lunes, 29 de marzo de 2010

Semana Santa


170 Ayer me encontré a D. José por la calle ¿y a que no sabes de qué me estuvo hablando?, me lo imagino Alba, pues eso, se llevó todo el día con Nerea, que si está de aquella manera, que si dice “pa” o “ta” y que se mueve más que un saco de pulgas, ¿y no te preguntó por el trabajo?, no, menos mal que tiene con qué entretenerse, porque sólo haría falta que cuando esté oliendo a incienso me vaya a tropezar con él y me pregunte como llevo “El nombre de la rosa”, por cierto Gon ¿cómo lo llevas?, ¡tú también!, déjate de zarandajas que estamos en Semana Santa, a mí háblame de pasos, nazarenos, de la paz, del sol primaveral, de la borriquita, bien sabes Gon que no soy capillita, no hace falta, tú sal a la calle y ya verás como te contagias, ¿de qué? de la bulla, de los apretones, de la multitud, eso es lo que tú ves, pero la Semana Santa es otra cosa, hay que ir a los sitios claves para disfrutar con los silencios, con el roce de las zapatillas de los costaleros, con la voz del capataz…¡a esta es!, la verdad es que no consigues emocionarme Gon, desde luego que forma de echarme por tierra, no es por ti Gon, no te enfades, tú disfrútala como acostumbras, que en eso eres único, pero déjame a mí, con mis tranquilidades y mis horas de sosiego, ¿te vas a la playa?, así es, está bien pues ya te contaré como ha sido la madrugá, no te preocupes que aunque no quiera, me enteraré, siempre hay quien te ponga el día: la prensa, la radio, la tele o si no el vecino de al lado que no tiene otra cosa mejor que hacer, muy bien pues yo a disfrutar con mis pasos, y que no te falte Gon, vámonos al curro, que ya va siendo hora.

viernes, 26 de marzo de 2010

Sabor a torrijas


169 Viernes Santo, Gon, y yo sin planes para la semana, ¿no vas a ningún sitio?, pues no Alba no tengo grandes perspectivas, yo seguramente iré a la playa, me lo imagino, yo por el contrario creo que me voy a dedicar a darle un golpe de efecto a “Gris”, por cierto Gon, me ha comentado D. José que tenemos que apurarnos, que por lo visto hay un editor interesado, ¿interesado?, bueno más o menos, ya sabes como va esto, su fórmula es: concursos – grandes editoriales –él, eso ya lo sabíamos Alba, sólo que nosotros sustituíamos ese “él”, por otra palabra mágica: “blog”, eso nosotros ¿pero que dice D. José?, no me lo ha dicho, pero me da a mí la espina que no andamos muy desencontrados en este punto, en fin ya veremos Alba ¿oye que simpática la amiga Nora?, cómo se ha enchufado a nuestro rollo, voy a tener que esmerarme con la definición del atasco porque está más que pendiente de las andanzas de El Melli, ¿no es cierto Albita?, ¡Gon! cachondeo el preciso, a ella se lo permito por ser quien es y por respetar su cultura, pero a ti…¡¡vale, vale!! No te alteres que estamos en vísperas vacacionales, ¿que me dices de Reference?, ¿qué quieres que te diga?, me da a mí la impresión, Gon, que si no fuera por ella el jefe ya habría despedido a todo el equipo de ese inmueble, habría echado el cerrojo, a nosotros no nos da demasiado trabajo, así que allá él, pues eso Alba, allá él, ¿qué te pareció la Tertulia?, siempre que llega alguien nuevo, se abre una nueva expectativa, así que espero que se para bien Gon, ¡y vámonos ya, que hay un olor a torrijas que no se puede aguantar!

miércoles, 24 de marzo de 2010

Atascados (2)


168 ¿Por fin te decidiste a darnos la segunda parte?, todo a su tiempo Alba, está bien, date prisa que me impaciento…

ATASCADOS (2)
.../...Viene de Atascados (1)

