una clase autodidacta de piano, pero la cosa es que lo hago como si me estuviesen guiando.
¡Ahí! Ahí está de nuevo la gorda y su marido y el pelirrojo que tienen por hijo, están hablando, será cuestión de conectar los bafles. Se van, se dirigen a la puerta y se van los tres y yo sin enterarme de nada. Sigo, F2, ¡anda! Ahora tenemos en pantalla a mi vecino el de los buenos días charlando con la de la coleta y el uniformado, justo en el sitio donde ya me los encontré antes. ¿Por qué no se escucha esto? Me voy a la cocina a preparar algo de comer o beber, porque no hay manera de encontrar la clave de todo este lío que anda a mi alrededor, con la caló que está haciendo. ¿Me llaman? ¿He escuchado yo mi nombre salir de algún sitio? Lo que me faltaba, alucinaciones. ¿A que hora cerrarán el cortinglés? Mi vecino está en primer plano en la pantalla y me mira fijamente, algo me va a decir. Que baje con él a tomarme una copa, que está ahí con unos amigos. ¿Qué hago? ¿Contesto o me hago el sueco? Ahora parece que ya funciona el ratón. ¿Y estas ventanas? Yo no había visto esto antes en una pantalla. ¿A que va a ser de la web que estaba visitando? Lo dicho, aquí aparecen los tres escenarios que he pisado hace unos minutos. Como tengo al vecino minimizado, voy a pinchar ahora en la ventanita de la frutera, que a lo mejor también puedo hablar con ella. ¡Digo, ahí está! Y está mirando por su terraza a la calle y se ve ni más ni menos que lo que ella decía: la de las bolas de fuego. ¿Y si yo miro ahora por mi ventana, que veré? Lo que me imaginaba: lo mismo que la frutera. Pincho en la ventanita de la señora madre del pelirrojo y... ¡voilá!...están cenando los tres tan ricamente. Miro por mi ventana – la auténtica – y ¿qué veo?, los de los petardos haciendo volar la papelera, eso si, para que no falte ningún detalle, el pelirrojo no aparece ahora en escena ¡claro! ¡Como está comiendo! ¡No!, si aquí está todo muy bien pensado. Yo me acuesto del tirón, me encierro en la habitación y ahí que se pudran todos; en la editorial que esperen unos días, porque con este ambiente no hay forma de concentrarse en el libro de relatos que me encargaron.

martes, 28 de septiembre de 2010

Nuevos aires

208 Vaya la que se ha organizado en poco tiempo Gon, ¿te refieres a la huelga?, ¡anda ya!, me refiero a la llegada a nuestra casa de la gente, cuéntame, te cuento: por una parte la amiga Carmen nos ha hecho llegar otro vencejo, que ya veremos lo que vuela, no está mal, juansoseboca, deja la foto pero no deja ni una mala dirección donde poder dirigirnos, creo que lo tengo localizado Alba, ¿no me digas?, te digo ¡sigue!, y el más curioso de nuestros nuevos vecinos es un tal */3r!ch/*, al que llamaremos Pepe o de lo contrario vamos a terminar majaretas, ¿aún no lo estamos?, en cierta medida sí, pero aún no he terminado de contarte las últimas novedades, ¿aún hay más?, pues sí y estas mucho más agradables, ¡ha vuelto Fernando!, ¡fantástico Alba!, ¿habrá terminado ya su último libro?, espero que nos lo cuente, pero esto me ha dado un subidón que ya sólo falta que se deje caer por aquí, nuestra querida…¡¡calla Alba!!, no lo digas, dejémoslo en suspenso, que como entremos en racha, veremos quien nos para, y otra cosa, ¡todavía más!, todavía más Gon: sé de buena tinta, que el jefe está en negociaciones con alguien apellidado Michel para no sé qué asunto de enlaces, ¡por fin!, ahora si que respiramos auténtico sabor a blogueros y no todas esas zarandajas en las que hemos estado ocupado en los últimos tiempos, pero ¿no me dirás que no ha quedado bonita la fachada?, eso es lo que menos me preocupa Alba, lo importante es el contenido no el continente, vale, vale, pero si conseguimos la dos cosas, yo, a mis relatos, de acuerdo Gon, por ahora ahí lo dejamos, tampoco conviene pasarse.

viernes, 24 de septiembre de 2010

¡Vaya con el lunes!, Dos.


