jueves, 26 de abril de 2018

Progresión regresiva



De pequeño, en mi pueblo, hacíamos cola en la fuente para llenar el cántaro de agua. Luego llegaron los embalses y el agua brotó en el fregadero como por arte de magia. Ahora vivo en la ciudad y contemplo con asombro mi vuelta a la niñez.

jueves, 19 de abril de 2018

Mustélida



Publicado en 1979 en la Colección Vasija, del grupo Barro.
MUSTÉLIDA en nutria en un río, es ave en vuelo perseguido, es vela en alta mar, es libertad serena, es lucha sin rencor, es batalla sin sangre del hermano, es pueblo, es sueño, es esperanza, es rabia y es amor, es seno y trenza, es mujer y reposo... Eres tú mismo persiguiendo ilusiones que se escapan, huyendo delante de tus ojos cuando leas.
Pedro Arnaiz Tejada

Mustélida fue cuando pequeña un árbol,
porque creció desnuda de cuerpo en primavera.
Mustélida es como un surco de espumas.
¡Oh! reprimida fuerza de galerna su boca.

Estrella que iniciaba su ruta en las galaxias
para poder un día bombardear el hambre
y poner parabrisas al llanto de su pueblo,
abocado hacia el mar inmenso de la tierra.

Porque la tierra seca guarda un mar en su vientre,
una balsa infinita de sudores y llantos,
que perdieron el filo de las negras raíces,
y entonces subterráneos, sostienen pueblos muertos.

Por eso ella lo busca,
confundida en la rosa.
Estrellando en la nube relámpagos de lluvia.
Queriendo abrir el libro de sus manos vacías,
para que todos lean la furia de sus uñas,
el tacto de sus dedos, el calor de su carne.

Por eso ella lo busca
y lo encuentra en la brisa,
y lo describe a gritos, escribiendo en paredes;
y lo demuestra en medio
de la fuerza del orden.
Apedreando vidrios,
picando la verdad con los dientes,
lo mismo que una bomba de mano,
rápidamente al aire.

Mustélida social.
Diana de mis flechas.
Arco de mis silencios.
Vencejo de mis haces.

Trepadora de árbol
donde anidan los sueños.
Peine de arar besanas.
Red de pescar instantes

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Disparada al amor como un suspiro
que, atravesando besos y caricias,
hace la vena río navegable.

jueves, 12 de abril de 2018

Sentirse arropado


Sentirse arropado a la hora de presentar un libro es una de las grandes satisfacciones que se puede llevar el escritor, independiente de lo que más tarde le espere al propio libro.



Los amigos, la familia, los compañeros de letras, los conocidos, el despistado que se cuela en el salón porque le gusta estar un rato sentado escuchando lo que allí se diga.



 En fin, toda esa maraña humana es lo que conforma la representación que ante si tiene el autor.



Hay casos y casos, claro está, pero en el mío al que no acude un periodista ni por equivocación, no está presente ningún oteador del mundo editorial ni siquiera por tomarse un refresco al finalizar el acto, ni se me ha dado aún la posibilidad de que algún desconocido me pregunte por qué escribo o a dónde quiero llegar, me sirve de gran consuelo contemplar a esas caras tan circunspectas a las que miro con gratitud y serenidad porque en el fondo y , a pesar de algunos nervios iniciales, lo único que me juego es que todos el mundo salga satisfecho del rato que hemos pasado juntos.



Una gran tarde, la vivida el pasado lunes, con ocasión de la puesta de largo de Breviario para tardes de lluvia, de las que animan a seguir en el tajo, a no abandonar lo que tanto amo, cual es sentarme en la mesa de mi escritorio y comenzar a contar historias más o menos noveladas de aquello que me rodea.



El formato es lo de menos, a veces surgirán en forma de poemas, otras de relatos, otras de micros e incluso hasta de novelas.






 Pero es lo de menos, ya digo, lo interesante es estar con la pluma siempre dispuesta para rellenar la hoja en blanco.

jueves, 5 de abril de 2018

Va por ustedes



En días tan importantes como el que tengo a la vista, uno no deja de acordarse de aquellos amigos conocidos a través de las ondas con los que nunca he tenido la oportunidad de intercambiar algunas palabras ni haberles proporcionado un abrazo que no sea virtual. Hay un océano de por medio, en la mayoría de los casos ¿verdad tocayo Valle, verdad Araminta, verdad Nora, verdad Mucha, verdad Martha, verdad Reinaldo, verdad Alfredo...?, o quedándome más cerca todos aquellos que desde las distintas comunidades que conforman nuestro país mantenemos una relación literaria desde hace muchos años. De todos me acuerdo a la hora de mostrar en público el nacimiento de este quinto hijo en forma de libro que nadie se me asuste, que uno ya no está para otros trotes, del que espero que disfrutéis tanto como yo lo he hecho en el proceso de creación. Se que los más cercanos van a estar presente porque así me lo han hecho saber, así que a través de ellos personificaré mis abrazos para el resto. Yo lo quiero vivir de esta manera, haciéndolo extensivo a toda las personas que durante tanto tiempo hemos estado compartiendo nuestros escritos. Ya sabemos el trabajito que cuesta hacer posible esta realidad, por eso cuando llegan días de este calibre la emoción puede conmigo y la imagen de cuanto compañero de las letras he ido conociendo la tengo muy, pero que muy presente.
Va por ustedes, compañeros.