Paco Pepe fue comisionado por la Junta Directiva de la Peña para que hablase con la presidenta del bloque y se pusiera fin a esa mancha maloliente. La presidenta enseguida se puso en su sitio, tiró del libro de incidencias y le pidió al comisionado que fuese a parlamentar con la Julia, a ver si tenías más suerte que ella. La Julia desgranó todo un rosario de buenas palabras, y puso en antecedentes a su interlocutor para que se enterase bien de lo que allí ocurría. “Usted pensará lo que quiera, pero a una no le queda más remedio que ponerse dura, porque mire usted, asómese para que lo vea, a ver su hay derecho que llevamos ya tres años pleiteando por el patio, y a mí me ha dicho mi abogado, y mi hijo también me apoya que yo tengo derecho a que ponga un tejado, o una uralita mismo, aunque creo que ya no lo quieren poner porque dicen que suelta un polvillo, sabe usted, que puede ser malo para la salud y claro, una es pobre pero no tonta, que me pongan aunque sea de plástico duro que también las hay, que las he visto yo en carrefour, que antes era continente, y usted dirá y esta mujer que me está a mi contando, pero se lo cuento para que no piense usted que una no entiende las cosas. Mire usted, ese trozo de suelo que yo utilizo, está fuera de mi casa, yo tuve que gastarme los cuartos y abrir un hueco en la pared, porque ahí lo que había era una ventana y me lo pagué yo de mi bolsillo y claro una lo que quiere es que la comunidad colabore con algo y me pague por lo menos el tejadillo para evitar sobre todo que un día me escalabren, a mí o a mis nietos porque mire usted, ya mis hijos no quieren casi ni traerlos, porque claro las criaturas lo que quieren es jugar y correr, y ahí en el patinillo se entretienen ellos mucho, y muchas veces cuando caían las pinzas de la ropa o las bragas o los paños de cocina, a una no le importaba dar una voz por el patio, para que viniesen a recogerlo y había veces que hasta los subía yo, pero claro desde que cayó la maceta, la cosa ya no es lo mismo porque las criaturas no se iban a llevar jugando toda la vida a bomberos o a obreros de la construcción, que como usted sabe, son los que llevan casco, aunque dicen que los obreros casi ninguno los lleva, cosa que no debería estar permitido, porque la seguridad social la pagamos entre todos, y claro como ellos no me ponen el tejadillo yo he dicho que aquí no se rompa nada. A usted seguro que lo habrá mandado la bruja esa que está ahora de presidenta, porque ella no tiene lo que hay que tener para venir a decirme a mí las cosas a la cara”.

Paco Pepe contempló atónito aquel vendaval humano, intercalando alguna que otra frase de vez en cuando, aunque de resultado negativo porque el disco se lo tenía tan bien aprendido que resultaba difícil cambiárselo. Le intentó explicar lo del olor, lo del color y también lo del sabor, porque había ocasiones que casi se mascaba, pero ella continuaba su parlamento siguiendo el hilo argumental de su discurso sin saltarse una coma. El hombre no perdió la compostura, trató de coger por el camino de en medio buscando una salida airosa y se agarró – por agarrarse a algo -, por dejar la intervención traumática en la cocina de su casa como último recurso, aunque el Melli ya había advertido que sin romper en el primero, aquello no tenía compostura. Salió a relucir Sanidad, la Policía Municipal, el Juzgado de Guardia, la Prensa, la Televisión y el escándalo público, pero Julia cuando decía aquí estoy yo, era mucha Julia y eso lo sabían todos y por eso huían de ella y no tenían las agallas suficientes para pararla. Paco Pepe aguantó como pudo el chaparrón y además del psiquiatra, pensó en el hijo de la señora como una vía posible para la salvación de la Peña.

