jueves, 23 de marzo de 2017

Día de la poesía en Venta de los Gatos



Esta semana estuve en el barrio de Las Golondrinas donde está ubicada la Venta delos Gatos, lugar inexorablemente unido a la figura de Gustavo Adolfo Bécquer. Con motivo del día de la poesía se leyeron e interpretaron sus rimas, sus leyendas y algunos otros poemas dedicados a su figura o a su obra. 



Desfilaron poetas que de una u otra manera querían dejar constancia de que la poesía está vida, que si bien Bécquer decía aquello de “podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía”, resulta que si que hay poetas y además generaciones nuevas que no olvidan su obra y que sigue siendo fuente de inspiración para muchos escritores.



Las personas de Con los Bécquer en Sevilla, junto con los vecinos del lugar y otras grupos literarios, hicieron posible este encuentro, que estuvo acompañado de música y que puso un granito más de arena en la posibilidad de que la Venta sea declarada Bien de Interés Cultural y se convierta en el centro cívico de que carece el barrio.


jueves, 16 de marzo de 2017

A volar, a volar

                        
                                            Otra ración de pajaritos para disfrute del alma

Cerceta común
Tengo que reconocer que no he tenido el placer de contemplar esta ave salvo en libros y litografías, así que me apoyo en la SEO, que dice:
Fácil de reconocer por su minúsculo tamaño —es el pato más pequeño de cuantos nos visitan— y por el vistoso diseño de los machos, en el que destaca un llamativo antifaz verde en la cabeza de color castaño, la cerceta común es una especie bastante sensible a las molestias humanas y a la alteración del hábitat. Presenta un área de distribución mundial muy amplia; en nuestro país, sin embargo, se reproduce de forma muy escasa y localizada, aunque durante el invierno su número aumenta de modo considerable.
                                                


Buitre leonado
A este si que lo conozco y además desde que tenía uso de razón, puesto que los veía llegar al muladar surcando los cielos paymogueros hasta dejarse caer, como si fueran paracaidistas sobre el lugar donde se depositan los cadáveres de los animales muertos. También los he visto, muchos años más tarde, caer como moscas víctimas del veneno con el que el hombre elimina a las “alimañas” que son contrarias a sus intereses.
Pero ahí siguen, sobreviviendo, y desplazándose con facilidad pasmosa sin mover un músculo.
                                              


Alcaudón real
Mayor que su pariente próximo el alcaudón común lo he visto en solitario, buscándose una buena altura para dominar la situación y tener controlado su territorio. Se deja ver menos, pero no deja de tener todas las características de estas especies de minirrapaces frecuentes en nuestras dehesas.
                                               


                                                      Alondra común
Siempre me fascinó esa capacidad de permanecer en el aire, en el mismo sitio, con movimiento rápido de alas y trinando al mismo tiempo. Conocida, poética y referente de las personas a las que les gusta madrugar. Una delicia.
                                                 

jueves, 9 de marzo de 2017

Íntima puerta



Este libro de 1986 fue publicado por Barro en la Colección Vasija, con el número 29
Enrique Soria Medina
Dice el autor en nota preliminar:
De los recuerdos infantiles a la exégesis trascendida de la realidad cotidiana, parándome en el eterno Asunto, así urdí esta colección artesana de poemas que gracias a la munificencia del Grupo “Barro” y a la oportuna ayuda financiera de la Junta de Andalucía, se hizo posible que saliera a esa larga y poco concurrida calle de las publicaciones poéticas.
Estos tres poemas, pertenecen a ese libro.
Patio de un monasterio
Olmos directos, ápices del cielo.
Pozo yerto. Paisaje de la yedra;
agua sonriente en plenitud de piedra,
parda geometría de alado vuelo.

Leve ocre de ancho desmedido,
razas de volutas fantasmales,
a las ubres de un viento desabrido
ciñe un aura de yesos ojivales.

Aquí Helios en una lengua impasible.
Violó la losa y descompuso el eco
la pisada de nueve corazones.

¡Oh patio de la libertad posible!
Para las almas de hontanar reseco
antífonas en gregorianos sones.

Por que escribo versos
Poemas creados en la encrucijada
de saber lo que escribo y para quién:
dolor, dioses, campo, árbol, amada,
que más da si la lira es mi sostén.

Si yo he cantado a las podridas rosas,
si los cierzos del alma en mi fenecen,
si las alas de Amor con mi hambre crecen,
callen los ecos de las otras cosas.

Para el otoño no quiero otro cielo
que la señal de un astro fugitivo
y la lenta prisión de una cuartilla.

Yo sabré encontrar con mi pluma el vuelo
de un verso que será definitivo
cuando del Rubicón pase la orilla.

En el centro de la plaza
La vi en el centro de la plaza,
diosa del aire, con el rostro leve
y un carbón derretido bajo las pestañas.

Herví de ansia, y mudo, intenté blandir el cielo.
Ella me indicó, abierto el fruto
de su mirada, donde estaba el deseo.

No hallé la rama, y el árbol
se consumió en una colina invisible.

Anduve, ya sólo, y ella se quedaría
en la anécdota de este poema.

¿Existió la plaza?
             Si el aliento
del árbol consumido.