sábado, 29 de diciembre de 2012

Collage de verano (4)


 325 ¡Gon, D. José!, alcemos nuestras copas y brindemos por este 2013 que se nos abre, ¡por todos nuestros amigos!, bien dicho, Alba, vaya esta copa por: Trini, Vero, María, otra María (la del vencejo), Stella, Alfredo, Martha, Belkis, Nuria de Espinosa, Lou, Miuris,  y Xrisstinah, que han estado ahí a lo largo de todo el año, ¡Por ellos!, y ahora el amigo Gon, nos colgará el siguiente tramo de su interminable historia, se lo permito de esa manera porque es usted el jefe, que si no..., tengamos la fiesta es paz...¡Feliz Año, amigos!
COLLAGE DE VERANO (4)
.../...Viene de  Collage de verano (3)

El jefe se deja caer, como el que no quiere la cosa, que para el próximo año existe la posibilidad que el encuentro de trabajo se traslade ni más ni menos que a la Laponia – por aquello de abrir el mercado al exterior -. El asunto cae en el departamento como si se tratara del gordo de Navidad. Se comienza a especular, que si los que están por Cataluña participarían también del evento o sería para los que no se han movido – laboralmente claro –este año. ¿Sería imprescindible saber inglés o eso corresponde tan sólo a los directivos?. Circulan preguntas y respuestas de un lado para otro, pero como es lógico nadie habla claro ni se compromete a adelantar nada hasta que se vaya perfilando mejor el asunto. Tendremos que ponernos en contacto con los sindicatos para evitar que los agraciados sean siempre los mismos. Ya hay quien sueña con Norway, Kafjord y no sé cuantas palabrejas más que se transmiten de boca en boca, por los pasillos, por los tablones de anuncios, correos electrónicos y demás medios que disponemos por la oficina para jodernos los unos a los otros. Y sólo ha sido un rumor. No quiero ni pensar lo que puede pasar si se confirman los hechos.
Muñoz Molina hacía que sus personajes se encontraran unos a otros en aquel invierno en Lisboa, con una facilidad pasmosa y yo por más que intento dar con mi amigo Florencio no hay manera. Ya lo he intentado en unos cuantos hospitales, pero entre que no me entiendo muy bien con quien me coge el teléfono y que tampoco tengo claro que esté en Lisboa, así estamos. Pero yo no me canso, daré con él como Manolo que me llamo. Mis amigos me cuentan maravilla de esa ciudad. He intentado –por hacer algo- una pirueta literaria que consistió en meterme en el libro de Muñoz Molina como un personaje más, como vi que había pistolas de por medio y eso casi siempre suele acabar en tiros, me dije “¡Ya está!. Yo seré por ejemplo el taxista, ¡si!, el taxista que tiene que trasladar a un herido de bala con toda urgencia hasta el hospital”. Tendría que trabucar un tanto el desarrollo de la obra, pero bueno como se trata de una buena causa, no creo que al autor le fuese a molestar demasiado, además si se me complican las cosas, le cambio el título a la novela mencionada y ¡ya está!. La puedo llamar por ejemplo: el otoño en Lisboa, ¡ea!. Bien pues – como digo – yo sería el taxista que recoge al herido que como consecuencia de una persecución callejera termina en mi taxi huyendo del de la pistola. Atravesaríamos a toda leche el puente sobre el Tajo, con las luces encendidas, tocando el claxon y zigzagueando para hacer adelantamientos insospechados. Nada de choques, ni atascos, ni gente cayendo al agua, que a mí con llevar a una persona herida ya me parece suficiente para una trama amorosa. Por mi radio-taxi me pongo en contacto con la policía y me echan un cable con el tráfico, en lugar de empeorar la situación, que es lo que ocurre casi siempre, se me colocan por detrás y por delante con la sirenas a toda pastilla como si fuese yo el coger de una persona importante y me conducen hasta un hospital donde una vez cumplimentados los trámites y echas las declaraciones oportunas – y ya con la confianza suficiente – pregunto por el doctor Florencio, eminente cirujano al que nadie tiene la fortuna de conocer ni en ese hospital ni en todo el área hospitalaria. Deshecho, casi con lágrimas en los ojos, retorno a mi táxi y me vuelvo hasta el lugar donde recogí al herido a buscar alguna pista a ver si me doy cuenta donde me he equivocado. Doy unas cuantas vueltas por los alrededores, hago unas cuantas preguntas, pero no me gusta demasiado la pinta de alguna gente que anda por esas calles, así que decido dejarlo todo porque tampoco es cosa de llevarme yo algún mamporro luego de haberme colado de hurtadillas en la obra. Me salgo.
Mi mujer de nuevo pasa al ataque y me llama desde Santander, que lo del futuro proyecto telefónico va mejor de lo que esperaba y por tanto se amplía la estancia por el Norte, que siente mucho no poder estar conmigo, ni con sus hijos, pero es que esta gente aprieta lo suyo. Mientras me cuenta todo esto, yo no dejo de acordarme del hijo puta del Domínguez que si se hubiera quedado en le parto de su madre, no se hubiera perdido nada. Tengo que continuar mi campaña de intimidación ahora que me he enterado que anda otra persona metida de por medio. ¿Mira que si al final descubro un lío de faldas?. Que como por el Norte hay muchas vacas, no puede dejar de acordarse de sus hijos, de cuando eran pequeños y hacían aquellas preguntas tan graciosas sobre la piel de estos animales y de aquellas tetas tan gordas y los cuernos y las pezuñas y esas bocazas todo el día rumia que rumia – muele que muele, decía ella -. Hay un sitio que se llama Puente del Diablo que no puedo dejar de verlo, aunque sea lo último que haga en esta vida. Creo que exagera, porque sitios bonitos habrá tantos por ahí perdidos que la contemplación de cualquiera de ellos puede dar lugar a pensar lo mismo. Sé, porque uno al fin y al cabo está instruido, que Cantabria y en concreto Santander son de esos lugares que nos llama mucho la atención a la gente del Sur, que nos quedamos extasiados con esos valles y ese verde y sus montañas, pero tampoco hay que exagerar ¡eh!, que aquí tampoco andamos mancos. En medio de la conversación, me dan impulsos de preguntarle por su tierra, su hogar, su familia, su marido, pero me contengo porque me puede mi orgullo y lo que me tenga que decir que me lo diga por propio impulso. Yo con decirle la que estamos pasando en la oficina, ya tengo bastante. A mí no es que me cabreen las cosas del Norte, esos paraísos que dicen poseer, lo que me cabrea es no poder disfrutarlos. Que está allí mi mujer, también podría haber estado yo de consorte contemplando el azul del mar, mientras que ella les cuadra las cuentas a los de la telefónica, ¡digo yo!. En cambio estoy aquí, aguantando todo el calor del mundo, las ocurrencias de Domínguez, la incertidumbre del trabajo y sin mis hijos para hacerme compañía. Al final me voy a tener que aficionar a eso de la interné – como hace más de uno por aquí cerca -, para que los días se me pasen más rápido y para el año que viene ya procuraré yo montármelo de otra manera porque ésta no me convence mucho. Hace ya tanto tiempo que no tenemos unas vacaciones como Dios manda que maldita me hace la gracia que los niños hayan crecido y que la mujer haya conseguido la independencia laboral. Al final, mejores casas, mejores coches, pero para no parar nunca ni en la casa ni en el coche. ¿Esto es vida?.

lunes, 24 de diciembre de 2012

¡Feliz Nochebuena!

324
—¿Qué tal D. José, preparando la cena?

—Para comérmela, Alba, yo no soy cocinilla. En un día como el de hoy, me ha parecido oportuno tomarme con vosotros un cafetito, que ya hace tiempo que no coincidimos.

—Ya lo creo, D. José, le estaba preguntado yo a Alba por lo mismo. ¿Es verdad que ha sido usted capaz de leerse “Las correcciones” de J. Franzen?

—¡Cómo eres, Gon!, claro que he sido capaz ¿o es que crees que dedicándome a esto no leo nunca?, tengo muchas cosas que hacer, pero también leo ¿qué te crees?

—Bueno, bueno, no se me enfade usted, hombre, que yo también he sido capaz de leerme “Olive Kitteridge” de E. Strout, que no es moco de pavo.

—Perdona, perdona, Gon, pero no es lo mismo…le hecho un capote, jefe, es que este muchacho…Franzen no es que escriba raro, es que es muy pesado, parece que le encargan los libros al peso, ni punto de comparación con el libro de Strout, que en apariencia es muy sencillo, pero eso es debido a lo bien escrito que está y a lo conciso.