La Junta Directiva por su parte, a sabiendas de cómo las gastaba la señora, había tomado una iniciativa consistente en abrir un agujero en el muro exterior del local, para que el líquido fluido se desparramase por la parte de afuera y quedase constancia clara de cual era su problema. La medida había sido aconsejada por el Melli, aunque claro lo suyo eran las cañerías, eso de abrir muros y reconducir ese tipo de fluidos correspondía ya a un albañil, que él podía traerlo – eso si-, pero la factura como ya era cosa de terceros, no sabía por cuanto podía ponerse. En vista de los acontecimientos, los sufridos socios, deciden ponerse manos a la obra y acometer la tarea de desviar tan pestilentes aguas; todo era cuestión de un codo, un tubo recto hasta la pared y un cartel que estaban preparando para advertir a cualquier viandante del posible peligro de infección. Se buscaron las herramientas adecuadas y el material necesario y la operación limpieza comenzó. Mientras tanto el comisionado Paco Pepe, visitaba la casa de la presidenta del bloque para informar de la testarudez de la señora Julia y de lo difícil que veía la situación; así mismo la señora presidenta era informada de los acontecimientos que estaban acaeciendo en el interior del local, y que muy a pesar de la Junta Directiva se llevaban a cabo, puesto que los perjudicados eran los señores socios que pagaban puntualmente sus cuotas y que no estaban dispuestos a soportar más la situación.

Mari Carmen decía entender, pero acudía a su libro de incidencias y al poco tiempo de que disponía, y no tenía demasiado claro eso de abrir un agujero en la fachada, pero vamos que ella cerraría los ojos porque comprendía la desesperación. El agujero se abrió, el líquido marronáceo se deslizó por la fachada y los vecinos pasaban por su lado tapándose la nariz, pero nadie decía nada sobre la conveniencia o no de esa medida. En el interior del local, apartaron las mascarillas, al menos de momento, y hasta se divertían asomándose a las ventanas viendo la actitud del vecindario. El cartel indicativo decidieron posponerlo, porque de vez en cuando merodeaban por allí los municipales y mientras no se avanzara un poco más en las negociaciones, no querían tensar la cuerda; como ya dentro del local se podía respirar, con unos buenos póster colocados estratégicamente, allí no pasaba nada.

.../...Continúa en Atascados (y 3)

lunes, 22 de marzo de 2010

Al habla con Nora


167¿Qué te pareció la experiencia de mostrar nuestros orígenes Gon?, me vi un poco al desnudo, pero claro la señora Ruíz y el señor Carballido no son cualquier cosa, por tanto estar cerca de esas fuentes, a pie de campo, ha sido todo una gozada, ¡¡Llama Nora!!, coge el teléfono Gon…

—¡Hola Nora, cuánto placer!¿Cómo estás?¡Cuánto tiempo!

—No sabés cuanto gocé con el buscador de historias, querido Gon.

—Yo que me alegro, Nora, en parte en esta casa trabajamos para hacer felices a la gente.

—Bueno Nora, tiene razón Gon en esa afirmación ¿qué sería de nosotros sin vosotros? Y también estoy de acuerdo contigo en que “todo es por algo”, lo que pasa que hay quien le presta más atención a esto y quien menos.

—¡Ah, si Albita! ¿Qué es eso del carnaval?

—Te lo cuento yo, Nora: es que aquí en nuestra tierra, en Cádiz, tienen los carnavales mucha tradición, se celebran concursos de coplas en un teatro, la gente se disfraza y sale a la calle y se vive con tanta intensidad que es una diversión contínua..

—Puedes ver algo de esto en Youtube, busca “carnavales de Cádiz” y escucha lo que dicen sus letras, te gustará.

—¡Ah, gracias Albita, seguro que lo haré!

—A propósito de Albita, se acaban de trabucar las líneas de teléfono, asi que vamos a ver si conseguimos entendernos. ¿Porqué tu empeño en Aurillo?, que no es Aurillo, sino Arruillo.

—¡Ay si, tenés razón! Cuanto descuido, perdoná.

—Estás perdonada, no le eches mucha cuenta a Alba que siempre está con lo mismo. Lee a Vargas Llosa, no te arrepentirás y hay que salir al campo, si no es para subir, al menos para respirar el aire puro, a mí es que me fascina.

—Lo de Gon no es normal, Nora, a veces se pasa y luego llega al trabajo que no se tiene en pie, se cree que el tiempo no se cobra su cuota correspondiente. ¡Qué bonita las luciérnagas!

—¡Si! Cuánto disfruté Albita

—Don José no está por aquí, pero le daremos de tu parte esos besos.

—¿A él le vamos a dar los besos Gon?

—Ya me entiende lo que quiero decir, hablo de Nerea, claro.

—Pues díselo así, hijo, no la líes.

—¿Quién está liando?

