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jueves, 24 de noviembre de 2016
Antonio en Monolito
La revista literaria Monolito ha tenido a bien publicar el relato de mi autoría Antonio.
Les dejo el enlace
Antonio
jueves, 17 de noviembre de 2016
Aves nocturnas
Dedicado a Verónica Calvo
Lechuza Común Tyto alba
La he visto en el patio de mi casa lanzarse en pos de un
ratoncillo que merodeaba en la noche, la he visto alimentar a sus crías que
desde una grieta incrustada en un edificio silbaban reclamando su alimento y la
he visto planear por encima de mi cabeza como la cosa más natural del mundo.
Hay quién de más.
Desde mi dormitorio de un octavo piso, en las noches de
verano cogía el sueño escuchando su pitido como puntual cartero que va
entregando misivas, sin faltar ningún día. Nunca lo ví, salvo en cautividad.
Impresiona la envergadura de sus alas y la capacidad prensil
de sus garras. Me pusieron los dientes largos aquellos legendarios documentales
del inolvidable Rodríguez de la
Fuente y le he seguido la pista en las dehesas de mi tierra a
través de las egragópilas y las marcas de excrementos de las crías.
Qué bien me hacía quedar cuando de noche paseaba con mis
alumnos oyendo los sonidos del campo, a partir de la primavera, y se dejaba oír
emitiendo su caracterísco canto.
El viejo refrán que lo relaciona con el olivo es del todo
cierto, puesto que su traje le hace parecer una parte más de tan milenario
árbol. Me he llegado a tropezar con él a la altura de mis ojos y no se ha
movido. Tal es su seguridad mimética, o tal vez es que reconozca con sus
espabilados ojuelos las intenciones del naturalista.
En las noches de verano es un fiel aliado para combatir los
rigores de las noches sevillanas —si uno es dado a estas escuchas—, puesto que
en las inmediaciones del Parque del Alamillo se le puede oír con su
característico canto reclamando una pareja con la que no sentirse solo. Me lo
he encontrado agazapado en el suelo deslumbrado por los faros del coche, en
medio del campo, y por desgracia también en el arcén de la carretera victima
del progreso.
Para estar más al tanto de la vida de las aves nocturnas, nada mejor que darse una vuelta por esta página, Noctua, de la Sociedad Española de Ornitología. Merece la pena.
jueves, 10 de noviembre de 2016
Cántico
Fotografías tomadas de la red
Con motivo del Festival de Cine de Sevilla de 2016 he tenido
ocasión de ver la película sobre el grupo cordobés de poesía Cántico, del que
tenía noticias pero que sabía muy poco. El asunto es que este artículo publicado
en julio pasado en la revista digital Generación del 27 me servía de
antecedente.
'Cántico' un
documental de Sigfrid Monleón
Un artículo de
Francisco Griñán en Diario Sur
La productora
malagueña Malas Compañías ultima esta cinta que cuenta con los testimonios de
Pablo García Baena y María Victoria Atencia. En la España de posguerra todo
era cuestión de bandos. Y la poesía no lo era menos. El canon oficial lo
representaban los que apostaban por la épica y la exaltación del espíritu
nacional, frente a los que nació un movimiento más comprometido que denunciaba,
siempre dentro de unos márgenes, la situación social. Por ello, cuando
aparecieron aquellos chicos cordobeses que sembraron sus versos de esteticismo,
lo único que recogieron fue incomprensión. No estaban en ninguna trinchera,
sino que se sentían deudores de la poesía de la Generación del 27, de
Federico García Lorca y de Juan Ramón Jiménez. Siguiendo la estela de
‘Litoral’, editaron desde Córdoba la revista ‘Cántico’, que daría carta de
naturaleza a este grupo poético que, además de publicar sus obras, abrieron una
ventana a la homosexualidad literaria y dieron entrada a autores exiliados y
proscritos. «Eligieron la poesía como refugio hasta que la poca aceptación les
obligó a evolucionar y encontraron en Málaga esa libertad de la que carecían en
su tierra», relata el productor cordobés Antonio Hens que, como décadas antes
sus paisanos del grupo Cántico, también descubrió en la Costa del Sol algo más que
un lugar de residencia. Aunque en el caso del cineasta, más por motivos
profesionales que personales como ocurrió con los poetas.
“Cántico”, de Sigfrid Monleón, se estrena en la Seminci
Con posterioridad asistí
a la charla coloquio que tuvo lugar en la Casa de los Pinelos, el martes pasado con motivo
de los actos organizados por la Fundación José Manuel Lara y dentro del ciclo Poesía
en Vandalia. La pena es que Pablo García Baena no estuvo presente, tal y
como estaba previsto, pero es que la edad no perdona. No obstante fue un motivo
más para animarme a conocer a fondo a este grupo de intelectuales un tanto olvidadas
por circunstancias ajenas a la literatura y que tanto hicieron por ella.
jueves, 3 de noviembre de 2016
Visita a Cortes de la Frontera I
La llegada
Sábado, 4 de Diciembre
de 1993
Salimos de Sevilla en dos vehículos por la carretera de
Utrera para recoger a un tercer vehículo algo más adelante. Parada en
Montellano y llegada a la
Residencia donde somos recibidos por Jesús, joven componente
de la Coop. Suber,
encargada del turismo rural de la zona. Tras elegir habitaciones, nos indican
una ruta que nos disponemos a conocer.