—¡Gracias, Alba!, pero se me defender solo, no creas, mis obligaciones gestoriales me impiden estar tan al tanto como vosotros, pero hago lo que puedo, quizás más de lo que Gon pueda sospechar. Por Cierto Alba ¿cómo llevas la lectura de Colinas?

—Una maravilla, jefe, me ha parecido un perfecto regalo el que usted me ha hecho al permitirme conocer a un poeta en toda la extensión de la palabra.

—Al que tuviste el gusto de conocer en Vandalia.

—Así es, ya le digo que esa antología de poemas me ha dado una idea cabal de su obra.

—D. José, no es por nada, pero yo estuve el otro día en el homenaje a Onofre Rojano.

—Lo se, lo se, Gon…

—Presentó su libro “La ciudad transida”, y aquello estuvo de animado que no se puede usted imaginar. ¿Lo ha leído?

—Ya sabes que no es lo mío, Gon, pásale el libro a Alba que para eso lleva esa sección.

—¡Jefe!, tengo un atraso de no te menees en las lecturas; además como nos encargó usted lo de Bach, lo de Pablo Neruda y lo de Zoido…

—Vamos a ver, vamos a ver, Alba, no me líes.

—Eso Alba, no nos líes.

—Está bien: El concierto de la Misa en Si Menor de J.S. Bach a cargo de la Orquesta Sinfónica Hispalense y el Coro de la misma Universidad fue todo un lujo. De la película “El cartero y Pablo Neruda” ¿qué os puedo decir?, poesía en estado puro y en cuanto a la ocurrencia de la nieve artificial en la Plaza de San Francisco…cosa de los tiempos que corren, que ya puede nevar en cualquier parte…hasta en Sevilla..y ahora os tengo que dejar que he de comprar el pavo para esta noche..
FELIZ NOCHEBUENA.

martes, 18 de diciembre de 2012

Collage de verano (3)

323 ¿Qué le pasa a María, Gon?, que lo mismo se atrasa que se adelanta, pero en fin debe ser producto de las prisas de estos días, tú ya tienes preparado la siguiente entrega, así es, pues adelante que a Vero le va a dar algo y a Trini también se le nota algo inquieta, en eso estoy, Alba, lo dicho, por si llegamos tarde FELIZ NAVIDAD para todas, que así sea…

COLLAGE DE VERANO (3)
.../...Viene de Collage de verano (2)

Nos llega a todos los de departamento un correo electrónico firmado por los tres compañeros que se fueron de comisión por Cataluña y con la excusa se lo andan pasando de aupa, mientras nosotros aquí sacando las castañas del fuego, para que luego digan. Unas fotos preciosas, y la que más me impresiona de todo es una que le han hecho a unas pinturas de Dalí donde destaca por encima de todo dos pies que parecen estar andando sobre el cielo. Nuestros tres compañeros tienen el detalle de acompañar las fotos con una lectura – con esos pies para andar sobre el cielo se consiguen todos los sueños – que a mí me deja un tanto difuso de ideas porque no sé por donde van. Yo creo que en el fondo se están pasando unas vacaciones de puta madre, mientras que los demás aquí en el horno éste que tenemos por ciudad. Esta empresa es que no tiene arreglo, lo mismo se deja caer con esa comisión encubierta para favorecer a unos cuantos que nos tiene a todos sacrificados. ¿No podíamos repartir el verano entre todos? Así por lo menos nos quitábamos unos días del calor, pues ¡no señor! Aquí estamos al capricho de estos explotadores – porque no tienen otro nombre -, que para colmo son los que se llevan todos los beneficios. Cada noche sueño con el coche cargado hasta la corcha, con todos los bártulos en la baca y un camping esperándonos con la gente de un lado a otro chorreando agua, reliados en las toallas playeras. Con mucho verde alrededor -¡ya puestos!-, el mar a cincuenta metros al que se accede por un camino de tierra, un sendero de grandes setos tras de los cuales puede verse una pradera llena de vacas y artísticos pajares de forma cónica. Arenas finas y olas juguetonas donde echándole valor pasaríamos un rato inolvidable. Hay algunas nubes en el cielo provenientes de los montes cercanos, pero no le tendríamos miedo, puede hasta que llueva pero ya nos la arreglaríamos. Los niños jugarían en pandilla dentro del recinto, que no es demasiado grande y los mayores departiríamos amigablemente entre unas copas que parecen de sidra. Desde una plataforma próxima me atrevería a montarme en una parapente como acompañante y aunque lleve un nudo en la garganta durante todo el tiempo, lo que vería desde esa altura y a esa velocidad, no tiene precio. Otros decidirían pasear a caballo y los vería como hormiguitas que se mueven lentamente.


Suena el teléfono. Despierto. Por fin encuentro lo que buscaba: revolviendo un viejo archivador, me encuentro una carta de Florencio, al que no veo desde hace diez años. Me pongo enseguida en contacto telefónico con mis amigos “portugueses” por si aún estoy a tiempo de pasarles los datos encontrados y que pueden terminar por hacerme el favor que les pedí antes que se marchasen. La empresa tampoco resulta fácil porque Florencio, además de haberse especializado en cirugía también puede haber cambiado de domicilio, pero bueno si yo fuera él no cambiaría. La PraÇa da Figueira por lo que yo sé no es un lugar para abandonar fácilmente, pero en esas estamos, la vida da tantas vueltas que lo que hoy parece imposible, nos lo podemos encontrar mañana como un hecho consolidado. Doctor Florencio, quien me iba a decir a mí que aquel raposo que robaba brevas en las Huerta Los Pinos, se iba a convertir con el paso del tiempo en una figura del bisturí. Seguro que él no tiene problemas de veraneo, ni la mujer en el Norte, ni los niños en el Sur, ni los amigos en el Oeste, ni... ¿pero que digo? Me estoy volviendo carajote con tanto especular con las vacaciones. Esto debe ser efecto del cambio climático, seguro, yo antes no era así y sin vacaciones no es la primera vez que me quedo y he currado como el que más en la oficina y me han pasado cosas mucho peores y todas las he sobrellevado con gallardía, pero ahora es que no sé que me pasa que no soy capaz de sobrevivir en esta isla desierta que yo mismo me he montado. ¿No será que mi jefe me tiene abandonado y no me patea? Ahora que lo pienso lleva una temporada que está más dócil que un cordero. Tendré que hablar con él.

Domínguez viene a verme muy preocupado porque dice que ha recogido de su buzón dos correos, dos postales que le tienen sin vivir. A mí se me cae el bolígrafo de la mano y me pongo como un tomate colorado, casi sin reacción ni saber que decirle. “¿Dos postales?””¡Sí, dos postales!”.”Una – me dice – con un barquito de vela y un texto difuso y preocupante y la otra de París, haciendo alusión a lo de que bien vale una misa”. Me cuenta que van dirigidas a su señora, que prudentemente volvió a colocarlas en el buzón a la espera de una reacción por su parte, pero que no sabe que hacer, ni que medidas tomar. Yo, dentro de mi confusión le aconsejo prudencia y que espere, que puede tratarse de un error, de un concurso o de alguna propaganda de las que tanto abundan hoy día, pero él me derriba todos mis supuestos al instante de enviárselos, Insisto en que espere, que sea ella la que hable y le cuente . “¿Y si no habla? – me dice enfadado-“.Joder con mi ocurrencia! Éste con el cabreo de mi postal, seguro que no se ha fijado bien en la segunda. ¿Cómo puede ser la misma persona, si yo no he mandado más que una? La culpa la tuvo él, si no me hubiera pinchado, ahora que se fastidie. Lo malo es que viene a mí a contarme las cosas y yo no tengo valor para aclararle nada. Le sigo la corriente y ya está, con lo que estará sufriendo la pobre criatura. Como me llaman por la dos, aprovecho para decirle a Domínguez que luego seguiremos charlando, aunque lo que de verdad siento es que no sé como voy a salir de ésta. ¿De quién será esa segunda postal?
Mis hijos me cuentan que el asunto de las olas va de maravilla, que están más morenos que el año pasado por estas fechas y que un día si y un día no van con unos amigos hasta la Cala para ver el cine de verano a la orilla de la playa. Nos pusieron “Piratas del Caribe”.”¡Que suerte, una de piratas y en la orilla del mar””. Nada hijos a disfrutar de la vida que son dos días, que para eso estamos los mayores. Que si me acuerdo de aquel lugar donde se produjeron las inundaciones, llevándose el Paseo Marítimo. “Si, de la tele – les digo con recochineo –, pues que lo han dejado que no hay quien lo reconozca”.”Mira que bien, ¿Y cuando volvéis?”Que no saben – me responden -, cuando se les acabe el dinero”. Les recuerdo sus obligaciones de cara a los exámenes de Septiembre, pero no parecen demasiado afectados por ese evento, se ve que tienen dominada la situación. Tendré que hablar con su madre.

