martes, 30 de noviembre de 2010

Seguimos creciendo

224 Parece que va creciendo nuestro club de fans, amigo Gon, no sé porqué lo dices porque yo sigo viendo las mismas fotos en el pasillo, ya, es que te hablo de la otra casa, ¡ah ya, la otra casa!, al final ya verás Alba como nos tenemos que mudar, no es eso Gon es que este negocio va por barrios, como todos, pero dime: ¿quién ha llegado de nuevo?, un tal Johnny que se une a nuestras habituales Kate B., Ancara y Reference, ¿y qué se cuenta?, sigue la misma línea que nuestras amigas, está encantado con ese relato que colgaste en su día “Se busca historia”, y eso que por allí anda la cosa más atrasada , me parece que aún van por la segunda parte, así es Gon, por eso están respondiendo ahora la gente, nada, nada, que siga la racha: bienvenida a Johnny y nos seguiremos esforzando por mejorar, por cierto, casi se me olvida, hemos tenido también una visita reciente, ¿y?, Itxaso, al que le va, según parece el nihilismo bajo en calorías, ¡ya!, todavía colea el asunto de la nueva ola, casi seguro que es por eso Gon, para que veas lo que atrae un título sugestivo, con la poca importancia que le damos nosotros a eso, si pero eso es porque no podemos estar en todas, a ver cuando el jefe se decide y amplía la plantilla, ¿ahora?, son malos tiempos para la lírica, y luego de escuchar a JJ Ponce en la Tertulia del sábado pasado más negro veo el panorama, ¿en qué no estás de acuerdo, Alba?, no es que no esté de acuerdo, es que veo que hay demasiados criterios a la hora de componer y crear estilo propio no está al alcance de cualquiera, en eso consiste el arte, si Gon, pero yo me tengo que enfrentar al verso y tendré que disponer de unas reglas mínimas para no dar palos de ciego, ¿ese que lenguaje es Alba?, ¡vale, vale!,ya sé que te critico en esto, se me ha escapado, borra lo de ciego, pero deja los palos, ¿los palos?...los que te voy a dar yo a ti como te sigas cachondeando de lo que te digo…¡vete a tu mesa!, adiós Alba, adiós Gon.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Intercambio

223 En fin Gon parece que esto se está animando, si lo dices por la última visita que hemos tenido, no sé que decirte Alba, cuando menos es enigmática, aclárate Gon, me aclaro: llega mundomundano y nos deja una tarjeta de visita en estos términos “Sing love will tear us a part...”, y eso que significa, según Google porque yo de inglés ando cortito “Canta el amor nos separará una parte ...”, eso nos pasa Gon por meternos en camisa de once varas ¿qué sabemos nosotros de la nueva ola?, más bien poco, pues eso, sabes lo que te digo, que lo resuelva el jefe, ¿D. José?, claro Gon ¿cuántos jefes tenemos?, hablemos de otras cosas más terrenales ¿supongo que estarás contento con las aportaciones de Kate B. y Ancara?, así es Alba, aunque no vivan aquí en esta casa se están comportando como auténticas seguidoras, que al fin y al cabo es lo que nos importa Gon ¿y que dicen de tus textos?, muchas cosas y la mayoría buenas, de esas que te dan ganas de seguir al pie del cañón, las reflexiones, los diálogos que van surgiendo en nuestras historias parece que le llaman la atención, según Ancara los “divagues”, ¡ah si!, ya sabes como son los argentinos, argentina es este caso Gon, ¡si, si, argentina!, no me pinches que es viernes Alba, ella llama “divague” a lo que nosotros llamamos “reflexión”, pero no nos perdamos ¿has terminado ya con Sherlock Holmes?, casi termina el inspector conmigo con ese sabueso adiestrado que se les presentó de repente, increíble Doyle ¿verdad?, por cierto Gon, no me he tropezado con el célebre “elemental querido Watson!, porque eso es de las películas Alba, ya sabes si no hemos leído el libro, las imágenes se nos fijan y luego cuesta quitárselas de encima, como tengo yo fijado mi vista en el reloj, anda vámonos que es la hora.