—¡Ay, chicos, chicos, no me seáis pelotudos! Yo lo entendí ¿Dónde esta El Melli Gon?

—¿Qué hora es?

—Cerca de la diez.

—Entonces ya es tarde. Lo siento, Nora, ya veremos si lo cogemos mañana.

—¿Oye Nora, gracias por lo que me toca con los poemas?

—¡Oh si Albita! Las siento tan dentro. Ya os tengo que dejar ¿oísteis?

—Si es por la factura ni te preocupes, paga el jefe.

—¡No, no es por eso, querido Gon!, es que se acabó mi tiempo ¡Os quiero!

—¡Adios preciosa, hasta otro día!

—¡Adios, adios!

miércoles, 17 de marzo de 2010

El Torreón


166 Ya sabes Gon, apúrate con la segunda parte del atasco que Izaskun te va a llamar, sí eso dice, trataremos de que no desespere, pero es que aún estoy recuperándome de la paliza que me di el domingo, ¿paliza?, de la subida que hice el domingo, quiero decir, ¿dónde estuviste?, ascendiendo por los montes de Grazalema hasta llegar al mismísimo Torreón con sus 1.648 metros, ¿ eso no son muchos metros Gon?, cuatro kilómetros y pico cuesta arriba que me tienen echo polvo, pues nada le tendré que mandar a Izaskun alguna foto de Nerea para consolarla, porque ya veo que no se te puede pedir mucho, también podrías colgar algún poema ¿no te parece?, eso ya no depende de mí Gon, no me seas aprovechado, ya sabes de quien depende, dime: ¿estarás en condiciones de asistir estar noche a la presentación del libro?, ¿el libro qué libro?, ¡qué libro, qué libro!, que mala memoria: a las ocho quiero verte en el Ateneo que allí se va a presentar “Gozos y huellas del paisaje”, ¡ah si, Onofre!, claro Gon, Onofre Rojano y aunque a ti no te va tanto la poesía, ya sabes que no debes faltar, estaré Alba, no te preocupes que estaré, y además de eso tendrás que leer el libro, merece la pena, también lo haré Alba, todo no va a ser narrativa, esto es como el jamón: entreverao está más rico, ¡el lenguaje Gon, el lenguaje!, lo siento Alba pero no sé decirlo de otra manera ¿tú me has entendido?, yo si, pero no sé…¡pues ya está! ¿de qué hablábamos?, ya estoy perdido Gon ¿has escuchado a Serrat?, una maravilla, la unión de Miguel Hernández y este genio, no podía dar más que un resultado maravilloso ¡qué gozada!, volviendo a lo de las fotos Alba, envíale también alguna a Fernando, que también se lo merece, ya lo había pensado Gon, ya lo había pensado.

lunes, 15 de marzo de 2010

Atascados (1)


165 ¡Hola Gon!, sé que estás hoy muy cansado, pero me ha dicho el jefe…, ya sé lo que te ha dicho el jefe Alba, no te preocupes, ahí está el relato:


ATASCADOS (1)

El teléfono sonó a las nueve en punto en medio de un barullo tremendo de tostadas con jamón, café con leche y copas de aguardiente.

— ¿Oiga, está el Melli?