A Domínguez se la acrecientan los males -¡seré agorero!-. Ahora me cuenta que le ha llegado una nueva postal con una fuente que dice que está en la Plaza de la Constitución, pero no sabe de que pueblo, porque no le dio tiempo de más, antes que su mujer la quitase de en medio, pero con la misma firma, que eso si que la vio bien a las claras. ¡Ah!, y un sello con una foto el lince ibérico que dice que está en peligro de extinción. “¿Pero Domínguez, qué tiene que ver eso con lo que me está contando?”. “¡Hombre!. Era por si te servía de pista, tu que eres muy observador – me responde –“. Le pregunto sobre la actitud de su mujer, sino le dice nada al respecto cuando él le entrega las postales, me dice que él no se las entrega, lo deja todo encima de la mesita de entrada junto con la propaganda y los recibos del banco. Ahora sería el momento en que tendría yo que refregarle por la cara sus propias palabras, pero no soy capaz. Cuando me pinchan, tengo muy mala leche, pero luego en frío soy incapaz de hacerle daño a nadie. Yo estoy contento – con sus mijitas – con la mujer que me tocó en suerte; hemos conformado una familia y creo que nos entendemos en lo fundamental, por lo tanto no tengo motivos para pensar que me están engañando; la distancia siempre es muy traicionera y en cualquier momento te puedes encontrar con la sorpresa, no cabe duda, pero hay que confiar, tenemos que ser mejor pensados de lo que somos, sino no podríamos vivir, pero es que este Domínguez me saca de quicio.

.../...Continúa en Collage de verano (4)


martes, 11 de diciembre de 2012

Sierra de Mamede

322 Qué tarde se nos está haciendo, Gon, y que lo digas, Alba, es que llevamos una temporadita que ya, ya, y encima aparece otra oferta de apertura de tienda nueva, espero que a D. José le siga funcionando todavía el cerebro y no se le ocurra, pues no se yo que decirte, compañero del alma, seguro, seguro que se lo está pensando, aunque sea de pasada, dime algo de tu viaje por el Alentejo, ¡oh!, ¡qué maravilla, Gon!, Évora, Portalegre, Marvao, Monsaraz, Monsanto, Apalhao…una maravilla, conseguiste olvidarte de mí y del jefe por unos días ¿no es cierto?, hombre, de ti no tanto, pero del jefe si, no te quepa duda ¿sino de qué sirven las escapadas?, tienes razón, Alba, qué pregunta más tonta la mía, tienes que saber que anduvo por aquí Vero, ya me lo imagino, pues ya sabes, trabaja en tu relato, que la tienes enganchada, en eso ando Alba, pero es que me come la bulla, como a todos Gon, pero bueno, todo se andará, por cierto ¿qué tal se portaron tus amigos?, ¿con qué?, con tu cumple, ¡ah, el cumple!, nos lo pasamos divino, no te puedes imaginar, Gon, son una gente muy apañada y te hacen sentir bien, eso es bueno, ya lo creo, y además, Gon, a la vuelta me encontré que la gente de PsP me habían inundado el correo de felicitaciones, que también es de agradecer, y que lo digas, Gon, en fin, vámonos ya que es muy tarde…

martes, 4 de diciembre de 2012

Collage de verano (2)


321 Tiene razón Trini, entrar en un grupo es para estar, y que lo digas Alba, bueno es  D. José para andar con pequeñeces, ahí hasta el final, hasta que nos echan, y que lo digas, Gon, para pesados nosotros, aunque Vero tampoco anda mal de paciencia ¿eh?, ya lo creo, y que es para aguntarnos a nosotros hay que tener mucha...

COLLAGE DE VERANO (2) 
.../Viene de Collage de verano (1) 
Mi mujer me escribe desde LLanes, que va muy bien todo y que hay mucho verde y que la temperatura es muy fesca. Menos mal porque si  el Norte tuviese los calores que tenemos por aquí ¿dónde iríamos a pasar las vacaciones? Yo que con esto de los sms y los emails no acabo de enterarme le contesto como puedo aunque sin saber a ciencia cierta quien será el destinatario de mis mensajes. Ella como trabaja en el medio no tiene ningún problema y parece que le cuesta trabajo mandar una carta de las de toda la vida o llamarme más a menudo. Todas sus energías las gasta con sus hijos, que se desvive por ellos, el día que los maridos incomprendidos nos rebelemos o nos agrupemos como asociación, que se pongan a temblar las feministas porque ya veremos quien tiene más fuerza. Que los hórreos son muy bonitos – ya lo sé, los he visto en la tele -, y que a su empresa se les ha ocurrido lanzar una campaña aunando la innovación tecnológica con la conservación de este tipo de construcciones. Yo no acabo de entender por donde va el asunto ¿qué tendrá que ver la rapidez comunicativa con la inmovilidad de estas reliquias? En fin, que se quiebren la cabeza los técnicos que para eso le pagan, y espero que bien, que se note que juega mi mujer en el mismo equipo. Si uno tiene que ser el sacrificado, por lo menos que obtenga algún beneficio, aunque sea de manera indirecta. ¡Que dura es la vida del trabajador! Todos el año aguantando a unos y a otros para que de vez en cuando – ni siquiera todos los años -, se pueda uno pasar una semana tostándose al sol o contemplando como pacen los asturcones por las montañas de Covadonga. Esto de encontrarse en medio de la cadena, es que te deja como anhelado. Si estás arriba, disfrutas todo lo que puedes y algo más de tu privilegiada posición y lo mismo te da que nieve en Asturias como en el Teide. Si te apetece vas y ya está. Si estás abajo, bastante tienes con buscarte el sustento diario, independientemente de la época del año de que se trate, lo mismo da que sea invierno que verano, lo importante es eso: llegar al día siguiente. Pero si te quedas en medio – como es mi caso y el de Domínguez y el del desgraciado del jefe -, te la dan por todos lados. Te pones a comer y enchufas la tele para distraerte un poco y terminas por darle las gracias de Dios por lo afortunado que eres, que puedes estar pensando en vacaciones, aunque la disfruten otros. En fin, un lío.
Desde Cue, en LLanes, me llega otra postal que por ese afán de interaccionarlo todo, pone en un recuadro con letra pequeña “Antilles Beach” ¡Con lo bonito que es el español! De que forma nos hemos dejado comer el terreno por los ingleses. Se la enseño a Domínguez y se le caen dos lagrimones pensando en ese verde tan cercano a la orilla del mar. A continuación a quien se le caen los lagrimones es a mí ante la preguntita de mi compañero de fatigas: “¿Manolo y tú estás tranquilo teniendo a tu mujer por esos lugares tan bonitos?” “¿A qué te refieres, Domínguez?”  - contesto yo sabiendo demás a que se estaba refiriendo - . Le salgo al quite y le expongo toda mi teoría sobre la portaduría de los cuernos, pero claro eso lo digo de boquilla para afuera, por dentro tengo un come-come que de buenas ganas cogía un avión y me plantaba en el Norte para sorprender cualquier acto impuro que pudiera estar cometiendo mi mujer. Pero a continuación me contengo y le sigo la corriente en plan festivo que es mejor y más sano para todos. Hoy día hay que ser de mente abierta y no pensar que andamos por ahí engañándonos los unos a los otros, eso es cosa de películas veraniegas y épocas pasadas. Las circunstancias laborales son las que son y te pueden llevar de un lado a otro y no hay que mezclarlas con las sentimentales, será mamonazo el Domínguez con lo que me sale ahora. Me podría hablar del Valle de Valdeón, ya que estamos en lugares alucinantes o de los fichajes de su equipo o de la nueva versión del carro de Manolo Escobar que ahora ha subido en él nada menos que el Koala, o de los atascos de la Gota de Leche, pero no, el cabrito va y me mete los dedos directamente en los ojos, como diciendo: ¿Tú estás seguro de tu mujer? ¿Y tú de la tuya?, le tendría que haber contestado yo, pero lo cierto es que no sé si está en su casa o anda por la playa, pero me tengo que enterar. Esto no queda así. Aprovecho un momento en que ha salido del despacho y le registro los cajones. Descubro una postal horrorosa de la Costa del Sol, que decía: “Hola María, hola Carlos, Hola Juan y Ignacio. Estamos en este rincón muy vien ¿I vosotros espero que también un veso a todas. León”. Mañana se va a enterar éste de quien soy yo.
Me doy una vuelta por el centro y me recorro unas cuantas tiendas de artículos para turistas buscando postales que sean de Sevilla para enviárselo al domicilio de Domínguez y meter un poco de cizaña. Me cuesta lo suyo dar con lo que busco, pero termino por encontrar una muy bonita con barquito de vela incluido de Calella de Palafruguell en la Costa Brava. Me busco un texto entre cariñoso y enigmático y la dirijo a María, la mujer de Domínguez, con lo mal que tiene la vista no se va a percatar que tiene matasellos de Sevilla. Además como no se la espera, seguro que puede más el factor sorpresa que todos los detalles y ahora que averigüe quien es el enigmático firmante. A ver que me cuenta en los próximos días. “Cuidado que tengo mala leche – pienso –“, pero esto después de haber consumado la fechoría, así que ahora ya no vale el arrepentimiento. 

