martes, 30 de octubre de 2012

¡Qué de gente!

316 ¡Qué movida hemos tenido esta semana, Gon!, no me hables que aún no me he repuesto de tanto ajetreo, una cosa son las restricciones, la crisis y otra cosa es…¡ya.!, ya lo se, Gon, vamos a lo que vamos, como quieras Alba, mira, por un lado tenemos a Trini, María y Vero que se han leído toda tu historia y que le ha generado ciertas dudas respecto a qué pasará, lo comprendo Alba, es que eso de viajar tiene más de una lectura, ten en cuenta que el viaje puede ser algo simbólico, que el mejor viaje es el que hacemos dentro de nosotros mismos, ¡ah!, que el asunto es filosófico, eso depende de cada lector, ya te voy entendiendo, Gon ¿y qué me dices de Manoel, Oscar y Virginia?, que son casos distintos, explícate, tal y como yo lo veo, Alba, Manoel busca promocionarse y nosotros de tiempo andamos regular, así que lo veo crudo, ¡ya!, Oscar nos invita a ser anónimos, ahí te puedo decir que no me parece oportuno ¿anónimo para qué?, te lo explica en su página, ¿qué piensa D. José?, que no está de acuerdo, me lo imaginaba, aquí tenemos todos nombres y apellidos, si el jefe piensa eso, lo que pensemos tú y yo, está de más, tampoco es eso, Gon, no seas tremendista, no nos parece oportuno y punto, como quieras, ni quito ni pongo, ¿y Virginia qué dice?, eso es otra cosa, tiene un blog lindo, al que habrá que dedicarle su tiempo, así lo haremos cuando sople el viento a favor y se nos pase el agobio, ¿nos vamos?, ¡vámonos!

martes, 23 de octubre de 2012

De ida y vuelta (y 4)

315 A Vero, Trini y María le vas a dar una alegría, ¿por qué lo dices Alba?, porque ¡por fin!, llegamos al último capítulo de tu larga historia, ¿qué pasa, te resultó pesada?, la historia no, pero el proceso tal vez, eso habrá que discutirlo, en otro momento, Gon, ahora, vamos a lo que vamos…


DE IDA Y VUELTA ( y 4)
.../...Viene de "De ida y vuelta (3)"
En teoría les quedaba mucho tiempo para permanecer en Argentina, así que tenían que pensar qué hacer a partir de ahora, sino querían caer en el aburrimiento o la angustia de sentirse solos y volver antes de cuenta. “¡Que situación tan absurda! – Pensaba Julia –“. “Lo mejor será echarme un ligue – se decía Armando –“. Merodeaban en solitario por los sitios que les parecían más oportunos y se apuntaron a los usos del lugar enganchándose cada tarde a interné a través de los locutorios. Ella tuvo que crearse una cuenta nueva, para no caer en la tentación o el error de enviarle correos a Armando, y él se fue directamente a las páginas de relaciones sentimentales para no andar con mucho rodeo. Julia le seguía contando a Mari Pepa todo lo que le pasaba, incluido el cambio de actitud de Armando, por lo que ésta le iba dando consejos y asesorándola sobre cual debería ser su postura. Un día se cruzaron en la puerta del hotel y él iba del brazo de una mujer, que a juzgar por su aspecto parecía un gato; no se miraron. En otra ocasión fue ella la que parecía coquetear con un camarero a la hora del desayuno. Tampoco hubo ninguna reacción por parte de Armando. Posiblemente a uno de los dos correspondería dar un paso al frente y parar aquella locura antes de que llegase más lejos. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué se comportaban así? ¿Realmente disfrutaban con lo que hacían o eran aquellas las peores vacaciones de sus vidas?”¿Por qué me trata este hombre así?- decía ella-” “¿Por qué no soy valiente y le digo lo que siento? –decía él –“. Él y ella, ella y él parecían condenados a no entenderse luego de tantos años de un perfecto entendimiento. Cambió el tiempo, hasta ese momento algo caluroso, debido al grado de humedad que sufren por esas latitudes, y los cielos grises y pastosos dejaron ver unos rayos de sol que parecían presagiar algo distinto en el ambiente. La gente aprovechaba los parques públicos para quitarse la camisa y recibir algunas radiaciones gratuitas, y aunque se trataba de un periodo invernal más bien parecía que llegaba la primavera. Julia tuvo que comprarse alguna ropa más ligera porque no iba preparada para esas temperaturas. Los días se sucedieron y como ninguno de los dos estaba por la labor de arreglar nada, llegó el momento de tomar el avión de vuelta y como si de dos desconocidos se tratase llevaron a cabo todos los trámites pertinentes como si estuvieran solos. Soportaron las largas esperas de los aeropuertos deambulando de un lado a otro como mejor pudieron, hasta que les llegó el momento de tomar un taxi – ya no eran negros y amarillos, sino blancos con banda amarilla – que fue cuando cada cual a su manera comenzó a preguntarse si sería verdad todo lo que le había sucedido en los últimos treinta días.