Buscar a Juan López, mas conocido como “el Melli” a las nueve de la mañana en la barra del bar Antonio, era garantía de dar con él. A partir de ese momento ya era materialmente imposible su localización. Se tomaba una palomita, encendía un cigarro y se ponía manos a la obra, dispuesto a comerse el mundo si fuese menester. Estaba casado y tenía dos chiquillos de siete y nueve años, que armaban todo el ruido que podían en casa y un poco más, así que el Melli, se pasaba todo el santo día de una lado para otro sin parar nada más que para los asuntos imprescindibles: la cervecita del mediodía, el almuerzo en pleno tajo, el café de media tarde y dos tintos con albóndigas caseras para cerrar la jornada en el bar de la asociación, por aquello de contribuir con la causa del barrio. A los ayudantes que tenía a su cargo, no les quedaba otra que amoldarse a sus costumbres, si es que querían disponer de unos euros extras libres de impuestos. Él era autónomo y cotizaba como tal para no tener problemas el día de mañana, pero a sus ayudantes los quería de ocasión, total el grueso de las operaciones que llevaba a cabo, los resolvía él, y meterlo en un lío no lo habían metido nunca (cuestión de suerte), con tantos simpapeles y tanto jaleo, bien fuera en el bar Antonio o en la propia asociación, siempre había alguien dispuesto a echar unas peonadas, y si no encontraba a nadie procuraba que tampoco lo encontraran a él, al fin y al cabo la clientela sabía lo difícil que resultaba hoy día dar con alguien, que te solucionase los problemas caseros, y las compañías de seguros para que vamos a hablar, no hacen más que acogerse a la letra pequeña y al final hay que tirar del amigo del conocido de la vecina Pepita, que es quien de verdad sabe de que va esto, o sea del Melli o cualquier otro de su misma condición; lo que pasa es que cada vez va quedando menos gente formal. El Melli era de los pocos de garantía: a las nueve de la mañana estaba como un clavo con su palomita de aguardiente en el bar Antonio. Y profesional era de los que quedan pocos.

En el bloque el asunto estaba enrocado de tal forma que allí no había quien se aclarase: Julia, la del primero ce, decía que tararí que te vi, que en su casa no entraba nadie con un martillo en la mano, que ella era la más perjudicada de todo el bloque, que desde que se fue su hijo y se quedó sola, todo el mundo está aprovechándose de ella, y que no hacía mucho que había caído una maceta desde la selva esa que tiene la del quinto, que si le llega a dar en la cabeza, no estaría contándolo ahora mismo y que si no lo creen pasen ustedes y vean como está el patinillo de trastos que caen, que ya ha decidido no entrar a limpiarlo ni asomarse ni nada, por muchas bragas y muchos paños de cocina que se vayan acumulando, que le pongan el tejadillo, que es lo que ella pide, que como no sea con los municipales allí no entra nadie con herramientas en las manos, como no lo haya llamado ella.

Mari Carmen, la presidenta del bloque (el titular es su marido, pero a efectos prácticos ella lo ejerce), tiene anotados en el libro de incidencias, para todos los vecinos que quieren verlo, el registro documental de la cantidad de veces que ha sido requerida la señora Julia del primero ce, para que colabore en la solución del problema de tuberías de desagüe que pasan por su piso. Tiene anotadas también las llamadas telefónicas que ha hecho a dicha señora – eso si, sin coste alguno -, porque claro como no coge el teléfono. Es muy cuca ¿sabe usted? Tiene un teléfono de esos que se le ven los números, y como se sabe todos los del bloque, no hay forma de cogerla, y si la llama una desde mi negocio, pongo por caso, va y te cuelga en cuanto te reconoce la voz, así que no sabemos que vamos a hacer con esta señora, que nos tiene a todos, que mire usted, estamos deseando que pasen los seis meses para soltar le presidencia.

Y Francisco José – o Paco Pepe como era más conocido -, era la pata que faltaba para completar la mesa. Representaba a la Peña Bética, que llevaba el nombre del barrio y que desde hacía no se cuantos años – porque papeles legales, había más bien pocos -, estaba instalada en el local por el que pasaba el mismo bajante que el de la señora Julia y el resto del bloque del ala ce y la de. La Peña era la gran perjudicada del asunto, porque las aguas fecales se deslizaban periódicamente por la columna blanca y verde, dándole un tono amarronado, que para nada pegaba con la enseña y los colores de tan distinguido club. El personal se revelaba y ya teníamos formado el zipizape habitual: unos decían que vaya peste y que aquello era inhumano y que se negaban a entrar, otros que les diesen de baja – de la Peña claro -, otros que iban a subir y coger por el moño a ésta y la otra y no se cuantas cosas más. Paco Pepe no sabía a quien atender primero, porque todos tenían razón: echarse una partidita de dominó, se convertía a veces en una proeza; se habían dotado de una caja de mascarillas, pero hombre había veces que entre el calor, el sudor y la visión de aquella columna camaleónica, por mucha voluntad que se le pusiese, resultaba difícil centrarse en el juego y no digamos ya de los que estaban en la barra teniendo que apartarse la mascarilla de la boca, cada vez que iban a darle un trago al vaso de cerveza. Todo un poema. La situación no podía aguantar más tiempo y esto fue lo que hizo que Paco Pepe se pusiera en contacto con el Melli, del que había tenido referencias por terceras personas. Ni que decir tiene que el mismo día que recibió la llamada, se personó en el lugar de los hechos, porque a formal no hay quien le gane, para dejar su tarjeta de visita y su impresión de cual era la situación, y la mejor forma de atajar el problema. La estrategia no fallaba: una vez concluida esta primera visita, el cliente quedaba ya preso de la tela de araña, su pasión vendría después hasta que lograba enterarse de que las nueve son las nueve y no hay otro teléfono, ni otra dirección, ni otra forma humana de dar con el Melli. Tenía picoteada media ciudad, pero eran sus reglas y el que quisiera tener otras, tendría que aventurarse con cualquier chapucero de tres al cuarto.