martes, 27 de noviembre de 2012

Palabra sobre palabra

320 Bueno Gon, ya has sembrado la duda de nuevo, ¡qué quieres Alba!, así es la vida, así es como tú nos la cuentas, ya veremos, no te impacientes que el relato no ha hecho más que empezar, ¡ya!, pero conociéndote puede salir por cualquier lado, paciencia Alba, paciencia, no demos pistas que ya sabes como son Trini y Vero, ¿cómo son?, están ahí, agazapadas, esperando adelantarse a los acontecimientos, pero ¡no!, tendrán que esperar, ¡eso, genio y figura!, hablemos de otras cosa ¿cómo andan las cosas por Palabra sobre Palabra?, no están mal, Gon, ahí seguimos cultivando amigos, colgando textos y aprendiendo que es lo que quiere D. José, es que eso de ser un club aparte, corta lo suyo, ¡ya!, pero ya sabes que no depende de nosotros, es lo que tiene andar de prestado, de acuerdo, pero al menos funciona, hasta que lleguen las vacas flacas, que todo se andará, no seas tan pesimista, Gon, por ahora estamos allí, cumplimos con nuestra tarea y ya está, no te preocupes por nada más, tienes razón, Alba, yo a lo mío: mis historias, mis personajes y… a pasármelo lo mejor posible, que la vida es un suspiro, pues eso, Gon, para todo lo demás ya está el jefe, por cierto ¿te vas de puente?, me lo estoy pensando, Alba, pues date prisa o te quedarás sin parte del pastel, eso quiere decir que tú…, así es, Portugal me espera de nuevo, ¡como te lo montas!, bueno, me voy, hasta luego, Gon, hasta luego.

martes, 20 de noviembre de 2012

Collage de verano (1)

319 Hoy te toca a ti aportar algo, Gon, y lo tengo preparado, Alba, ¡ah! ¿me dejas que te diga algo de Vero y Trini?, ¡dilo, dilo!, que no paran de producir, son auténticas genios en su labor poética, suerte la nuestra que las conocemos, pues eso es lo que quería decirte, ahora…¡adelante con tu nuevo relato!

COLLAGE DE VERANO (1)
Mientras que en la tele una partida de flamingos emprenden el vuelo desde el Algarve hasta la orilla del Guadalquivir, yo trato de averiguar que fue de aquel amigo que un día pretendió enseñarme portugués y no consiguió siquiera hacerme ir a Lisboa, donde con el paso del tiempo terminó convirtiéndose en un eminente cirujano. Tenía su dirección por algún cajón perdido de mi cuarto, y cuando llegó el momento de hacer uso de ella, porque otros amigos pasarían por allí y pretendía enviarle un obsequio que le haría mucha ilusión, no hubo forma de encontrarla. Me sonaba – no sé de qué, ferro velho -, pero eso era poco menos que buscar por buscar, así que mis amigos me enviaron una postal en la que me daban envidia por ser ellos y no yo los que se encontraban ante las puertas del Palacio de Belem y por otro lado que tendrían que volver con mi encargo para atrás porque con estos datos se lo había puesto muy difícil por no decir imposible. Añadían además que pensaban pasarse unos días en las casas transmontanas para ponerme los dientes aún más largos, sabiendo lo que me gustan a mí esas estancias.


Por otro lado desde la Punta de Europa recibo una llamada telefónica de mis hijos recordándome lo bien que se lo están pasando, todo el día montados en la tabla de windsurfing, ola va, ola viene, y yo con el ventilador en el número tres, las persianas bajadas como si estuviese recién operado de cataratas y escuchando “Cuando calienta el Sol” por los Hermanos Riquel. Bonito verano y bonito panorama el que se me avecina si no le pongo remedio y trato de darle la vuelta a las inclemencias anímicas, porque las meteorológicas no apuntan demasiado bien, según he podido comprobar esta mañana en la interné, donde nos auguran a los sufridos trabajadores una subida progresiva hasta el miércoles para rozar ya los 38ºC de media, que no está nada mal. Miedo me da mirar las previsiones a más largo plazo, así que me he olvidado del asunto – por otra parte irresoluble – y he confiado en que no sea más que la misma historia de todos los años por esta fecha.

O postal de amizade, rezaba en la parte trasera de la postal que me enviaron mis amigos, y a mí que me seguía sonando la dirección del amigo cirujano, pero que no acababa de salir. Mejor dejarlo; estas cosas que se enquistan y no hay forma de desenredarlas, lo mejor es olvidarlas, que ya saldrán. Se me viene a la mente ahora, la felicitación que recibí en Semana Santa dando por hecho que tenía que ponerme a firmar libros para regalar a los amigos. ¿A quién se le ocurriría tan brillante idea? ¡Ya me gustaría, ya! Esto debe ser cosa de Domínguez que es algo más despistado que yo, y seguramente confundió mi imagen con la aparecida la otra noche en Localia de ese afortunado escritor que ha conseguido ganar no se cuantos premios en el último año. Y claro, como él me vio una vez en los papeles, se dijo: “Míralo, ahí está Manolo”. La culpa es de ese oculista que no acaba de dar de una vez con el mal que aqueja al pobre Domínguez, que cualquier día no sólo me confundirá a mí sino al metrotren, que como no está acostumbrado a su paso, el asunto puede terminar en tragedia. Me cuenta que él estuvo una vez en Galicia, que cogió un avión y se presentó en Vigo: “¡Qué bonita era la ciudad vista desde el aire!” – decía el pobre Domínguez -, mientras que yo pensaba para mis adentros en los años que tendría que hacer de aquello, porque con su problema dudo mucho que pudiese apreciar nada. Yo le cuento que conozco el Monte de Santa Tecla y el castillo de Villasobroso, que aunque no está en la misma provincia es de por allí cerquita. Él me responde con el viaje en barco hasta las islas Cies y así continuamos no sé cuanto tiempo hasta que sonó el teléfono.

Se trataba del jefe que le metió una bronca porque ya estaban tardando mucho los informes, que le había pedido desde hace no sé cuantas horas. Pobre Domínguez, encima tener que aguantar las cabronadas de ese energúmeno. ¡Conmigo tenía que dar!, que le iba a decir cuatro cosas; cogen un cargo y enseguida lo quieren arreglar todo, ya no se acuerda de cuando estaba aquí con nosotros y hablábamos de lo mismo que estamos hablando ahora, porque esto se repite todos los veranos, para que nos vamos a engañar. Aquí cada cual cuenta la misa según le va y como estamos jodidos, salen a relucir asuntos de otros tiempos, de cuando la cosa daba para ir a tal o cual sitio, pero es que desde hace unos años, no hay manera, o nos quedamos dando el callo o esto se va al carajo.

.../...Continúa en Collage de verano (2)

martes, 13 de noviembre de 2012

Crisis, recortes, huelga...

