martes, 26 de abril de 2011

Chefchaouen

247 ¡Ay, Gon, qué trabajo cuesta reencontrarse con el trabajo luego de lo vivido la semana pasada, te lo dije Alba, no te emociones demasiado que luego la vida sigue, pero es que semanas así son irrepetibles, siempre dices lo mismo cuando te embarcas, del barco más vale que no hablemos Gon, ¿por qué?, porque se movía demasiado a la ida y se me puso el cuerpo que casi no lo encuentro, ¡ay dios!, nada más de pensarlo me da vértigo, ¡ya!, pero luego te lo pasaste de muerte, África es otra cosa, ya lo sabes Gon, impresiona tanto, es tan diferente, supongo que te habrás empapado lo sentidos, los sentidos y algo más, Gon, ¡qué manera de llover!, los olores, los colores, el hormigueo, ¿qué es eso del hormigueo Alba?, la gente, las calles, el deambular continuo de un lado para otro como si no se supiese donde se va, ya veo que vamos a tener una sesión poética con sabor marroquí, esa era el objetivo ¿no?, tú sabrás por qué aceptaste la oferta de D. José, la acepté, amigo Gon, porque me gusta vivir experiencias distintas y si al mismo tiempo puedo llevar a cabo una función literaria, mejor que mejor, eso está bien Alba, espero que me dejes leer alguna notas más que nada por si me sirven para mis relatos, te las dejaré Gon, recuerda que esto es un trabajo en equipo, lo sé, y hablando de equipo, tenemos una foto más, ¡no me digas! ¿quién?, Lou de Constantina, muy bien ¡bienvenida Lou!, y también hemos tenido algunas visitas en tu ausencia, supongo que de Ananda y Stella, y alguien más Alba, así es, hay alguien más, también estuvo por aquí Belkis, ¿y qué te decía Ananda con respecto al color de tu piel?, no se refería a mí, Alba, lo decía por  la tinta, como el asunto va de autorretrato, ya sabes…la tinta, el azul, ¡el azul!, ¡ay, como en Chefchaouen!, ¡otra vez!, vámonos ya que al final nos reñirá D. José, como quieras Gon, como quieras.

viernes, 15 de abril de 2011

Autorretrato (2)

246 ¿Gon, ha llegado ya Belkis?,¡Sí, aquí está!, pues dile que se siente junto a Ananda y Stella, que enseguida voy, como quieras Alba, ¡no tardes!, estoy terminando de poner la última coma y ya estoy ahí…

AUTORRETRATO (2)

Siguiendo un poco el orden lógico de los acontecimientos de esos folios reutilizados, pasé a incorporarme al disco duro de un ordenador, donde casi me da algo cuando vi. la cantidad de gente que allí había. Era como pasar del campo a la ciudad, del mundo silvestre a la civilización, del desierto a la aglomeración ¡que cantidad de criaturas! Allí aprendí el abecedario y algunas reglas gramaticales, y me hice mayor rápidamente, porque tuve que asimilar tantos conceptos en tan poco tiempo, que el que consigue salir vivo de las tripas de ese invento tiene el cielo ganado. La tinta de Plumarol se reconvirtió en otra de diversos colorines, y la mano encontró a su compañera, y ahora eran dos almas gemelas las que porreaban aquel teclado, y yo iba tomando importancia rodeado de pequeñas líneas graduadas en el lateral izquierdo y en la parte superior de una pantalla, y con todo un despliegue de modelos de letras, todas ellas dispuestas a hacerme un traje mucho más acorde con la edad, aunque dicho con la mejor de las intenciones, siento cierta añoranza por aquellos rasgos que se iban abriendo paso en la pradera nívea del folio. Ahora también hay que abrirse paso, pero son las mismas palabras – salvo correcciones – y además nada de tachaduras; de repente una palabra, una frase o incluso varias líneas, desaparecen de pronto como si nunca hubiesen existido; se ve que eso de trabajar en pareja da otros frutos distintos. Aquí me siento crecer por minutos, porque es tan amplio el abanico de posibilidades que se me ofrece para hacerme respetar, que casi no me da tiempo a asimilar tanto ingenio. El resultado del paso por el disco duro es la formación de una serie de clones, cada uno de ellos en distintos formatos. Nos vamos a quedar con el formato papel porque ese va a ser el hilo argumental de la historia de mi vida.
Ese momento tan interesante en que abandona aquella primera puesta y aparece uno con otro traje, tampoco resultó ser del todo brillante, porque conforme iba siendo parido – en este caso por una Hewlett Packard -, me di cuenta de que volvía a tener el mismo traje dual que ya tuve cuando vi la luz primera. Ahora que ya tenía una forma reglada, cuadrada y repeinada resulta que por el envés, por la parte de atrás, volvían a aparecer frases tan fuera de lugar como “cantidad correspondiente” y “cantidad que recibe”. Algo indigno, así que como yo iba siendo mayor jugué con lo que había aprendido en aquel limbo de técnica y cultura en el que me habían matriculado y sin que las almas gemelas se diesen cuenta, introduje algunos gazapos que ni el minucioso sistema corrector de la computadora pudo detectar. El número de folios se redujo con relación a mi anterior etapa y en un parto dentro de la normalidad, caí en una bandeja para acto seguido sentir un pinchazo en el ángulo superior izquierdo como si me hubiesen puesto una grapa. Cual fue mi sorpresa cuando descubrí que de nuevo la mano que sostiene la pluma actuaba en solitario, aunque es esta ocasión sostenía entre sus dedos un lápiz de colores, que de vez en cuando aplicaba sobre mi estructura corrigiendo por aquí y por allá; yo que me las prometía tan felices pensando que el salto a la fama estaba a punto de llegar. ¡Con razón seguía teniendo aquella espalda tan cochambrosa! 