Foto tomada de la red
Se comienza en el pueblo, bajando a la altura del cementerio, en dirección al río Guadiaro. Pronto las vistas se hacen enormemente bellas y dada la hambruna reinante, nos detenemos bajo un olivo a degustar lo que cada uno traía de su casa. La bajada se realiza por un carril ancho pero pronunciado, lo cual hacía temer la vuelta.
Se comienza en el pueblo, bajando a la altura del cementerio, en dirección al río Guadiaro. Pronto las vistas se hacen enormemente bellas y dada la hambruna reinante, nos detenemos bajo un olivo a degustar lo que cada uno traía de su casa. La bajada se realiza por un carril ancho pero pronunciado, lo cual hacía temer la vuelta.
Atravesando la carretera, se introduce el camino en un
frondoso sendero, en parte vía romana, que permite la contemplación de “la casa depiedra”: curiosa historia de un ermitaño que a principios del siglo XX tuvo
la santa paciencia de horadar en una roca una vivienda. El lugar se encuentra
abandonado, aunque los lugareños suelen dar fe de su existencia. Más adelante
se percibe actividad relacionada con la matanza del cerdo.
Foto tomada de la red
Foto tomada de la red
Llegamos a la orilla del río Guadiaro, caudaloso, sensual,
pero con bastante basura en los alrededores, aunque la presencia de vida
acuática nos tranquiliza.
Siguiendo indicaciones visitamos un horno de pan de leña y
una fábrica de muebles de castaño y pino con diseños vanguardistas.
La vuelta se convierte en prueba de fuego para los gemelos,
aunque la sopita caliente de la
Residencia reconforta el esfuerzo. En los postres visionamos
la jornada gracias a la paciencia del Sr. Carballido y al poco estamos todos
soñando con el pic-nic del día siguiente.
2º día de estancia
Foto tomada de la red
Siguiendo las indicaciones de los monitores de Suber, nos vamos hasta la estación de Cortes de la Frontera y tomamos el tren para que nos deje en Gaucín. Luego de degustar unos sabrosos churros nos introducimos en una red de túneles que nos dan idea de lo abrupto del terreno. Seguimos el curso del Guadiaro y al llegar a la estación contactamos con “El Gaspi”, curioso personaje, mitad cabra mitad joven que por dos mil pesetas nos iba a servir de guía para el resto de la jornada.
Siguiendo las indicaciones de los monitores de Suber, nos vamos hasta la estación de Cortes de la Frontera y tomamos el tren para que nos deje en Gaucín. Luego de degustar unos sabrosos churros nos introducimos en una red de túneles que nos dan idea de lo abrupto del terreno. Seguimos el curso del Guadiaro y al llegar a la estación contactamos con “El Gaspi”, curioso personaje, mitad cabra mitad joven que por dos mil pesetas nos iba a servir de guía para el resto de la jornada.
Remontando el río nos va introduciendo por unos paisajes de
ensueño donde se advierte la presencia humana, que a pesar de la humedad
prefiere las tiendas de campaña para llevar a cabo sus actividades campestres.
La vegetación es muy abundante, de gran porte y el sol calienta nuestros
cuerpos cuando nos llega, debido en parte a la carga de chaquetones que
llevamos, temiéndole al frío.
Comemos en una isla, mientras “El Gaspi” corretea por entre
las rocas como si se alimentara del aire; de la supuesta bolsa de bocadillos,
saca unas alpargatas que utiliza para chapotear por el río. Luego nos lleva
hasta la angostura del Guadiaro, objetivo de nuestro viaje, mostrándonos de
paso la charca del
moro y la buitrera. El agua presenta en estos puntos un azul intenso.
Foto tomada de la red
Nos queda para otra ocasión el paso por el puente de los alemanes o la travesía del túnel, dado que según nuestro guía era ya tarde para tales aventuras.
Nos queda para otra ocasión el paso por el puente de los alemanes o la travesía del túnel, dado que según nuestro guía era ya tarde para tales aventuras.
Podemos observar en la boca de la garganta unos aventureros
que envueltos en trajes de neopreno regresaban después de una jornada entre
peñascos y agua. Desde abajo, en el lecho del río, sin apenas agua, el ser
humano parece una diminuta criatura deslizándose por entre enormes piedras redondeadas
y de caprichosas formas.
Volvemos por el mismo camino y hasta la llegada del tren,
departimos con “El Gaspi”, un ciervo en cautividad y un decorador malaje de
azulejos, cuyo nombre prefiero no mencionar.
De nuevo el tren, villancicos, ducha calentita, cena y
relax. Una buena dormida y todos en forma para el siguiente día.
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