318 Estuvo por aquí Carmen, la del vencejo, ¡no me digas, cuánto tiempo! ¿te dijo algo de tu poema?, como no: lo ha leído y parece que le ha llegado, yo que me alegro, Alba, a Vero me la encontré por los pasillos y también le vi  cara de satisfacción, ya lo se, Gon, es que hace tiempo que estaba esperando alguna aportación de este tipo, pero ya sabes como son aquí los tiempos, y eso que ahora no tenemos Tertulia, pues aunque parezca mentira, Gon, tenemos una obligación menos, pero yo sigo con la misma tarea de siempre ¿cómo te lo explicas?, ocurre en las mejores familias, Alba, por más que recortamos..¡¡no me hables de recortes!!.., bueno, bueno, perdona, me refería al tiempo, pero se ve que estás de una susceptibilidad subida de tono, es que no hay manera de escaparse ni un día de palabras como crisis, huelga, recortes… nos persiguen, nos acosan, las tenemos en el desayuno, en la comida, en la merienda…y porque tú no cenas, que si no también las tendrías pegadas al cogote ¿qué quieres?, son los signos de la época por la que atravesamos, mejor hablamos de otra cosa, Gon, ¿te gustaron los encuentros entre cine y literatura?, claro que si, siempre es un placer escuchar a personas que viven de primera mano los pormenores de esas dos artes, y además, Gon, me alegra ver a tanta gente joven tanto en el aspecto creativo como público oyente, eso prueba que hay futuro, y hoy tenemos otro encuentro, así es Gon: Poesía en Vandalia, ¿asistirás?, ¡como no!, hay que procurar estar al tanto de las distintas corrientes, eso mismo pienso yo, Gon, ¡mira, ahí van Trini y María!, ¡ah, voy a saludarlas, hasta luego!, adios, Gon, hasta luego.

martes, 6 de noviembre de 2012

Se bien que hay una frontera

317 ¿Qué se cuentan Trini y Vero?, me hablaban del asunto del viaje, Alba, ¡ah, si!, pues qué quieres que te diga, yo también creo que lo importante es viajar, ya sea para dentro o para fuera, muy bien ¿ahora te toca a ti, no?, a punto estoy de colgar mi aportación, toca leer, así es, Gon, no te digo más…
SE BIEN QUE HAY UNA FRONTERA

Sé bien que hay una frontera,

un cristal de bordes redondeados,

una raya,

un lugar donde Eros está proscrito,

una isleta junto al semáforo

donde Michel nos persigue,

a ti te vende pañuelos,

a mí palomas de alas rojizas.

Tierra inhóspita que ahora cabalgo.

Quiero que mi verbo esté

en la servilleta volátil,

en la hoja rosa del parte

o en el filo de tu almohada.

Es una franja

tan estrecha

tan ancha

como beber cerveza sin o con.

Verdes naranjas que tornarán

su piel en atardeceres de verano,

que ofrecerán almíbar a los dioses,

inspiración al poeta,

cuando estemos junto al puesto

veremos sólo naranjas, tal vez su precio.

Aquí ante blanco papel emborronado

me siento acero

con empuñadura de plata

y te sueño perfume de jazmín

que llama a mi ventana.

martes, 30 de octubre de 2012

¡Qué de gente!

316 ¡Qué movida hemos tenido esta semana, Gon!, no me hables que aún no me he repuesto de tanto ajetreo, una cosa son las restricciones, la crisis y otra cosa es…¡ya.!, ya lo se, Gon, vamos a lo que vamos, como quieras Alba, mira, por un lado tenemos a Trini, María y Vero que se han leído toda tu historia y que le ha generado ciertas dudas respecto a qué pasará, lo comprendo Alba, es que eso de viajar tiene más de una lectura, ten en cuenta que el viaje puede ser algo simbólico, que el mejor viaje es el que hacemos dentro de nosotros mismos, ¡ah!, que el asunto es filosófico, eso depende de cada lector, ya te voy entendiendo, Gon ¿y qué me dices de Manoel, Oscar y Virginia?, que son casos distintos, explícate, tal y como yo lo veo, Alba, Manoel busca promocionarse y nosotros de tiempo andamos regular, así que lo veo crudo, ¡ya!, Oscar nos invita a ser anónimos, ahí te puedo decir que no me parece oportuno ¿anónimo para qué?, te lo explica en su página, ¿qué piensa D. José?, que no está de acuerdo, me lo imaginaba, aquí tenemos todos nombres y apellidos, si el jefe piensa eso, lo que pensemos tú y yo, está de más, tampoco es eso, Gon, no seas tremendista, no nos parece oportuno y punto, como quieras, ni quito ni pongo, ¿y Virginia qué dice?, eso es otra cosa, tiene un blog lindo, al que habrá que dedicarle su tiempo, así lo haremos cuando sople el viento a favor y se nos pase el agobio, ¿nos vamos?, ¡vámonos!

martes, 23 de octubre de 2012

De ida y vuelta (y 4)

315 A Vero, Trini y María le vas a dar una alegría, ¿por qué lo dices Alba?, porque ¡por fin!, llegamos al último capítulo de tu larga historia, ¿qué pasa, te resultó pesada?, la historia no, pero el proceso tal vez, eso habrá que discutirlo, en otro momento, Gon, ahora, vamos a lo que vamos…


DE IDA Y VUELTA ( y 4)
.../...Viene de "De ida y vuelta (3)"
En teoría les quedaba mucho tiempo para permanecer en Argentina, así que tenían que pensar qué hacer a partir de ahora, sino querían caer en el aburrimiento o la angustia de sentirse solos y volver antes de cuenta. “¡Que situación tan absurda! – Pensaba Julia –“. “Lo mejor será echarme un ligue – se decía Armando –“. Merodeaban en solitario por los sitios que les parecían más oportunos y se apuntaron a los usos del lugar enganchándose cada tarde a interné a través de los locutorios. Ella tuvo que crearse una cuenta nueva, para no caer en la tentación o el error de enviarle correos a Armando, y él se fue directamente a las páginas de relaciones sentimentales para no andar con mucho rodeo. Julia le seguía contando a Mari Pepa todo lo que le pasaba, incluido el cambio de actitud de Armando, por lo que ésta le iba dando consejos y asesorándola sobre cual debería ser su postura. Un día se cruzaron en la puerta del hotel y él iba del brazo de una mujer, que a juzgar por su aspecto parecía un gato; no se miraron. En otra ocasión fue ella la que parecía coquetear con un camarero a la hora del desayuno. Tampoco hubo ninguna reacción por parte de Armando. Posiblemente a uno de los dos correspondería dar un paso al frente y parar aquella locura antes de que llegase más lejos. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué se comportaban así? ¿Realmente disfrutaban con lo que hacían o eran aquellas las peores vacaciones de sus vidas?”¿Por qué me trata este hombre así?- decía ella-” “¿Por qué no soy valiente y le digo lo que siento? –decía él –“. Él y ella, ella y él parecían condenados a no entenderse luego de tantos años de un perfecto entendimiento. Cambió el tiempo, hasta ese momento algo caluroso, debido al grado de humedad que sufren por esas latitudes, y los cielos grises y pastosos dejaron ver unos rayos de sol que parecían presagiar algo distinto en el ambiente. La gente aprovechaba los parques públicos para quitarse la camisa y recibir algunas radiaciones gratuitas, y aunque se trataba de un periodo invernal más bien parecía que llegaba la primavera. Julia tuvo que comprarse alguna ropa más ligera porque no iba preparada para esas temperaturas. Los días se sucedieron y como ninguno de los dos estaba por la labor de arreglar nada, llegó el momento de tomar el avión de vuelta y como si de dos desconocidos se tratase llevaron a cabo todos los trámites pertinentes como si estuvieran solos. Soportaron las largas esperas de los aeropuertos deambulando de un lado a otro como mejor pudieron, hasta que les llegó el momento de tomar un taxi – ya no eran negros y amarillos, sino blancos con banda amarilla – que fue cuando cada cual a su manera comenzó a preguntarse si sería verdad todo lo que le había sucedido en los últimos treinta días.