sábado, 13 de octubre de 2012

Sobre libros y autores

314 Qué bien escribía Carpentier ¿no te parece, Gon?, ya lo creo que sí, Alba, ¿leíste “Los pasos perdidos”, te oí hablar de él, pero si que le he leído “El reino de este mundo” y me ha dejado con la boca abierta, pues no te quiero decir nada de lo bien que está el otro, el de los pasos, me lo imagino, con lo que te gustan a ti esas experiencias por tierra desconocidas, lo disfruté Alba ¿terminaste tú el libro de Calvino?, así es Gon, ¿y qué?, me ha dejado un sabor de boca agridulce, ¿por qué?, verás Gon, es que eso de las ciudades invisibles, de entrada es un buen título, tú esperas que te cuenten cómo pueden ser esas ciudades que tú no ves, ¿y?, para mi gusto  el autor va derivando por unos vericuetos en los que uno termina perdiéndose, es que remontarse a Polo y Kan, ¡ya!, no te digo que esté mal, pero lo veo más filosófico que otra cosa, te comprendo Alba, a ver si con los próximos tenemos más suerte, puede que sí Gon, a mí me ha tocado Conrand, y a mí David Foster Wallace, así que ya veremos quién ha tenido más suerte, eso que tú dices, Gon, ya lo veremos, de momento toca leer, por cierto ¿qué te dijo el otro día Vero?, ¡ah si!, hacía una alusión al personaje masculino de mi relato, que si era tal o era cual, ¿y qué le dijiste?, que tenga paciencia, que espere a la próxima entrega, que por cierto ya es la última, ¡uffff!, ¿qué quieres decir, Alba?, ¡yo!, nada , ya sabes que eso de las entregas no depende de nosotros, ¡ah, bueno!, Ángel también me ha confirmado que tiene arreglado lo del enlace, muy bien pues ya sólo falta que nos comuniquemos, eso, en fin, Gon, ¿lo dejamos?, como quieras, pues adiós, hasta luego.

sábado, 6 de octubre de 2012

De ida y vuelta (3)


313 He leído la tercera entrega de tu historia, Gon, ¿y qué?, que no se yo si a Trini y Vero les convencerá, ¿por qué no?, no se, no se, ya te diré, ya me dirás, de todas formas siempre nos quedará María para darnos su opinión, y más gente, Gon, si claro, ¡anda, pues cuélgala ya de una vez!..