martes, 23 de noviembre de 2010

Nouvelle vague

222 ¡Mira Gon, hoy nos han salido los tres patitos!, qué graciosillo te noto Alba ¿algún motivo en especial?, nada, nada, dado que la economía y la crisis sigue causando estragos, mejor será que tengamos el cuerpo con buen ánimo, porque de lo contrario vamos a tener que hacer como el avestruz, ¡no exageres!, nuestros amigos siguen ahí, aunque no se manifiesten y según cuentan desde Megustaescribir se está produciendo un cambio positivo a nuestro favor, así que tampoco están tan mal las cosas, pero D. José sigue muy callado y eso nunca es bueno, será cosa de la nieta, ¡la nieta! ¡qué dices Gon!, si está echa un primor, sube y baja los escalones con una habilidad pasmosa, ¿estuviste de paseo con ellos?, no, pero me los encontré en un centro comercial y se les veía muy contentos, bien, descartemos ese supuesto ¿cómo ves la tertulia?, yo me encuentro a gusto Gon, además este sábado tenemos visita, ya sabes JJ Ponce, de ello hablaremos la semana que viene, no te adelantes ¿dónde vas con tantas prisas?, de acuerdo Gon, por lo demás ahí está Azotea Tertuliana como fiel reflejo, ya veo que no te puedo sacar más ¿estuviste el viernes en el cine?, llegué tarde, pero lo bastante a tiempo para conocer a Jacques Demy y la “Nouvelle Vague”, otra Lola, es curioso Alba ¿cuántas lolas hay en el mundo?: el cine la literatura, la música, en puntos tan dispares como EEUU, Rusia, Francia y por supuesto España ¿qué tiene ese nombre?, tal vez sonoridad Gon, tal vez sonoridad, ¿ya nos vamos?, así es querido compañero, ¿por qué lo sabes?, te lo noto en la cara, ¡ah!