sábado, 13 de octubre de 2012

Sobre libros y autores

314 Qué bien escribía Carpentier ¿no te parece, Gon?, ya lo creo que sí, Alba, ¿leíste “Los pasos perdidos”, te oí hablar de él, pero si que le he leído “El reino de este mundo” y me ha dejado con la boca abierta, pues no te quiero decir nada de lo bien que está el otro, el de los pasos, me lo imagino, con lo que te gustan a ti esas experiencias por tierra desconocidas, lo disfruté Alba ¿terminaste tú el libro de Calvino?, así es Gon, ¿y qué?, me ha dejado un sabor de boca agridulce, ¿por qué?, verás Gon, es que eso de las ciudades invisibles, de entrada es un buen título, tú esperas que te cuenten cómo pueden ser esas ciudades que tú no ves, ¿y?, para mi gusto  el autor va derivando por unos vericuetos en los que uno termina perdiéndose, es que remontarse a Polo y Kan, ¡ya!, no te digo que esté mal, pero lo veo más filosófico que otra cosa, te comprendo Alba, a ver si con los próximos tenemos más suerte, puede que sí Gon, a mí me ha tocado Conrand, y a mí David Foster Wallace, así que ya veremos quién ha tenido más suerte, eso que tú dices, Gon, ya lo veremos, de momento toca leer, por cierto ¿qué te dijo el otro día Vero?, ¡ah si!, hacía una alusión al personaje masculino de mi relato, que si era tal o era cual, ¿y qué le dijiste?, que tenga paciencia, que espere a la próxima entrega, que por cierto ya es la última, ¡uffff!, ¿qué quieres decir, Alba?, ¡yo!, nada , ya sabes que eso de las entregas no depende de nosotros, ¡ah, bueno!, Ángel también me ha confirmado que tiene arreglado lo del enlace, muy bien pues ya sólo falta que nos comuniquemos, eso, en fin, Gon, ¿lo dejamos?, como quieras, pues adiós, hasta luego.

sábado, 6 de octubre de 2012

De ida y vuelta (3)


313 He leído la tercera entrega de tu historia, Gon, ¿y qué?, que no se yo si a Trini y Vero les convencerá, ¿por qué no?, no se, no se, ya te diré, ya me dirás, de todas formas siempre nos quedará María para darnos su opinión, y más gente, Gon, si claro, ¡anda, pues cuélgala ya de una vez!..

DE IDA Y VUELTA (3)

III
Habían pasado unos cuantos días y lo que al principio parecía una luna de miel comenzó pronto a tomar otros derroteros porque nunca se vieron tan juntos como ahora. Cada cual llevaba su vida y el cariño que se profesaban estaba mediatizado por la amiga ausente. Julia comenzó a darse cuenta que Armando no era todo lo maravilloso que aparentaba y una vez que se hizo con la situación en el país extranjero la trataba como nunca antes lo había hecho, parecía como culparle a ella de su ruptura con Mari Pepa, ¿o a lo mejor pretendía otro tipo de relación?. La verdad es que a ella no le hubiese importado, desde siempre le gustó y si no llega a ser por su madre, seguro que hubiese luchado con su amiga por él; pero luego fue pasando el tiempo, acomodándose a su destino, y lo situó en sus justos términos: era una magnífica persona, marido de su mejor amiga y con el que tenía vivencias para llenar un álbum, pero desde que pisó el Nuevo Mundo parecía que era otro: no la miraba igual, ni la trataba con delicadeza, era arisco, uraño, puede que hasta malintencionado. En aquel restaurante donde todo era como salido de un cuadro, con olor a carne a la brasa y sabor a dulce de caramelo, no era posible mantener una aptitud de indeferencia: o se estaba a gusto o algo raro pasaba, no había dudas. Julia tiró de la manta porque no le gustaban las medias tintas y Armando furioso porque le estaban hurgando donde le dolía, se levantó de la mesa y se fue a la calle resoplando como un toro. Ella se vio  obligada a disculparse ante el camarero, pagar la cuenta y salir tras él antes de perderle de vista. Lo alcanzó al tiempo que éste paraba un taxi y abría la puerta para subirse. Con el aliento en la boca se introdujo junto a él, lo miró y prefirió callar al ver la cara que llevaba. El taxista cuando descubrió que eran gallegos, comenzó a hacerles una serie de preguntas con tal de oírles hablar, pero Julia temiéndose lo peor, alegó que no se encontraban bien y que procurase llegar al hotel cuanto antes. El taxi se convirtió en un bólido y a los quince minutos estaban en su destino. No hablaron, cada cual se retiró a su habitación y aguardaron la llegada de un nuevo día a esperar acontecimientos. Las dos hicieron lo mismo: se sentaron en la cama delante de la televisión y le dieron un repaso a los cuarenta canales al uso, hasta que el sueño se encargó del resto. A la mañana siguiente, el bufete libre y aquellos enormes peces del acuario fueron testigos de sus primera palabras en común después de los últimos acontecimientos. Una pareja de brasileños hacían planes de las visitas que iban a realizar. Armando estuvo sereno, pidió disculpas, pero no dejó de reconocer sentirse incómodo. Julia trataba de averiguar que le había hecho para que se comportarse con ella de esa manera. ¿Tendría Mari Pepa algo que ver en este embrollo?.¿Cómo era posible que en tantos años de amistad nunca se hubiese comportado así?. ¿Porqué no le contaba que le pasaba?. Seguro que si era sincero, llegaría a entenderse como siempre lo habían hecho; ella tenía su orgullo pero se tragaría lo que fuese necesario por tal de que las cosas transcurrieran por otros cauces, por aquellos que les animaron a dejar su casa e irse de vacaciones con él. La camarera comenzó a impacientarse porque no acababan de salir del recinto, así que distrajo su atención recordándoles que tenían que cerrar para la limpieza. Se levantaron y acordaron por el camino a las habitaciones, que en media hora estarían dispuestas para salir a la calle y reanudar el programa de visitas que se habían trazado antes de subirse en el avión. Hoy tocaba la histórica Plaza de Mayo, hervidero de pancartas y banderas argentinas reclamando a voz en grito viviendas, empleo y algunas cosas más. A la Casa Rosa no había forma de llegar porque lo impedían una vallas y un rosario de policías de petos anaranjados, situados estratégicamente para evitar males mayores. El ambiente era el menos indicado para continuar con la charla que iniciaron en el desayuno, pero ambos habían tomado un pequeño respiro para poner en orden sus ideas. Parecían tranquilos. Armando no quería verse otra vez en la misma situación del día anterior, con aquellos restaurantes tan seductores y Julia frente a él. No resistiría decirle cuatro cosas bien dichas que posiblemente le llevarían a acostarse con ella. ¿Cómo es posible que hubiese cambiado tanto?. Con el respeto tan enorme que siempre le había tenido; estaba buena ¡sí!, con ese escote tan provocativo y esa mirada que fundía, pero ¿ porqué no se habría casado esta mujer y formado una familia como todo el mundo?. Ahora no lo tendría a él como lo tiene. En el fondo le amargaba no ser capaz de sobreponerse a sus más íntimos deseos: mientras estuvo Mari Pepa de por medio, nunca se le había ocurrido tener relaciones con ella- a pesar de los malos tragos vividos y las carencias sexuales pertinentes -, pero fue firmar el papel del divorcio y parece como si se hubiese levantado la veda, desde ese momento comenzó a mirarla con otros ojos. Y por si no era bastante sufrimiento, ahora resulta que les tocan los cupones que le compraron por casualidad al vendedor, que se los ofreció mientras tomaban café, y no se les ocurre otra cosa que irse de viaje, nada menos que a Buenos Aires, que está...pues donde tiene que estar, en América del Sur. Sabía de sus inclinaciones hacia Julia pero nunca pensó que se encontrase a un paso de poner su nariz cerca de su escote. Era demasiado, ¿cómo salir de este lío?. Armando sabiendo que había sido muy brusco, quiso compensar y le propuso a Julia que entre las dos le buscasen una solución a su malestar sin llegarle a confesar sus auténticas intenciones. No era plan volverse a España y destrozar el viaje, así que de manera subliminal la encaminó  a una separación en base a intereses distintos, de tal manera que cada cual hiciese lo que le pareciese oportuno sin necesidad de ir juntos a los sitios. A Julia no le pareció mal, dado el cariz que habían tomado los acontecimientos y que parecían ir a peor de seguir por la misma línea. Ella no encontraba explicación a muchos detalles, pero tampoco tenía ganas de que su primera salida a un lugar con encanto, fuese a acabar de manera tragicómica. Se tragó su propia ira y le puso buena cara a la idea consensuada. Quizás fuese lo mejor. Comenzaba una nueva aventura.