lunes, 11 de abril de 2011

Guru, guru, gurumelos

245 Bueno, bueno, Gon, ¿así que Stella no sabe que son los gurumelos?, saber, saber, puede que lo sepa, no hay más que entrar en Wikipedia y verse las caras con la Amanita ponderosa, lo que ella quiere decir es que no los ha probado, eso ya es otra cosa Gon, pero todo se andará ¿verdad Stella?,  la que sí los ha probado es Ananda, habrá estado por Huelva, dime una cosa, Gon ¿de verdad está gustando tanto “Otoño” y “Primeros poemas” allá en la otra casa, ¿no te lo crees?, es que me cuesta trabajo asimilar que esos versos de primerizo sean capaces de despertar ansias lectoras, ¿qué quieres que te diga Alba?, a los hechos me remito, si no te lo crees date una vueltecita por Megustaescribir y lo comprobaras  con tus propios ojos, ¡no!, no es eso Gon, es que me sorprende, nada más, ahí está reference, le puedes preguntar, es que para mí, Gon, te lo digo en confianza, no son más que poemas de una etapa lanzadera para la poesía que hoy se cuece por aquí, ¡ya!, pero así funciona el mundo literario ¿o es que piensas que las grandes obras se escribieron de la noche a la mañana?, necesitarían muchos ensayos y errores como pasa con toda ciencia, no, si en el fondo tienes razón Gon, vamos a otra cosa Alba, ya terminé el gran Gastby, ¡ah, sí! ¿y qué?, ¡magnífico Alba, magnífico!, aunque he tenido que releerlo porque de primeras no me quedé con la copla, ¿no me digas Gon?, con esa preciosa historia de amor, ese encanto de narración, ese testigo que lo cuenta todo…¡sí, sí! Alba, pero me cogería con mal cuerpo la primera vez porque en realidad es un libro de pocas páginas, o sea como para no perderse, eso es Alba, para no perderse, los que nos estamos perdiendo somos nosotros Gon ¿te has fijado que hora es?, las nueve y veinticinco, ¡joé, D. José!, ¡el voca…¡adiós Gon, adiós!

martes, 5 de abril de 2011

¡Viva la gente!

244 ¿Tú sabes que son los gurumelos, Gon?, lo ignoro Alba, pues los gurumelos son una setas primaverales que se dan mucho en el Andévalo, ¿y se comen?, ¡claro que se comen Gon, de lo contrario para que te lo iba a contar!, ¡que sé yo!, pensé que era el inicio de un poema, ¿un poema?, ¡qué graciocillo estás hoy!, anda, cuéntame quien ha estado por aquí últimamente y déjate de chanzas, como quieras Alba: Ananda, que de entrada le ha gustado mi Autorretrato, Stella que una vez más tomó café con nosotros y la sin par xrisstinah, que cada vez que viene nos hace desternillarnos con sus ocurrencias, por cierto Gon ¿qué pasa en Megustaescribir?, he oído decir que tenemos mucha movida por allí, a que te ves a tener que ir otra vez, no mientes la soga Alba, que aquí estoy más a gusto, no lo digas muy alto que las paredes oyen y D. José parece que tiene orejas en los desconchones, no exageres hombre, dame alguna pista, yo que sé, por lo que a ti concierne hay una tal maydoli que está quedando maravillada con tu forma de componer, ¡no me digas!, ¡ei, ei!, no te subas a la parra, que están por confirmar algunos datos, luego ha aparecido una tal Doña Concha, ¿nuestra Concha?, no lo sé, ¡vamos Gon, no sabes nada!, ¡que quieres leche, ahora no estoy allí!, bueno vale, cuando lo tengas más claro me lo cuentas ¿te parece?, ¡ya veremos!,otra cosa Gon ¿conoces a Marguerite Duras?, ¿qué has leído Alba?, “el amante”, ¿te habrá maravillado?, a mí si Gon, porque está lleno de poesía todo el libro, ¿prosa poética?, yo diría que sí, sabía que te habría de gustar, ¿y tú como llevas el gran Gatsby?, ahí estoy, pues ya me contarás Gon, ya te contaré Alba.