viernes, 19 de noviembre de 2010

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221 Lo dicho Gon, los compañeros de Megustaescribir siguen de enhorabuena, tú veras como al final nos trasladan, de eso nada Gon, defenderemos nuestros derechos ¿te has traído la bici?, ahí cuelgo la tercera parte, eso, que no nos falte material…
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Yo no suelo guardar los correos que escribo, así que ignoraba mis respuestas, me comía la moral no saber por donde se había ido tejiendo la trama. Tenía que seguir leyendo más despacio para no equivocarme en mis deducciones, y sobre todo debería obtener provecho de esta situación para la próxima vez que tuviese oportunidad de verme cara a cara con ella. Ya quisieran muchos enamorados mirar en el espejo mágico, o en la bola de cristal para poder prevenir las meteduras de pata, que a menudo se cometen, y que tanto pesan a lo largo de la vida. Yo me encontraba ante esa bola de cristal, que me estaba dando las claves de una relación que sabía como había empezado, intuía como había discurrido pero de la que no quería saber si había terminado o no. Para ello tan sólo tenía que volver a adelantar la fecha del ordenador y me daría cuenta si Raquel seguía formando parte de mi vida y si la situación de partida tan sólo fue un espejismo de lo que pudo ser y no fue. Al fin y al cabo estaba acostumbrado, no sería ni la primera ni la última vez que las ganas de mantenerme al lado de una mujer se hubiesen esfumado.
Desde que se vino abajo el proyecto de familia que un día dibujé, aún no he levantado cabeza y sobrevivo a duras penas, ilusionado por el amor a las BH y el cariño de mis hijos que cada vez se alejan más. Uno de mis primeros objetivos durante todos estos años ha sido encontrar esa compañera que sepa compartir mis inquietudes, no me importa renunciar a la carga de egoísmo que haga falta ni de perder para siempre ese bigote que disimula la cicatriz que me marcó la infancia. Todo eso me da igual. Quiero ser feliz y sin saber en el fondo que significa eso, si he tenido la oportunidad de saber durante estos años de soledad, que significa encontrarte en el escalafón más alto de la pirámide. Por eso entiendo a Raquel y por eso creo que podemos entendernos, porque llevamos trayectorias parejas, porque ella y yo venimos de recorrer un mismo camino y aunque es una situación cotidiana, que se repite con la mayoría de la gente que conoces, cuando miras fijamente a los ojos de la otra persona, descubres cuales pueden ser sus intenciones y yo he visto en los ojos de esa mujer algo que no había visto hasta ahora. Y me gusta lo que veo, pero tengo miedo de ser un adelantado, de provocar una reacción que se puede volver contra mí. Lo que he leído hasta ahora me hace concebir esperanzas aunque mantiene las espadas en alto respecto a mis inquietudes. ¿Debo volver a mover el reloj del tiempo? ¿Seguro que estoy viendo lo que veo o mi estado de enamoramiento es tal que me hace ver visiones? El próximo domingo está tan lejos que me siento sin fuerzas para tratar de impedir un segundo salto mortal. Agarro el ratón con decisión y al pinchar el calendario, la pantalla se puso negra y me quedé con dos palmos de narices. No me atreví a seguir, aquello quería decir que era mejor dejar las cosas como estaban y pensar en los momentos vividos, saborear con ilusión el presente y dejar de especular con ese futuro que ya llegaría en su momento.
Pasaron unos días ¿cuántos fueron? Seis; sí eso es, fue algo menos de una semana, porque entre mi atrevimiento a mirar en el ordenador y la llamada telefónica tan solo había transcurrido una salida dominical, que es como yo me oriento en esto de saber en el día en que vivo. Suelo contar los días según los sitios donde vamos y también de la gente que ese día ha estado en la ruta. Así que Raquel estuvo el domingo con nosotros, aunque en esta ocasión venía acompañada con otros amigos y me encontré algo perdido a la hora de acercarme a ella y a aquel muchacho de ojos claros que parecía no dejarla. Pero yo sabía lo que me había escrito en el mes de Marzo y jugaba con algo de ventaja, así que dejé seguir el curso de los acontecimientos, aunque con muchas ganas de alterarlos.
Me llamó por teléfono al día siguiente, para ver sin concretábamos sobre la operación BH porque parecía decidida a incorporar uno de mis vehículos a sus dominios. Yo se lo puse difícil para que no terminase de buenas a primeras la negociación, aunque en el fondo me hubiese dado igual regalársela, lo que me interesaba es que se animase a pertenecer al club y que nos siguiésemos viendo. Le pedí tiempo, porque me quería basar en sus correos, a ver si encontraba alguna referencia al negocio y se me hacía menos duro el trance. Estuvo todo el rato encantadora y me aferré a la idea de que estaba ante la persona que tanto había deseado. Me entraron unas ganas tremendas de decirle cuatro cosas bien dichas, pero me contuve porque en un momento cruzó por mi mente la idea de volver a cambiar la fecha del ordenador. Ya no sabía que era mejor ni peor, así que procuré no alargar demasiado la conversación telefónica, porque en cuanto colgase, ya estaba enchufado a la pantalla y yéndome al mes de Mayo a ver que había pasado entre nosotros. Tomé la precaución de dejar copia de mis correos en los días sucesivos por si tenía que poner en pie algo que no entendiese. Con toda la valentía del mundo, pinché en el icono correspondiente, y allí estaba el calendario dispuesto a que yo le dijese que día y que hora es la que me interesaba. Casi sin pensarlo, me fui al mes de Mayo e inicié los mismos trámites que la vez anterior, le di al buscador y me encontré con todos los correos que habíamos intercambiado desde Marzo hasta Mayo, aunque se ve que no fui fiel con lo de guardar mis escritos, porque apenas me encontré con cuatro de los muchos que supuestamente habría tecleado en ese periodo de tiempo.