lunes, 1 de octubre de 2012

Curiosidades


312 Este fin de semana me ha dado por echar cuentas, ¿de qué Alba?, del tiempo que llevamos en esta casa, ¿te lo encargó D. José, ¡que va, que va!, ha sido por curiosidad nada más, resulta, Gon, que aquella lejanísima entrada de nuestros inicios ¿sabes a la que me refiero?, supongo que si, el tan traído y llevado lunes, ¡esa!, pues va ya por 725 visitas, cuando la segunda en el listado está tan solo con 185, ahí pasa algo raro, yo creo que si, Gon, debe haber tráfico de influencias, ¿qué más?, pues mira: resulta que después de los españoles, los americanos son los que más se dejan caer, es que están en todos lados, ¿qué buscarán?, yo que se, Gon, supongo que como allí viven muchos hispanos…pero lo más curioso no son ellos, sino los rusos ¿qué hace un ruso asomándose por la ventana de nuestra casa, si aquí lo más oriental que tenemos son las muñecas esas que alguien se dejó olvidadas, ¿qué quieres que te diga, Alba?, la guerra fría acabó ya hace mucho, ¿qué más, Alba?, que ya tenemos 69 fotos en el pasillo, ¡qué número más bonito!, ¡Gon!, ¡vale, vale! ¿y que más?, poco más que no sepas, Gon ¿viste a Trini?, a Trini, a Vero, a María y a Stella, que además han coincidido en lo mismo, ¿en qué?, en el comentario sobre la marcha de mi último relato, ¿y tú que dices?, qué veremos a ver, la “vida” da muchas vueltas, ¡ah!, pues si tú lo dices que eres el autor, tú sabrás, también ha llegado esta mañana, Ángel, habrá que atenderlo ¿no?, de eso ya me ocupo yo, Alba, no te preocupes, está bien, pues vámonos ya que ya es hora…


viernes, 21 de septiembre de 2012

De ida y vuelta (2)

311 Fíjate si va bien lo de Palabra que se nos estuvieron por aquí gente como Alfredo, Martha y Antonia María, que se sepa Alba, eso, que se sepa, también estuvieron Stella y Trini, bueno Alba pero ellas son habituales, pero ¿habrá que agradecérselo, no?, si claro, en fin Gon ¿tienes ya la segunda parte de tu relato?, la tengo, pues ¿a qué esperas?...

DE IDA Y VUELTA (2)

                                                                       II


Eran amigos desde hacia veinte años y por aquello del destino y del cupón de los viernes, se vieron un día los dos juntos en la Avenida 9 de Julio de la capital bonaerense. Ella, que toda su vida había sido una mujer de su casa dedicada a su madre, y con una gran pasión por las novelas de aventuras, nunca pudo pensar que llegaría el momento de verse en un país extranjero, donde nadie la conocía, dispuesta a comerse el mundo. Él, que se había pensado hasta el último momento la conveniencia o no de realizar ese arriesgado viaje, ahora estaba disfrutando con todo lo que tenía a su alrededor: aquella amplia avenida jamás imaginada, con tantos carriles en ambos sentidos y aquellos edificios tan enormes, tan modernos, nunca pensó que fuese a encontrar tanta diferencia arquitectónica con la ciudad de la que provenían. Lo cierto es que casi no se lo pensaron cuando se enteraron de que habían sido agraciados, con aquel pellizco que les proporcionó el vendedor de la ONCE. Por supuesto que se lo agradecieron infinitamente, amén de darle la propina pertinente, que nunca se puede ser desagradecido con las cosas caídas del cielo. Julia pensaba que aquello había sido un milagro del señor, que aunque ella le pedía a diario por la salvación del alma de su madre, no podía pensar que le iba a dar esa muestra de agradecimiento colocándola en la mismísima Avenida 9 de Julio, que ella conocía de la tele y las revistas. La amistad les venía de cuando Armando estaba casado, porque Julia era íntima amiga de Mari Pepa, la que fuera mujer de Armando y claro no era cosa de romper una amistad que les venía desde niñas porque Mari Pepa se hubiese casado, así que salían los tres muy a menudo, se visitaban, se pasaban las horas colgados al teléfono y más o menos cada uno sabía de la vida del otro, porque siempre estaban preocupados por todo lo que les rodeaba a cada una de ellos. En medio de aquella inmensa Avenida, recordaron ahora los malos tragos pasados durante el vuelo, porque digan lo que digan, es un mal trago: Julia se pasó todo el tiempo tratando de convencerse a sí misma de que aquello no tenía remedio, que allí no había marcha atrás y que el avión por mucho que ella quisiese iba a llegar a su destino y Armando, forofo del cine, no se perdió detalle de cada una de las películas que le fueron poniendo, a pesar de aquel rabino que se empeñó en llamar su atención buena parte del trayecto. El rabino tenía tantas cosas que hacer que disponía de tres habitáculos diferentes de donde iba sacando distintos tipos de maletas para llevar el atuendo necesario a la hora pertinente. Para mayor inri, también tenía que atender a dos niñas pequeñas que continuamente demandaban alguna necesidad. Para Armando aquello era todo un reto de concentración: resultaba en extremo difícil llevar el argumento de la película, no perder detalle de las intenciones del rabino y al mismo tiempo procurar que su compañera, no se despertarse con algún movimiento – por otra parte necesario – de sus brazos o piernas. Ahora lo recordaban entre risas mientras saboreaban un matecito cómodamente sentadas en un bar desde el que se veía el imponente obelisco, orgullo del pueblo argentino. Los dos se habían acordado de Mari Pepa en el transcurso del viaje, porque durante muchos años estas situaciones las habían vivido juntos, y ahora se encontraban por primera vez sin que ella estuviese por medio. Con lo exagerada que era, que bien se lo hubiese pasado con las azafatas, las idas y venidas del rabino, el trajín de las largas esperas, en fin todas aquellas cosas de las que se reía con esa gracia que tan poca gente es capaz de manifestar. Julia, en algún momento llegó a temer que aquel rabino tan predispuesto, sacase una pistola y les obligase a todos los presentes a tirarse al suelo o algo por el estilo, aunque luego le confesaría a Armando que no sabría decir a ciencia cierta si lo pensó o lo había soñado. Ella lo que lamentaba era no encontrarse del todo a gusto, porque tenía síntomas claros de añorar su tierra, de saberse lejos de su casa y encontrarse maniatada con la lejanía del viaje de vuelta. Armando no la entendía bien, pero trataba de restarle importancia al asunto, convenciéndola que donde iba a estar mejor que en un lugar en el que siempre había querido ir, sin la responsabilidad de su madre, - ¡que en gloria esté!, con la cercanía de estar con ella a través de su fe, y sabiendo que en él tenía a la persona adecuada para hacerle pasar unos días inolvidables. Paseaban por las calles queriendo llevarse impreso en la retina todos los detalles ¡tantas cosas distintas! Aquel solitario policía parapetado en una esquina a la espera que le viniese el relevo, los maxikioscos donde Armando se pertrechaba de toda cuanta golosina le cabía en los bolsillos. “Por si me da una bajada – decía él –“. El paseador de perros que caminaba por las aceras como si fuese en un trineo metropolitano, y que dejaba a Julia con la boca abierta, extasiada, al comprobar como podían convivir esos animales sin estarse peleando continuamente, eso no era lo que ella estaba acostumbrada a ver por su barrio, donde seguía habiendo cacas de todos los tamaños, por muchos bandos que dictase el señor alcalde, y es que no tenemos perdón de Dios, con lo bonita que está quedando su ciudad y siempre tiene que haber quien meta la pata. Y los autobuses: grandes, rápidos y algo ruidosos, llenaban las avenidas en competencia directa con la flota de taxis. Resultaba curioso contemplar todo aquello desde la perspectiva de la que no tiene prisa, de la que no va a ninguna parte. Descubrieron la afición que tiene la gente de colarse en los locutorios públicos a enchufarse al teléfono o al ordenador. Los había por todas partes, hasta en los sitios más inverosímiles, así que ellas para no ser menos, cuando ya estaban cansados de dar vueltas y el cuerpo les pedía un descanso, se colaban en el primero que les cayese a mano y se ponían delante de la pantalla, dispuestas a contarle a alguien lo bien que se lo estaban pasando. Julia, lo hacía normalmente con Mari Pepa, a la que tenía al tanto de todo y Armando con su hija. Resultaba una forma cómoda y barata de seguir conectados con el mundo real, ese que les esperaba una vez finalizada su etapa argentina.
.../...Continúa en De ida y vuelta (3)