DE IDA Y VUELTA (3)

III
Habían pasado unos cuantos días y lo que al principio parecía una luna de miel comenzó pronto a tomar otros derroteros porque nunca se vieron tan juntos como ahora. Cada cual llevaba su vida y el cariño que se profesaban estaba mediatizado por la amiga ausente. Julia comenzó a darse cuenta que Armando no era todo lo maravilloso que aparentaba y una vez que se hizo con la situación en el país extranjero la trataba como nunca antes lo había hecho, parecía como culparle a ella de su ruptura con Mari Pepa, ¿o a lo mejor pretendía otro tipo de relación?. La verdad es que a ella no le hubiese importado, desde siempre le gustó y si no llega a ser por su madre, seguro que hubiese luchado con su amiga por él; pero luego fue pasando el tiempo, acomodándose a su destino, y lo situó en sus justos términos: era una magnífica persona, marido de su mejor amiga y con el que tenía vivencias para llenar un álbum, pero desde que pisó el Nuevo Mundo parecía que era otro: no la miraba igual, ni la trataba con delicadeza, era arisco, uraño, puede que hasta malintencionado. En aquel restaurante donde todo era como salido de un cuadro, con olor a carne a la brasa y sabor a dulce de caramelo, no era posible mantener una aptitud de indeferencia: o se estaba a gusto o algo raro pasaba, no había dudas. Julia tiró de la manta porque no le gustaban las medias tintas y Armando furioso porque le estaban hurgando donde le dolía, se levantó de la mesa y se fue a la calle resoplando como un toro. Ella se vio  obligada a disculparse ante el camarero, pagar la cuenta y salir tras él antes de perderle de vista. Lo alcanzó al tiempo que éste paraba un taxi y abría la puerta para subirse. Con el aliento en la boca se introdujo junto a él, lo miró y prefirió callar al ver la cara que llevaba. El taxista cuando descubrió que eran gallegos, comenzó a hacerles una serie de preguntas con tal de oírles hablar, pero Julia temiéndose lo peor, alegó que no se encontraban bien y que procurase llegar al hotel cuanto antes. El taxi se convirtió en un bólido y a los quince minutos estaban en su destino. No hablaron, cada cual se retiró a su habitación y aguardaron la llegada de un nuevo día a esperar acontecimientos. Las dos hicieron lo mismo: se sentaron en la cama delante de la televisión y le dieron un repaso a los cuarenta canales al uso, hasta que el sueño se encargó del resto. A la mañana siguiente, el bufete libre y aquellos enormes peces del acuario fueron testigos de sus primera palabras en común después de los últimos acontecimientos. Una pareja de brasileños hacían planes de las visitas que iban a realizar. Armando estuvo sereno, pidió disculpas, pero no dejó de reconocer sentirse incómodo. Julia trataba de averiguar que le había hecho para que se comportarse con ella de esa manera. ¿Tendría Mari Pepa algo que ver en este embrollo?.¿Cómo era posible que en tantos años de amistad nunca se hubiese comportado así?. ¿Porqué no le contaba que le pasaba?. Seguro que si era sincero, llegaría a entenderse como siempre lo habían hecho; ella tenía su orgullo pero se tragaría lo que fuese necesario por tal de que las cosas transcurrieran por otros cauces, por aquellos que les animaron a dejar su casa e irse de vacaciones con él. La camarera comenzó a impacientarse porque no acababan de salir del recinto, así que distrajo su atención recordándoles que tenían que cerrar para la limpieza. Se levantaron y acordaron por el camino a las habitaciones, que en media hora estarían dispuestas para salir a la calle y reanudar el programa de visitas que se habían trazado antes de subirse en el avión. Hoy tocaba la histórica Plaza de Mayo, hervidero de pancartas y banderas argentinas reclamando a voz en grito viviendas, empleo y algunas cosas más. A la Casa Rosa no había forma de llegar porque lo impedían una vallas y un rosario de policías de petos anaranjados, situados estratégicamente para evitar males mayores. El ambiente era el menos indicado para continuar con la charla que iniciaron en el desayuno, pero ambos habían tomado un pequeño respiro para poner en orden sus ideas. Parecían tranquilos. Armando no quería verse otra vez en la misma situación del día anterior, con aquellos restaurantes tan seductores y Julia frente a él. No resistiría decirle cuatro cosas bien dichas que posiblemente le llevarían a acostarse con ella. ¿Cómo es posible que hubiese cambiado tanto?. Con el respeto tan enorme que siempre le había tenido; estaba buena ¡sí!, con ese escote tan provocativo y esa mirada que fundía, pero ¿ porqué no se habría casado esta mujer y formado una familia como todo el mundo?. Ahora no lo tendría a él como lo tiene. En el fondo le amargaba no ser capaz de sobreponerse a sus más íntimos deseos: mientras estuvo Mari Pepa de por medio, nunca se le había ocurrido tener relaciones con ella- a pesar de los malos tragos vividos y las carencias sexuales pertinentes -, pero fue firmar el papel del divorcio y parece como si se hubiese levantado la veda, desde ese momento comenzó a mirarla con otros ojos. Y por si no era bastante sufrimiento, ahora resulta que les tocan los cupones que le compraron por casualidad al vendedor, que se los ofreció mientras tomaban café, y no se les ocurre otra cosa que irse de viaje, nada menos que a Buenos Aires, que está...pues donde tiene que estar, en América del Sur. Sabía de sus inclinaciones hacia Julia pero nunca pensó que se encontrase a un paso de poner su nariz cerca de su escote. Era demasiado, ¿cómo salir de este lío?. Armando sabiendo que había sido muy brusco, quiso compensar y le propuso a Julia que entre las dos le buscasen una solución a su malestar sin llegarle a confesar sus auténticas intenciones. No era plan volverse a España y destrozar el viaje, así que de manera subliminal la encaminó  a una separación en base a intereses distintos, de tal manera que cada cual hiciese lo que le pareciese oportuno sin necesidad de ir juntos a los sitios. A Julia no le pareció mal, dado el cariz que habían tomado los acontecimientos y que parecían ir a peor de seguir por la misma línea. Ella no encontraba explicación a muchos detalles, pero tampoco tenía ganas de que su primera salida a un lugar con encanto, fuese a acabar de manera tragicómica. Se tragó su propia ira y le puso buena cara a la idea consensuada. Quizás fuese lo mejor. Comenzaba una nueva aventura.