207 Al final va a tener razón D. José, por algo es el jefe Alba, no lo olvides, parece que estamos pasando por una etapa donde nuestros ilustres vecinos se han quedado mudos, y lo extraño de este asunto, Alba, es que llegan, nos dejan su tarjeta de visita – como ha hecho Arlene Rodríguez - , pero no dicen ni mú, ¿ni qué?, ni mú, es un dicho, ¡ya!, a lo que íbamos, charlando con el jefe de esto mismo hemos llegado a la conclusión de que el peso de Fernando, Izaskun y Nora se ha dejado notar, es lo que pasa cuando una mesa se asienta sobre tres patas, que como le falle una…adios mesa, así es Gon, pero seamos optimistas ¿sabes lo que me ha dicho un pajarito?, ¿qué?, pues que el artículo que colgamos, hace cerca de un año, bajo el título de ¡vaya con el lunes!, en lo más visitado de nuestra casa ¿qué tendrá ese lunes?, no lo sé, y otra sorpresa Gon, ¡ah sí! ¿cuál?, Nora sigue ahí, ¿qué quieres decir?, pues que ese mismo pajarito me ha indicado que ella y Miguel Angel son los que más nos visitan, al margen de otra gente que sabe dios de donde saldrán, ¿te habrás alegrado, no?, claro ya sabes…otra cosa Gon ¿terminaste “La montaña mágica”?, así es, ¿y qué?, demasiado larga para mi gusto, ¿un tostón?, no diría eso, pero es que no puedo resistir la tentación de las comparaciones, y como estoy leyendo a Monterroso, es que no tiene nada que ver, a eso voy Alba, esas novelas que se dicen tantas cosas y se tocan tantos temas en uno, son más bien tratados filosóficos, puede que tenga algo de razón Gon, a mí me llama mucho la atención, por ejemplo,que la protagonista femenina, termine diluida antes de llegar al final, como si no hubiese existido, ese es un detalle, tiene otros, lo cual no quiere decir que no merezca la pena su lectura, no es eso, pero es por buscarle las cosquillas más que nada, como nos las va a buscar a nosotros D. José como no dejemos la charla, ¡anda, vámonos que ya está bien por hoy!


lunes, 20 de septiembre de 2010

Operación jazmín (2)