.../...Contiúa en Atascados (2)


viernes, 12 de marzo de 2010

La hoja roja


164 ¿Estás escuchando la radio Gon?, supongo que me querrás decir que ha muerto Delibes, así es, me enteré al levantarme –ya sabes mi afición a este medio-, le salió la “hoja roja” y se nos fue un magnífico narrador, con lo que a ti te gusta el campo, imagino Gon que aún lo habrás sentido más, está claro Alba y además su hijo, ya ves a lo que se dedica, ¿a qué se dedica? ¿también es escritor?, no me seas torpe Alba, su pasión es el campo, como la de su padre y la mía, y él trabaja en Doñana como biólogo, tampoco tengo porqué estar al día en todo ¿eh? No te pases conmigo, listillo, ¿has ido a ver Avatar?, pues no, te la recomiendo Gon, no te la pierdas, la historia en sí…,eso me habían dicho Alba que era muy vulgar, pero tiene su mensaje ¡eh!, no te creas, que Cameron sabe lo que se trae entre manos, pero eso de las 3D es una pasada, ¡qué forma de meterte en la película!, está bien si me la recomiendas procuraré no perdérmela, te puedo prestar las gafas, ¿para qué?, no las mías, cateto, las que dan en el cine para poder ver la película, de lo contrario no vas a ver más que rayas de colores, está bien Alba, que estás hoy inaguantable, como se nota que es viernes, tú si que eres pesado, por cierto recuerdos de Azpeitia que vino a visitarnos el otro día ¿lo viste?, pues no, ¿dónde estabas?, ¡yo que sé!, habría ido a Megustaescribir, ¡ah por cierto!, no quiero que me digas nada Alba, es que me ha dicho un pajarito, hablaremos de eso mañana Alba que ahora me tengo que poner con el trabajo, ¿ah si?, pues hala, a trabajar, a producir ,que corren malos tiempos para la lírica.

lunes, 8 de marzo de 2010

Perros y agua


163 Charlando con D. José me quiso recordar que les diese las gracias a Izaskun y Fernando por sus besos a Nerea, que según dice está lindísima, yo creo que es cosa de abuelos Alba, puede ser Gon, pero démosle un margen de confianza, que aunque sea nuestro jefe, no deja de tener su corazoncito, mejor te cuento como me ha ido con “La ciudad y los perros” de Vargas Llosa, ¿y cómo te ha ido?, bien, creo que es un libro imprescindible, con varias fuentes de aprendizaje al margen de la historia es sí, que ya tiene lo suyo, o sea Gon, que nos viene bien para la Tertulia, así es ya lo sacaré a colación el miércoles, eso me recuerda tu incursión en Bublelandia con las “cartas a opá”, pero eso es otra cosa Alba, no me líes, lo uno es literatura pura y dura y lo de las cartas no es más que un divertimento, si, pero con un fondo similar, ¡como no! El militarismo no entiende de fronteras, es la misma cosa aquí y allá, te entiendo Gon, oye saluda a Delfos, que dice que de forma silenciosa sabe de nosotros, ¿por cierto dónde fuiste el domingo?, ¡uf! No me hables Alba, que como esto siga así vamos a tener que cambiar el senderismo por el piragüismo, con decirte que vi ayer a unos cuantos aficionados practicar el winsurf en las marismas arroceras, ¿será esto el cambio climático?, yo que sé Alba, antes que se me olvide, Izaskun nos recomienda “Maurice o la cabaña del pescador” de Shelley, ¿la de Frankenstein?, la misma, ¿y Gris?, ahí estamos Gon, ahí estamos.

viernes, 5 de marzo de 2010

No quiero lanzar al mundo


162 Hoy me toca a mí Gon, en medio de tanta agua, tanto terremoto y tanto debate taurino, dejemos un lugar para la poesía…













No quiero lanzar al mundo

pasquines de besos perdidos.