martes, 16 de noviembre de 2010

Fronteras

220 Hace tiempo que no hablamos de “Gris” ¿en qué fase se encuentra?, en punto muerto Alba, de entrada te diré que ya no es Gris, sino Incendiarios, aunque tampoco es el título definitivo sino uno título puente, no me hables de puentes Gon, ¿por qué?, porque no acabo de ver inaugurado el nuevo paso hacia Portugal por el Suroeste español a causa de un dichoso puente que no se acaba de arreglar, ¿en qué campo?, en el portugués, ¡ah, vale!, es cosa de ellos, y nuestra Gon, que no acabamos de poder cruzar por ahí, está bien como mañana les vamos a zurrar en el terreno de juego, por ahí nos vengaremos, ¿de qué me hablas Gon?, de fútbol, ¡anda, déjame de historias!, oye que a ti no te guste el fútbol no quiere decir que no pueda hablar de eso, al fin y al cabo es un deporte, hablemos mejor del deporte de Megustaescribir por ejemplo, ¿qué pasa ahora con ese inmueble?, pues pasa amigo Gon, que de repente hemos descubierto que tenemos por allí amigos a los que aún no hemos atendido como se merecen, ¿y de quién es la culpa?, ¡de nadie Gon, de nadie!, no busques enseguida los tres pies al gato, digo que aún no hemos atendido en plural, no hablo de ti ni de mí que bastante tenemos…¡ya!, no hace falta que me discursees ahora, haremos un hueco, ya sé que seguimos en tiempos de crisis y tenemos que echarnos una mano los unos a los otros por el bien de la empresa y…¡vale Gon!, queda claro, ¿qué te parece la situación del Sahara?, buen quiebro Alba, ¿qué dices?, que regateas muy bien, ¡otra vez con el fútbol!, ¡no, no!, te respondo: la situación me parece tan complicada que mucho me temo que estemos trasladando a África el polvorín de Oriente, ahora si que me dejas que no sé que decir, pues no digas nada, vámonos que estamos en el renglón adecuado, sí vámonos Gon, vámonos.

viernes, 12 de noviembre de 2010

El lunes suma y sigue

219 La Azotea Tertuliana sigue con paso firme ¿no te parece Gon?, es que cuando D. José se pone a cavilar no hay quien lo pare, perdona Gon, pero en esta ocasión no ha sido él quien ha impulsado esta idea, ¡ah, no! ¿entonces quién?, otra tertuliana, ¡de acuerdo, de acuerdo!, pero me refiero a que ya ha entrado al trapo, así que Alba, ya te puedes ir preparando porque aumentará nuestra carpeta de encargos, de eso no me cabe duda, pero bueno no sigamos por ahí que hoy es viernes y como dice uno que conozco ¡por fin es viernes!, ahora que lo mencionas Alba, es alucinante la fijación que tienen nuestros visitantes con la entrada líder de nuestra casa, te refieres a ¡Vaya con el lunes!, así es, es que ha cumplido un año de existencia y aún sigue recibiendo votos, pues tienes que alegrarte Gon porque en segundo lugar de esa lista maravillosa están tus bicicletas que ni siquiera han llegado al final del recorrido, de vez en cuando la vida te da alguna alegría Alba, no todo va a ser aguantar las broncas del jefe, otra cosa ¿cómo te fue el domingo pasado con tu excursión por el río Odiel, eso si que es de alucine Alba, ¡qué delicia pasear por esa orillas!, había veces que no sabíamos si estábamos en la Tierra o habíamos sido aducidos hasta Marte, ¿pero eso no ocurre en el Tinto?, ya, no deja de ser la misma zona, si alguna vez puedes no te lo pierdas Alba, seguro que le coges afición, que más quisiera Gon, pero es que entre Neruda y sus Cantos Ceremoniales y ahora Todo Sherlock Holmes, no paro, pues para acógete a la letra pequeña y para, que la vida son dos días, lo tendré en cuenta Gon, lo tendré en cuenta.