206 Veo al jefe cabizbajo, Gon, se ve que las cosas no andan muy boyantes, ¿qué traes hoy?, qué va a ser Alba, seguimos con la operación jazmín…
OPERACIÓN JAZMÍN (2)
Mi otro vecino el del A, el señor que está más pendiente de todas las cosas del bloque, me dice que a lo mejor es buen momento para decirles a los policías lo que no encontramos el otro día con esas marcas en la pared, que según dicen la hacen los rumanos para indicarse unos a otros las casas que pueden ser interesantes de ser limpiadas. A mi me parece una exageración, yo desde luego no seré quien salga ahí fuera a plantear nada, como si esto fuese una cuestación para recabar sospechas de robo, intuición de malos tratos, o peligro de escape de gas; esto es algo más serio, sí ya se ve que no dejan de pasearse de un lado a otro. En fin, que no lo pienso más y allá que me voy, ¿Pero? Si mi intención era bajar a la calle ¿qué hago subiendo la escalera? ¡Ay Díos mío que esto comienza a oler mal! Lo cierto es que me ha entrado el gusanillo morboso de ver desde la azotea todo el espectáculo, porque desde allí la vista es más panorámica que en mi ventana. Como siempre me leeré el cartel que puso el verano pasado mi vecino el del A, el señor que se ocupa de todo. Mira que ponerse a hacer barbacoas en la azotea, si es que estos inmigrantes, a veces tienen cosas de indígenas. Me da la impresión de que no voy a estar solo contemplando el numerito de las luces azuladas, aquí hay más gente, porque la puerta está abierta y normalmente siempre está cerrada y en efecto allí está el vecino del 2ºB, que siempre me da los buenos días, aunque sea de noche, yo le sigo la corriente, total a mi que más me da si yo sé el día que vivo, la criatura tendrá algún tipo de trastorno y se ha quedado en el bueno días, debe ser cosa de la jubilación, creo yo, es que ahora con esto de jubilarse a tan temprana edad, da tiempo hasta de que se te vaya la cabeza cuando menos te lo esperas, porque el hombre no parece tan mayor. ¡Oye!, pero si se está yendo a la azotea del bloque 14: ¡Oiga, buenos días!
— ¿Hola vecino? Venga conmigo que voy a hacer una visita.
Me asomo con disimulo al filo de la calle y veo el montaje tal y como me imaginaba desde una perspectiva aérea. No me da tiempo a los detalles, porque mi vecino está empeñado en que le acompañe en sus andanzas gatunas. Cambiamos de bloque y comenzamos a bajar la escalera hasta la tercera planta, donde nos espera en la puerta del 3C, una señora bastante entrada en carnes, que con una sonrisa voluptuosa nos invita a que entremos en su casa. Más cortado que una poda otoñal, sigo a mi vecino y a la tal señora hasta el balcón terraza. ¿Por qué no tendré yo terraza en mi piso, si yo también soy un C? Tendré que preguntárselo a la parienta cuando vuelva del cortinglés. ¿A ver que nos quiere enseñar la dama, pero si desde allí arriba era donde se veía todo con más claridad? Debe ser cosa de los kilos, mi vecino está canijo, pero la señora del bloque 14 está que no entra en báscula ¡que brazos! Mejor será que deje de ser criticón y me asome al exterior porque del salón y la cocina no quiero ni fijarme en detalles, ¡cuanta horteridad! Que me pelen el bigote si no es cierto lo que estoy viendo: ¿Dónde están los policías? ¿Y la grúa? ¿Y la movida que hace un segundo acabo de ver desde la azotea? Me voy corriendo antes que me vuelva loco, por mi madre de mi alma, que no es posible que haya desaparecido todo en tan poco tiempo. ¡Y no ha desaparecido! Allí está el de la furgoneta y la jefa de la coleta y el de la moto y éste es el bloque 13, porque acabo de cambiar de azotea y estoy mirando en la misma dirección que desde el balcón de la gorda, porque el contenedor de papeles medio quemado lo he visto también desde allí y la Mercería Toñi y juraría que hasta ese señor del bañador floreado. Ya estoy otra vez con mi vecino y sus amigos porque esto lo tengo yo que aclarar antes que llegue mi parienta. ¿Pero porqué se comunicarán por la azotea si al fin y al cabo hay que subir y bajar los mismos escalones? Míralos, ahí siguen charlando, espero que no me hagan muchas preguntas, diré que me olvidé arriba cualquier cosa.
—Venga vecino, que se va a perder lo mejor.