lunes, 1 de octubre de 2012

Curiosidades


312 Este fin de semana me ha dado por echar cuentas, ¿de qué Alba?, del tiempo que llevamos en esta casa, ¿te lo encargó D. José, ¡que va, que va!, ha sido por curiosidad nada más, resulta, Gon, que aquella lejanísima entrada de nuestros inicios ¿sabes a la que me refiero?, supongo que si, el tan traído y llevado lunes, ¡esa!, pues va ya por 725 visitas, cuando la segunda en el listado está tan solo con 185, ahí pasa algo raro, yo creo que si, Gon, debe haber tráfico de influencias, ¿qué más?, pues mira: resulta que después de los españoles, los americanos son los que más se dejan caer, es que están en todos lados, ¿qué buscarán?, yo que se, Gon, supongo que como allí viven muchos hispanos…pero lo más curioso no son ellos, sino los rusos ¿qué hace un ruso asomándose por la ventana de nuestra casa, si aquí lo más oriental que tenemos son las muñecas esas que alguien se dejó olvidadas, ¿qué quieres que te diga, Alba?, la guerra fría acabó ya hace mucho, ¿qué más, Alba?, que ya tenemos 69 fotos en el pasillo, ¡qué número más bonito!, ¡Gon!, ¡vale, vale! ¿y que más?, poco más que no sepas, Gon ¿viste a Trini?, a Trini, a Vero, a María y a Stella, que además han coincidido en lo mismo, ¿en qué?, en el comentario sobre la marcha de mi último relato, ¿y tú que dices?, qué veremos a ver, la “vida” da muchas vueltas, ¡ah!, pues si tú lo dices que eres el autor, tú sabrás, también ha llegado esta mañana, Ángel, habrá que atenderlo ¿no?, de eso ya me ocupo yo, Alba, no te preocupes, está bien, pues vámonos ya que ya es hora…