lunes, 23 de abril de 2012

Una parada obligatoria (4)



294 Y esta noche el pescaito, y que lo diga Alba, como te gusta la Feria, y que lo digas Alba, ¿qué estás de cachondeito?, no te enfades, es que estoy contento porque empieza ¡la Feria!, ¡vale, vale!, pues Vero, Nuria y María están esperando la siguiente entrega de tu relato, enseguida te lo paso Alba, pero déjame que te diga algo, ¡adelante!, ¡Viva la Feria!, ¡hala!, tú a lo tuyo, pues nada, hijo, que viva la feria…

UNA PARADA OBLIGATORIA (4)

.../...Viene de Una parada obligatoria (3)
El tren sigue su trayectoria hacia
Huelva
Concha sabía que su amiga Alejandra no resistiría el primer asalto y no tardaría en llamarla para tomar café juntas.
—Te lo dijimos las dos, Alejandra, eres demasiada impulsiva, y a los hombres hay que tratarlos con delicadeza y más en situaciones como la vuestra.
—¡Y una leche! Que tiene unos humos que no hay quien lo aguante. Se cree el rey de la creación. ¡No te digo!
—Alejandra, debes reflexionar y pensar si la que no estás equivocada eres tú. Ya sufriste bastante con tu matrimonio como para tratar de llevar esta relación por el mismo camino.
—¡Que no Concha, que no! Que yo no aguanto a una persona así, por muy bien mirado que esté y todas esas cosas, luego le quitas los pantalones y son todos iguales.
—Piénsalo, no estamos como antes. Las circunstancias han cambiado y la vida nos tiene que hacer más considerados, no podemos encerrarnos en nosotros mismos y tratar de sacar adelante nuestras ideas por encima de todo.
—Si claro, por eso tú te has quedado sola y sin necesidad de buscarte un segundo marido.
—Yo soy yo, y a mí me ha pillado la separación con una edad que ya no me preocupa la pareja, sino el bienestar de mis hijos y la llegada de mis nietos, y salir con mis amigas y todo eso, pero tú eres más joven y puedes tener una segunda oportunidad.
—¿Pero a costa de qué, Concha?
—A costa de nada, de tragarte tu propio orgullo y de pensar que merece la pena intentarlo. Por lo que me has contado, Matías es una persona interesante y creo que no deberías perderlo.
Alejandra apuró el último trago de café y cogió el móvil.
Los compañeros de Matías se habían dado cuenta de que algo le pasaba, porque llevaba unos cuantos días más serio de lo normal, hablaba poco y despachaba los asuntos de trabajo como de malas ganas:
—Ya no quieres contar nada de donde estuviste el domingo, ¿es que ahora no sales? – le decía uno.
—Si salgo, lo que pasa es que no hay nada nuevo – decía Matías.
—A lo mejor es que se ha enamorado – decía otra.
—¿Enamorarme? ¡Qué va, si yo...! – contestaba ruboroso.
—No tengáis malas ideas, coño, que el hombre no quiere hablar de sus cosas íntimas y ya está, cada uno de nosotros llevamos nuestra particular cruz ¿si, o no Matías? – decía otro.
—Pues claro, hombre. A veces las cosas salen de una manera y otras de otra.
—¡Ya! Pero cuando hay una mujer por medio, enseguida se nota, y no me refiero a la que fuera tu esposa, que de esa ya hemos hablado bastante. Me refiero...
—Te refieres... ¡Hay que ver como sois las mujeres!...-cortó Matías.
En ese momento le sonó el móvil y se disculpó para atenderlo. Se fue.

Entre arboledas frondosas, seguimos hacia
Córdoba

—¿Augusto, tú crees que con lo que con lo que estudias es suficiente para aprobar? – decía Alejandra mirando a su hijo.
—¡Claro mamá, lo tengo todo supercontrolado! Al profe de química, que es lo que peor llevo lo tengo ya metido en el bote y ya verás como el próximo parcial le saco un notable alto – decía Augusto mirando la tele.
—¡Seguro! Lo mismo que tenías metido en el bote al de lengua y suspendiste y al de sociales y te quedó para septiembre y... ¿Sigo?
—¡No déjalo! Te lo juro mamá, este curso no se parece al del año pasado.
—¡Claro! Es la tercera vez que lo repites.
—¡Ya! No me refiero a eso, quiero decir que lo tengo bien encarrillado, ya verás cuando llegue Navidad.
—Sí, ya veré como me vuelves a dar el sofocón de todos los años. Yo nunca te veo estudiar. Es cierto que paro poco en casa entre unas cosas y otras, ¿pero me puedes decir a qué hora estudias?
—Da la casualidad de que siempre me pillas, cuando he hecho un alto para despejarme un poco. Además si no parase ¿cuándo nos íbamos a ver?
—¡Ah, que ingenioso! Anda y vete con el cuento a otra parte. Ahora va a resultar que no puedes pasar sin verme, cuando nada más que me quieres para sacarme los euros o para que te compre pizzas.
—¡Ojú como eres mamá!
—Es la verdad Augusto, déjate de bobadas y dedícate a estudiar, que es la última oportunidad que tienes de seguir en la escuela. Si no lo consigues este año, te veo el verano de camarero en las terrazas de verano, que yo ya lo tengo hablado, ¿eh?
—Bueno, no me importa, así tendré algún dinerillo. Además como pienso aprobar, me vendrá bien descansar de tanto rollo.
Matías sentado en el sofá de su casa, tenía al otro lado del hilo telefónico a su hija Silvia:
—¿Cómo está mi pequeña? No te preocupes que la próxima semana iré a recogerte... Sí, iremos al parque ¿cómo no? ¿te gustaría montar en bici? Dile...Sí, que sí,...dile... ¡Está bien, pero no llores! Escucha, quiero que seas buena y estudies... ¿eh? ¡Sí, que sí!...Dile...Nieves ¿eres Nieves? ¿Tu madre no está, verdad? Oye, procura que Silvia se calme... ¡Sí, ya lo sé!...Lo entiendo. Ya sé que no eres su madre. Si antes de colgar ves que no está tranquila me la vuelves a poner al teléfono. ¿Oye, como vas con tus estudios? No pienses ahora en eso, no te preocupes que ya te ayudaré yo si te hace falta un Pc mejor. ¿Cómo sigue Silvia? Está bien, déjala que se distraiga. ¿Se te pasó ya el resfriado? Debes cuidarte, ya sé que eres fuerte y puedes con todo, pero no te descuides y abrígate bien por las mañanas, estamos pasando unos días de... ¿Cómo?... ¡Ah, bueno! Os llamo más tarde, ahora tengo que terminar un trabajo de la oficina, si no se me hace muy tarde os llamaré antes de os acostéis. ¿Por cierto, solucionaste lo del móvil? Que ya... ¡Ah, bueno! Está bien, muchos besos cariño. ¡Adios, adios!
.../...Continúa en Una parada obligatoria (5)

3 comentarios:

  1. Bueno, como ya lo leí no digo nada para no quitar emoción, pero te digo que lo he vuelto a leer :)

    Disfruta en la feria!!!

    Besos

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  2. Cada uno cuenta la feria como le va. Eso dice el refrán. Pero, y los que no vamos, cómo la contamos?:):):)

    Un abrazo y vayas o no vayas a la feria, que tengas unos días feriados.

    Abrazos

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  3. Tus relatos enganchan, me encanta quedarme saboreando tus letras.

    Un beso.

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