martes, 9 de noviembre de 2010

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218 Antinoo nos está metiendo el dedo en la llaga de la jubilación, ¿cómo lo ves Gon?, que aquí seguiremos hasta que D. José quiera, crudo me lo pones Gon, eso es lo que tú decías, ¡anda! déjate de pamplinas y ponte a leer la segunda parte de las bicis que te traerá más cuenta, lo siento Antinoo, lo he intentado…
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El corazón me dio un vuelco y por poco si se me sale del pecho, cuando comprobé la dulzura de su voz y el timbre sonoro de sus palabras. Era la misma, no había duda, me sabía sus textos casi de memoria de tanto como los repetía cuando me metía en la cama, o cuando mi mente quedaba un momento libre de otras ocupaciones. Si el sábado continuaba lloviendo tendríamos que descartar la ruta prevista, esa era la regla que teníamos en el club, pero siempre cabía la posibilidad de un claro, de que las nubes fuesen benévolas con mis sentimientos y me permitieran conocer a esa mujer que estaba instalada en mí, mucho antes de conocerla. Pensé en mis hijos, en como afrontaría el trago de tener que decirle algo, pero como ella tenía otros dos, suponía que también habría pensado en esto y que ya le encontraríamos alguna salida. En estos momentos eso no era lo prioritario, lo que me corría prisa era asegurarme de que el domingo por la mañana iba a hacer buen tiempo, o al menos lo suficientemente bueno para que ella no se echase atrás y dejase su primer día de encuentro para otro momento. Bajé a comprar la prensa, consulté con Florenci Rei, con el INM en interné y esperé hasta las 15,55 en la televisión española para cotejar todos los datos. Cuando hablase con ella de nuevo, tenía que asegurarle que iba a haber marcha ciclista.
Y la hubo. Estábamos los de siempre que junto a ella y uno de sus hijos constituimos un pelotón de siete valientes dispuestos a disfrutar de un día de lujo en la campiña. Su cara, sus gestos, su mirada... todo quedó impreso en mi mente como una dulce canción melódica que a partir de ese momento no olvidaría jamás. A pesar de las amenazas de agua amaneció un día limpio de nubes que auguraba lo que luego fue: pedaleábamos a placer por la vía verde y recogimos todos los efluvios que emanaba un campo recién regado. Había alcornoques a los que nos abrazábamos todos para tratar de sacarles el secreto de su longevidad, arroyos que cruzábamos a pie por temor a una caída, fotografías en los sitios más inverosímiles y toda una carga de esperanza para que nada se torciera, para que todo saliera bien y aquel primer encuentro no pasase sin pena ni gloria. Un beso de despedida, una noche sin dormir y unas ganas tremendas de volver al ordenador a comprobar el correo electrónico para ver si llegaba alguna foto, para tratar de encontrar en una imagen congelada la respuesta a lo que tan sólo el tiempo puede aclarar.
Había sido una jornada tan espléndida, que parecía impensable que el día siguiente fuese a ser un paso atrás en la relación amistosa que ya se había iniciado, que ya había tomado forma. Tal vez me hubiera hecho demasiadas ilusiones, ante esa mujer que apenas conocía, y de la que ni siquiera sabía si tenía interés en mantener la amistad, pero yo estaba lanzado y no había quien me pudiese convencer de lo contrario, así que tenía claro cual era el enemigo a vencer: el tiempo, no el atmosférico que para eso ya contaba con bastantes ayudas para estar orientado. El tiempo que marcaba el paso de las distintas fases lunares, y con el que yo me tenía que coaligar para tener una respuesta a mis inquietudes. Sentado ante la pantalla del ordenador a la espera de esa misiva que no llegaba, se me ocurrió cambiar la fecha y decirle al pc, que ese día era tres de marzo del año siguiente, a ver que pasaba. Cual fue mi sorpresa al comprobar que de repente se reinicia, y cuando termina de hacer un montón de monerías, aparece ante mis ojos una ventana algo cambiada, pero en la que se reconoce perfectamente el anagrama de Yahoo. Comienzo a investigar y llego a los correos por abrir. Ahí estaban acumulados todos aquellos que nunca tocaba por temor a los virus o a tener que contestarles, pero si de verdad estábamos haciendo ciencia-ficción y nos encontrábamos en la fecha que yo había introducido, lo que a mí me interesaba buscar eran los correos de Raquel que seguro que los habría leído ya. Puse el puntero en el lugar adecuado y fueron desfilando unos y otros, casi sin echarles cuenta a ninguno, porque el único que me interesaba era el que pusiese raquel@yahoo.es. Cuando di con el primero salté del asiento, miré la fecha, la hora, me fijé en todos los detalles y no había duda: estábamos en marzo y era ella, era Raquel Iglesias. Leí la palabra Asunto: pero me tuve que levantar, irme a la cocina, y tomarme un vaso de agua porque no me atrevía a seguir leyendo. Cuando regresé salté sin mirar el contenido del Asunto y me fui directamente al texto del mensaje. No podía más, tenía que saber de inmediato que decían aquellas líneas que supuestamente me había escrito tres meses después de la fecha en la que me encontraba. Leí sobresaltado, sin hilazón, mezclando frases y quedándome sólo con las palabras sueltas. Buscaba lo que nunca había tenido oportunidad de leer viniendo de ella o de escuchar de sus labios. Encontré palabras cariñosas, pero ninguna lo suficientemente ilustrativa como para convencerme de que para esa fecha las cosas estaban saliendo a pedir de boca. Me calmé y fui leyendo el texto de forma ordenada, de la primera a la última palabra. Era evidente que sus palabras transmitían ternura, y que entre ella y yo se había establecido algún tipo de relación que nos mantenía unidos, pero enseguida me asaltaron unas cuantas dudas y volví a inquietarme. ¿Hasta donde llegaba esa relación? ¿Éramos amigos o había algo más? Decidí poner en la casilla de Buscar su nombre y apellidos y enseguida se desplegaron una serie de correos ordenados por fechas, que fui leyendo detenidamente hasta tratar de convencerme de cual era el estado de nuestra relación después de transcurridos esos meses. Todo lo que leía me indicaba que seguíamos igual que ese primer día que nos conocimos, sólo que con un grado de amistad más acentuado. No obstante hubo uno que me llamó poderosamente la atención y al que volví nada más terminar de leerlos todos: se trataba de un texto intimista donde me confesaba lo tortuoso de su relación anterior – fruto de la cual tenía dos hijos – y de lo sola que se encontraba porque sabía que aún era joven, y no le había llegado el momento de tirar por la borda nada. Tenía un trabajo con el que estaba contenta y con el que se ganaba la vida, tenía amigos y tenía a sus hijos que era lo que realmente le daba fuerzas para seguir luchando cada día. Al fin y al cabo si una relación amorosa no sale bien, tampoco se acaba el mundo; ella seguía en su casa y tan sólo había cambiado la ausencia del padre de sus retoños, pero eso era algo que se veía venir. Por un momento deduje que se estaba sincerando conmigo como tal vez no lo hubiese hecho con nadie.