Y lo mejor, según el criterio de mi vecino, es contemplar como unos mozalbetes colocan una papelera boca abajo en lo alto del contenedor semiquemado, y la hacen ascender como un cohete a base de prender petardos en su interior. Casi no doy crédito a mis ojos, ni un solo policía, ni una solo luz azulada, ni nada que se parezca a lo que veía desde mi piso o lo que acabo de ver desde la azotea del bloque 13, que está pegada a la azotea del bloque 14. Es la misma calle, no me cabe duda, no llevo mucho tiempo en la zona pero soy bastante espabilado para darme cuenta que no estoy soñando, que veo lo que veo, que el escenario es el mismo pero los personajes son distintos, o al menos la trama lo es. Seguro que si miro desde esta azotea veré el numerito de fuegos artificiales y si me voy a la mía, allí estarán los policías. Y no quiero ni plantearme que panorámica ofrecerá el bloque 12, al que también se puede acceder fácilmente desde el 13. ¿Tendrá entrada libre mi vecino? ¡Ya puestos más vale estar al tanto de todo lo que ocurra! Será mejor que les siga la corriente y no diga nada, porque me da la impresión que tendré que ser yo mismo quien descubra el misterio de lo que aquí esté pasando. La misma calle, los mismos árboles, los mismos escaparates...tendré que saltar al bloque 12 a buscar la solución a este misterio. A ver si mi vecino se decide a dar por terminada la visita. No les quiero entrar al trapo de la conversación que se traen entre manos, a ver si se aburren y nos vamos. Podría irme, pero si bajo a la calle puedo perderme la oportunidad de indagar en este misterio y andar haciendo el gato en solitario, no me parece oportuno si me descubren, así que aguantaré. Ya parece que la gorda tiene ganas de despedida, espero que mi vecino vuelva por el mismo camino y no se le ocurra otro cambio, porque entonces si que me las tendré que apañar en solitario. Esta mujer le está haciendo gestos a alguien de ahí abajo, un tipo rubio de coleta y brazos de legionario, ¡ah ya!, debe ser su marido o algo por el estilo, ya los he visto otras veces juntos ¡que despistado soy! Claro si está a la espera de recoger al niño, que era uno de los que tiraban petarditos. Mi vecino me mira, así que eso quiere decir algo y espero que ese algo sea que nos vamos, porque como se enrolle ahora con el rubiales, yo me abro, que estoy ya que no vivo. Me vuelve a mirar y dice:
— ¿Nos vamos?
—Lo que usted diga, vecino.
Por fin estamos de nuevo en la azotea del bloque 13, miro como sin querer la calle y allí sigue todo el despliegue policial, y por supuesto ni rastro de la pandilla de los petardos. Mejor será que no me pare a pensar, o terminaré haciendo el pino en el filo de la cornisa. Veamos las intenciones de mi vecino, si vuelve escaleras abajo o se le ocurre alguna que otra feliz idea. Parece buena gente, pero no le quiero comentar nada de lo que estoy viendo, porque lo del saludo no me da buena espina, y hasta que yo no tenga más claro que pasa aquí, mejor será que me calle y siga observando. Me está contando una historia bastante triste con relación a la señora que acabamos de visitar, a sus kilos y a esa criatura que tiene por hijo, que no sabe ya que hacer con él, pero yo apenas salgo de si seguirle o no seguirle la corriente, porque la mente no la tengo más que en lo que tengo, ahora me gustaría dar el salto a la azotea del bloque 12, a ver si aclaro este embrollo. Él sigue charla que te charla, me pregunta la hora, se la digo y por fin dice lo que estaba deseando escuchar:
—Venga usted conmigo que vamos a visitar a un amigo.
Y de la misma forma que saltamos al bloque 14, ahora lo hacemos al 12, pero en esta ocasión nos encontramos con que la puerta de acceso a las plantas está cerrada, momento que yo aprovecho para de forma disimulada asomarme al filo de la pared exterior, pero la voz de mi vecino me sorprende una vez más invitándome a seguirle sin que pueda comprobar en que escenario me encontraba, o si este bloque tiene otra vista distinta a los dos anteriores, a pesar de que están correlativos los tres y me asomo siempre a la misma calle. Por ahora sigo con la intriga, porque las artimañas de mi vecino son infinitas y ha conseguido abrir la puerta merced a un artilugio que llevaba en el bolsillo, una especie de alambre curvo, terminado en círculo que ha introducido por una pequeña ranura y con un movimiento de muñeca ha enganchado el pestillo y la puerta se ha abierto. ¡Madre mía de mi alma! No sé por donde empezaré cuando tenga que contarle todo esto a la parienta. En fin, de nuevo escaleras abajo, a ver ahora a donde me lleva este individuo al que apenas conozco, con el que tan sólo he cruzado unos cuantos saludos y algunas frases sueltas relativas al estado del tiempo, con lo tranquilo que estaba yo en mi casa escribiendo en el ordenador, y escuchando al pacoibañez en la radio, pero claro hacía tanto calor, la ventana estaba abierta para que entrase algo de aire y no tuve más remedio que enterarme del murmullo de la calle y asomarme a ver que pasaba.