viernes, 14 de septiembre de 2012

La vida sigue

310 Definitivamente el jefe tira la toalla con Bublelandia, y la cosa no queda ahí, Alba, está a un paso de mandar a hacer gargaras Megustaescribir, ¿por qué?, por lo que yo se, se ha metido allí una partida de spam que no hay manera de eliminarlos, así que va a cortar por lo sano, vaya tela, Gon, ¡qué radicalidad!, es lo que hay Alba, ¡oye!, veo que Trini se ha recuperado, eso parece, o al menos está transmitiendo su bien hacer, ¿cómo llevas la lectura de Carpentier?, me está fascinando, Alba, lo supuse, sabiendo tu espíritu aventurero no me extraña, y eso que ya no soy el que era, no importa, Gon, pero a efectos de espíritu es lo mismo, ¿y a ti que te han encargado leer?, ¿tú que crees?, no lo se Alba, a D. José lo mismo le da por una cosa que por otra, “Las correcciones”, ¿de Franzen?, ¡host..!, ¡perdón!, no veas la que te espera, ¿lo has leído?, no, pero abulta mucho, ya tengo el cuerpo predispuesto para estos avatares, no te preocupes compañero,¿qué sabes de la tertulia?, de momento nada, Gon, ahí seguimos a la espera que el jefe se decida a convocar a la gente, pero ¿hay quórum o no?, como siempre Gon, ya sabes que el personal tarda en reaccionar y más después del verano, tienes razón, en fin nos conformaremos con la buena marcha de Palabra, algo nos tenía que ir bien Gon, no todo van a ser penurias, ¡ah!, se me olvidaba ¿qué hay de tu amiga Lou? ¿para cuando su visita?, para cuando ella quiera, Gon, no me seas metomentodo, ¿eso está bien dicho?, no lo se, Gon, al menos no ha salido el subrayado rojo como ocurre con tu nombre…¡Adios!

viernes, 7 de septiembre de 2012

De ida y vuelta (1)

309 Gon, hoy te toca a ti aportar algo, ya lo se, lo tengo preparado, ¿se marchó Vero?, eso parece, ya nos contará, pues eso, ¿cómo sigue Trini?, mejor porque escribe, ¡ah!, por cierto Alba, María espera tus poemas, ya llegarán compañero, ya llegarán…

DE IDA Y VUELTA(1)
I
Los tres amigos paseaban por la orilla del río, cuando llegó tenue a sus oídos el sonido de una cohetería que anunciaba bien a las claras que allí se festejaba algo. El primero en abrir la boca fue Armando, que hasta ese momento no había estado demasiado dicharachero que digamos: “¿Y esos cohetes? ¿Qué celebramos hoy?”. Mari Pepa no tardó en contestarle: “¡Hombre Armando, parece mentira!...la fiesta sevillista que la tenemos ahí en la Cartuja”. “¡Uy! Es verdad, que cabeza la mía, como el partido fue ayer, pensé que había pasado todo”. Los cohetes abrían el claroscuro del cielo como una flecha endiablada, que se rompía en mil pedazos una vez alcanzado su objetivo, brotaba una cascada luminosa de la que surgían otras más pequeñas, que a su vez también estallaban. Como además se reflejaban en el cristal del río, el espectáculo terminaba siendo muy atractivo. Julia recababa su parte de protagonismo del evento, y hacía alusión a que su equipo – el Betis –, también había tenido momentos de gloria, pero al instante era replicada por su amiga, que le insistía en que habían sido tres títulos en una misma temporada, y eso sólo estaba al alcance de los grandes como el Madrid y el Barcelona. Armando trataba de hacerles ver que eso no quería decir ni más ni menos la importancia que estaba tomando esta ciudad, que de un tiempo a esta parte se estaba poniendo a un nivel difícil de superar. Las mujeres le replicaban que ya estaba sacando los pies del plato, que una cosa es el fútbol y otra muy distinta la política, así que no se pasase, ni se aprovechara de los momentos de euforia, que como empezasen a enumerar casos y cosas tendría que callarse, si no quería salir trasquilado. A la altura del puente del Cachorro un grupo de jóvenes realizaban piruetas con sus patines y sus tablas en el recinto preparado al efecto. Sus cuerpos alterados por el continuo movimiento, presentaban un aspecto sudoroso, que en nada intercedía en sus ganas de diversión. Los tres amigos continuaban caminando lentamente, sin abandonar en ningún momento la conversación y pasando de un tema a otro con toda naturalidad, como si fuesen expertos conocedores de la vida que les rodeaba, cuando en realidad tan sólo tenían una pequeña percepción de lo más inmediato.
Cerca ya del Puente de Triana a Mari Pepa se le ocurrió invitar a Julia a que subiese con ellos a su casa; Armando había estado metido en la cocina y tenía para cenar un pollo al chilindrón para chuparse los dedos. Iban a estar bien porque a la niña, que les había prometido una visita, le había salido a última hora un compromiso y dejaba para otro momento la reunión familiar. Julia no puso ningún inconveniente a la propuesta, puesto que tampoco tenía grandes asuntos que le reclamasen, así que sin dejar la charla encaminaron sus pasos hacia el hogar del matrimonio. En ese momento se cruzó con ellos una pareja de jóvenes luciendo uno de ellos una camiseta con los colores de Argentina y el número diez en la espalda. Como un resorte los ojos de Armando y Julia se buscaron, y tras dirigirse una mirada volvieron a lo que estaban, sin hacer el más mínimo comentario...

.../...Continúa en De Ida y vuelta (2)

viernes, 31 de agosto de 2012

Pérdidas y ganancias

308 Bueno Gon, se acabó el veraneo, así es Alba, mañana llega el jefe con las pilas recargadas y veremos a ver, de momento hemos perdido Bublegum y Megustaescribir está en la cuerda floja, será cosa de la crisis Alba, ¿a ti no te da no se qué, Gon?, luego de tanto tiempo dedicado a poner bonito el portal y de repente..¡zas!, desaparece, qué quieres que te diga, se le veía venir, ¡ya, ya! ¿pero dónde han ido a parar tantas y tantas entradas, tantas y tantas visitas, comentarios…, según dicen a las nubes, este mundillo es así, a mí me da pena, Gon, yo lo veo de otra manera: creo que eso nos sirve para el siguiente proyecto, ya veremos lo que dice D. José, ¿qué va a decir?, ¡ a trabajar!, en el fondo tiene razón, aunque no nos guste, Alba, ¿qué más nos da a nosotros?, en fin ¿sabes algo de Trini?, como tiene escayolado el brazo de escribir supongo que se comerá las uñas de impaciencia, esperemos que pronto siga con sus azules, pero que no sean rotos, Alba, que no sean rotos…¡je,je,je!.., ahí tienes a Vero que no para, aunque no tardará mucho en pegarse una escapada, así lo creo yo también, Gon, a ella le gusta ir cuando todos vuelven, ¿y que me dices de María?, punto y aparte, Gon: me da repeluco pensar que no va a seguir exponiendo en sus vitrinas el verso de los demás, te digo yo que es sólo por un tiempo, ella sabe de su papel en este oficio, ojalá tengas razón, Gon, y mientras tanto España en llamas, de eso no me hables Alba, me acuerdo a cada instante de mi proyecto literario y cada momento lo veo más vivo, más palpitante, ¿algún día verá la luz?, ya sabes que eso no depende de mí, lo sé, Gon, era por decirte algo.

viernes, 24 de agosto de 2012

Porque un día llamó

307 Metidos en harina, Gon, te voy a dejar un nuevo poema de la colección “Reloj de arena”, como gustes Alba, ya sabes que estuvieron por aquí Vero, Dolce Voce y María, lo se y además María nos trajo unas cuantas fotos más, cosa que es de agradecer, entonces vamos al poema, vamos…


PORQUE UN DÍA LLAMÓ



Porque un día llamó
el amor
a la puerta entreabierta
del callejón sin nombre,
crecieron ortigas en mi cenicero.
Era un amor desconocido
mitad beso mitad verbo algodonado.
Reclamaba como propio
lluvias de meteoritos
amapolas por la sementera
y ardientes brazos circunvalatorios.
Se preguntaba este amor
por la incomprensión nacida
en aquel recóndito valle
de huracanes sin bozal.
Pisapapeles amarillento impiden
leer el decreto,
                       surcos de barro
marcan mi mejilla.
respiro a borbotones, grito
y no me oigo
                      El amor late, galopa,
en corcel de negra crin,
deja su huella en la playa.
Sube acompasada la marea.
Ahora tengo entre mis manos
labios resecos, adormecidos,
a los que entreno cada mañana
en el arte de soportar
horas de tedio en incorruptible
sillón giratorio.
Remolinos de verano
a los que pretendo reconvertir
en suave brisa nocturna.