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miércoles, 3 de noviembre de 2010

El Torcal

217 Saif ¿qué nombre más raro, no te parece Gon?, es que no estás en el mundo Alba, te crees que solo hay Albas y Gons, mejor te lo digo de otra forma: que dice Saif, aunque lo dice en inglés, que si queremos sacar dinero con Google, la llevamos clara, ¿y que tenemos nosotros que ver con eso?, ¡no, nada!, para eso ya está D. José, pero era por decirle algo a este amigo Blangadeseño, ¿blanga qué?, que nos ha escrito desde Blangadesh, joé Alba me estás liando, ¿no hay nadie más cercano?, pues si Gon, también tenemos a Mariano Magnífico, que tuvo la delicadeza de pasarse por aquí y saludarnos, ¡qué bien!, dime Alba ¿cómo te ha ido por la playa?, Málaga tiene una temperatura que dan unas ganas de quedarse por allí a vivir, ya nos lo pensaremos cuando llegue la jubilación, ¿tú crees que nosotros nos vamos a jubilar algún día?, pues claro Alba, como todo el mundo, ¡ja!, me río yo de los peces de colores, moriremos con las botas puestas, parece que no conoces al jefe, no desesperes Alba ¿visitaste algún sitio más en tu escapada?, para tu satisfacción personal puedo decirte que subí al Torcal de Antequera y me quedé con la boca abierta, ¿de frío?, eso también, pasé de los veinte grados de playa a los siete de la sierra, pero con lo que quedé sin habla fue con el espectáculo que pude observar ¡cuánta maravilla!, te lo tengo dicho Alba, debes salir más al campo, pero es que aquello es fantástico, con esas piedras guardando equilibrios imposibles y esa niebla dando un aspecto fantasmagórico, lo ves, lo ves, más campo Alba y menos ventanas de ordenador, por esta vez te voy a dar la razón, casi me has convencido Gon.