A pesar de que el mercurio

ha abierto hueco en el termómetro

mis cabellos de ceniza

conversan con el aire de la noche.

No quiero profanar intimidades

con caricias que un día fueron.

Mármoles blancos sostienen

miembros carcomidos de impaciencia,

defenestrados

aburridos de flexionarse.

No quiero seguir el sendero

circular, caer en la triangulación

o dejar a mi dedo anular

sumido en la desesperanza.

Quiero

ser una voz mientras

haya un oído cercano,

un músculo que rompa fibras,

una lengua inarticulada,

unos ojos que no resistan

el fuego.

Quiero ser hierro candente,

celebrar el impacto del martillo

en la fragua de los besos

y levantar mi copa floreada

por la victoria

del último romántico.

Para los que creemos en la vida como función social, nos duele la herida rusa. No se acierta a comprender como se ha llegado a la luna y ahora no hay forma de ponerse de acuerdo en lo cotidiano. Tampoco se entienden las multas por exceso de productividad, con el hambre que sigue teniendo el Sur. Si Bécquer levantara la cabeza—o le contaran– que alguien con su mismo nombre y apellido se dedica a eso del atletismo..¡que paradójico es el mundo!. Nunca se me ocurrió pensarlo pero estoy llegando a convencerme que la gente de pueblo son de polaridad distinta. La lluvia inesperada tiene siempre la ventaja de poderte guarecer en un paraguas en el que hay que estrecharse. Hoy no es domingo


miércoles, 3 de marzo de 2010

¡Que llueva, que llueva!


161 ¿Cuándo va a dejar de llover Gon?, ¿me lo preguntas como hombre del tiempo o por mis dotes de adivinación?, ¡olvídalo!, era por decirte algo, ahora en serio, acabo de terminar “Frankenstein o el moderno Prometeo” y menuda sorpresa me he llevado, ¿ por qué?, ¿tú sabias que el libro lo había escrito una mujer?, pues sí, a mí –no sé porqué- siempre me pareció que tras esta historia estaba la sombra de un hombre, será porque los dos personajes principales son masculinos, no lo sé Gon, lo cierto es que mira que coincidencia, ahora que se acerca el Día de la Mujer, descubrir…es que por aquellos tiempos tenía siempre que estar presente el factor masculino, de lo contrario no se publicaba nada, algo similar a lo de María Lejárraga, así es Alba ¿pero te ha gustado el libro o no?, siempre se encuentran argumentos a favor en libros de esta categoría, lo que ocurre es que cuando se ha llevado al cine, es difícil separar las imágenes del celuloide y el contenido del papel, ese es el reto Alba, otra cosa Gon , parece que le gusta a Reference tu trabajo en Megustaescribir ¡enhorabuena!, bueno, ya sabes que por allí voy poco porque no se puede estar en todos lados, pero en fin, siempre es positivo que al menos haya una persona interesada en lo que haces, ¡que me vas a contar!, tú no tendrás porqué quejarte, me he enterado que te ha llenado de besos tu amiga Marisa, ¡ah si! Me ha dado mucha alegría porque el factor poético siempre es bueno que esté presente en cualquiera de nuestras manifestaciones, al que hace días que no veo es a Fernando ¿le pasará algo?, estará ocupado, de todas formas tengo pensado visitarlo, ¡ah! pues entonces ya me contarás, otra nube Gon, ¿y qué quieres para algo estamos en invierno?, lo sé Gon, pero es que acostumbrados como estamos a la luz del Sol, ya me está pareciendo a mí mucha agua la que está cayendo, mejor lo dejamos, ¡hasta luego Gon!